Capítulo 5.

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-¡Mimi!- grité, intentando llamar la atención de mi tía que me llevaba algunos pasos de ventaja, pero gracias a mi buena condición física cada vez me encontraba más cerca de ella. Esta se dio la vuelta y se detuvo apenas me escuchó y miró como corría hacia ella, jamás me había sentido tan lleno de adrenalina, corría aún más rápido y velozmente sujeté a mi tía en un abrazo, aunque ella no me lo respondió, supongo que estaba muy confundida como para hacerlo. 

   La elevé un poco del suelo y comencé a darle vueltas a su pequeño cuerpo hasta que me sentí lo suficientemente mareado. Volví a colocarla en el piso y esta parecía aterrada, más despeinada y súmamente mareada, lo que solo me hizo soltar una sonora carcajada. A vista de que parecía ser que Mimi no me reconocía me decidí a hablar yo primero -¿No me reconoces?- le pregunté, esta pareció meditar un poco la respuesta, a pesar de que solo lo pensó unos segundos yo me desesperé y retomé la palabra -Tía, soy yo, Johnny Boy- le dije con una sonrisa, y a esta de inmediato se le iluminaron los ojos. 

   -¿John?- preguntó con la voz un poco temblorosa mientras se llevaba las manos a la boca -¿Alguna vez haz visto a alguien igual de guapo- ironicé, haciendo reír tímidamente a mi tía, que rápidamente me envolvió en otro abrazo que amenazó a mis ojos con comenzar a llorar. Mimi se separó de mi y me miró de arriba a abajo -Haz crecido mucho, Johnny- contestó un poco nerviosa -Incluso tienes barba- esta pasó su delicada mano por mi barbilla rasposa a causa de la barba que me había salido en estos días en altamar. 

   Al sentir su piel tan suave contra la mía fue imposible seguir conteniéndome y comencé a llorar -Guarda esas lágrimas para mi funeral, John- me ordenó severamente, haciéndome reír, había extrañado sus regaños -Quiero ver a mi madre y a mi tío George- le dije después de secarme las lagrimas, aunque rápidamente el rostro de mi tía se tornó triste y siniestro -¿Que pasó con ellos?- pregunté pensando lo peor -Tu tío George esta muerto...- susurró Mimi con la mirada gacha, pero rápidamente recuperó su postura de mujer valiente que tanto admiraba.

   -¿Y mi mamá? ¿Donde está mi mamá?- por un momento me pareció escuchar en mi al mismo pequeño John que despertaba por las noches sumido en una hamaca en el camarote de un barco de mala muerte, por un momento me volví a sentir como un niño inocente que solo esperaba que le dijeran que su madre estaba a su lado -No te preocupes por ella Johnny, ella vive conmigo- de inmediato me alivié por completo al escuchar esas palabras, quizá fue un poco egoísta no preguntar por mi tío, pero ciertamente me hubiera sentido peor si hubiera sabido que mi madre había muerto sin verme regresar. 

   -Vamos, seguro que quiere verte- me ordenó Mimi mientras enderezaba su postura -Claro que si- sonreí y me puse a un lado de ella, esta sujetó mi brazo y comenzamos a caminar -¿Porque no habías regresado antes?- preguntó mi tía una vez que dimos la vuelta en una calle -Mi padre no nos lo permitío, tía. Quería alejarse de Liverpool y lo logró, pero bueno, yo tenía una promesa que cumplir- me encogí de hombros mientras sentía como mi tía me miraba -Me regaló un bote que ganó en una apuesta, y bueno, supongo que él sabía que yo quería volver, de otra forma supongo que lo hubiera vendido o algo así- 

   -No lo creas así, John. Alfred Lennon no es un buen hombre, y dudo que haya echo eso por una buena voluntad, prefiero creer que es un estúpido- logré apreciar el gran rencor que mi tía le tenía a mi padre en tan solo esas palabras y la forma en la que escupió su apellido -No creo que él sea un mal hombre, Mimi- repliqué -¡¿Que no es un mal hombre?! ¡John, no te engañes! Le pidió a un niño de cinco años que decidiera con quien irse, te llevó lejos, no permitió que te educáramos ni que te viéramos crecer, te alejó de tu madre y ni siquiera es tan hombre como para volver y enfrentarla ¿Esa es la descripción de un buen hombre?-

    Punto para Mimi. -Bueno, de igual forma yo no quería estudiar, creo que las instituciones no son para mi. Lo que yo quiero es ser un músico- dije completamente orgulloso, a lo que Mimi solo respondió con unas carcajadas cargadas de ironía, como jamás las había escuchado -John, una guitarra no te dará de comer, te lo aseguro- estaba a punto de replicarle a Mimi en cuanto dimos la vuelta para ingresar en una casa idéntica a las demás, pero que tenía algo especial en ella: la mujer que estaba sentada en el pasto plantando. Mi madre. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora