Capítulo 15

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Cuando alguien sacudió mi hombro, mi cuerpo respondió al llamado de ese toque y mis ojos se abrieron casi de inmediato. Parpadee varias veces hasta reconocer el espacio donde me encontraba.

Sábanas blancas de hospital, y una camilla, pensé.

Entonces caí en la cuenta y alcé la vista, encontrándome con ojos azul lapislázuli, los cuales me miraban de manera confusa. Me dolía la espalda porque me había quedado dormida en el banco metálico.

Ni siquiera tuve tiempo de recomponerme cuando dedos cálidos se enrollaron en mi brazo y me atrajeron hacia a sí mismo. El rostro de Fletcher y el mío quedaron tan cerca que solo tendría que agachar un poco la cabeza para besarlo. Al mirarlo, pequeñas llamas azules ardieron en sus ojos.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Moore? —preguntó con reproche.

Tragué y lo miré a los ojos.

—Lo siento, supongo que me he quedado dormida.

—¿Y no pudiste hacerlo en tu cama? —frunció el ceño y su mandíbula se tensó— ¿Qué estás haciendo aquí, Annabeth?

—Yo... Marjorie me pidió que cuidara de ti, así que lo hice. No tenía planes de quedarme dormida junto a ti.

Su cuerpo se sentó cuando se alzó un poco contra la almohada, una mueca de dolor apareció en su rostro. Ya podía jurar que había olvidado lo de la herida de bala, y sobe todo quien le había estado ayudando. Había pasado todo el día dormido y ahora se encontraría con ese inconveniente.

—¿Por qué Marjorie le pediría algo como eso a una persona como tú? —El modo en que lo dijo provocó que quisiera largarme de esa sala, pero me controlé a mí misma sabiendo que no llegaría a ninguna parte si me ponía del todo a la defensiva.

Tomé una pequeña respiración y mis hombros cayeron en derrota.

—Fletcher, soy estudiante de enfermería, se cómo cuidar personas —le dije—. Te hice un favor al cuidarte.

Esbozó una falsa sonrisa.

—Que bien, Annabeth. Gracias por la atención, pero ya te puedes ir —Ni siquiera encontré algún tipo de real agradecimiento

Mis labios se separaron de par en par con indignación, y luego terminé bajándome de la silla. Era todo injusto, él era injusto. Me había ofrecido a cuidarlo y él solo rechazaba mi ayuda.

—Tienes razón, Fletcher. Discúlpame por haber intentado salvar tu trasero en la batalla, y por ser lo suficientemente estúpida como para preocuparme por ti cuando nadie más lo haría. Definitivamente hubiese sido tan sencillo dejarte morir. ¡Al menos así nadie te extrañaría!

Él entendimiento cruzó por su rostro y entonces vaciló.

—¿Pero qué mier...?

—¿Y sabes qué más? Yo no te cuidaré. ¡Eres un auténtico pedazo de mierda! —exploté.

Mi enojo consumió todo a su paso, dándome las suficientes fuerzas como para caminar de regresó hasta a mi habitación. Ni siquiera me preocupé en mirar atrás cuando salí.

***

La práctica hace al maestro, eso lo tenía más que en claro, siempre lo había escuchado por parte de Ava. Ahora que me encontraba en mi habitación con el piano enfrente de mí, no dejaría de tocar. Analicé la canción que tocaría. Con suerte, hoy era viernes, hoy me presentaría al evento de Ava que sería en el comercial. Me sentí muy nerviosa al respecto.

Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora