Capítulo 16.

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-¡Ya me voy, mamá!- grité mientras me ponía una bota completamente apurado, me había vuelto a quedar dormido mientras practicaba los ejercicios que Paul me había dado -Saludas a Paul de mi parte!- gritó desde la cocina, haciéndome sonrojar, pero no tenía tiempo para ello. Corrí hasta la parada del autobús y abordé rápidamente. 

   Gracias al cielo había un asiento disponible, así que me senté y comencé a mirar las casas que ya reconocía perfectamente. Habían pasado ya cuatro días desde que Paul y yo nos habíamos dicho lo que sentíamos, y tal y como se lo había prometido, he ido por él todos los días al colegio de arte donde trabaja. Es mucho peor de lo que esperaba. 

   Siempre esta rodeado de molestas adolescentes que enroscan su cabello en su dedo o hacen ruiditos extraños, ni siquiera les importa que yo esté o no presente, aunque bueno, según Paul solo somos amigos, pero tengo un plan para alejar al montón de adolescentes que se le pegan como moscas. Bajé justo afuera del imponente edificio que conformaba la escuela de arte de Liverpool. 

   Ya era la hora de la salida, todos los alumnos salían con enormes mochilas, guitarras, bañados de pintura o con una enorme cara de querer matar a alguien. A lo lejos logré divisar la cabellera negra de Paul acercarse a la salida; a decir verdad no era muy difícil identificarlo, ya que siempre tenía por lo menos 10 cabelleras rubias o pelirojas alrededor. Me acerqué como pude al chico y lo saludé. Parecía un poco fastidiado. 

   -Hola John- contestó intentando disimular su llamada de auxilio para que nos alejáramos de ahí lo más rápido posible -Hola amor- Paul abrió los ojos como platos, al igual que sus alumnas. Me acerqué al chico y le di un beso en la mejilla, haciéndolo sonrojar. Tomé su enorme portafolio y la funda de su guitarra y las cargué -Espero que no les moleste que me lleve a su profesor a hacer cosas más interesantes- les dije a sus alumnas, que parecían horrorizadas con mis palabras. Tomé a Paul de la mano y lo arrastré conmigo hacia la calle. 

    Paul de inmediato comenzó a reír -Gracias por sacarme de ahí, amor- sentí como mi estómago se vaciaba al escucharlo decirme así, sabía que ambos estábamos jugando, pero fue demasiado adorable ser llamado así -¿Iremos al barco a ensayar?- preguntó el pelinegro una vez que notó que estaba demasiado apenado como para contestar algo sensato. Al escuchar las palabras de Paul caí en cuenta de que debía de encontrarme con mi padre en dos días en Francia, y por lo menos me haría día y medio de camino hasta allá. Debía de irme mañana por la mañana. 

   Miré a Paul por un segundo... y una idea loca surgió en mi mente -Claro, vamos al barco- sin devolverle las cosas a Paul, ambos comenzamos a caminar en dirección al puerto. Mientras escuchaba los cuchicheos de todos los alumnos que nos veían pasar. 





Subimos al barco y Paul sacó la guitarra de su funda -Tengo un plan mejor para hoy- le dije -¿Que te parece si por fin damos ese paseo que te prometí?- Paul me miró un momento, sonrió y asintió con la cabeza, completamente emocionado. Prendí el barco y logré sacarlo del puerto. Paul estaba mirando emocionado por la borda -¡Oye! ¿No quieres conducir?- le pregunté, haciendo que este de inmediato levantara la vista y corriera hacia donde estaba -¿No te preocupa que lo estrelle contra algo?- 

    -Para nada, porque yo te voy a ayudar. Colócate aquí- puse a Paul entre el timón y mi cuerpo y logré ver como se tensaba, haciéndome esbozar una pequeña sonrisa malvada -Mira, solo debes de tener fuerza para hacer que no se vaya a cualquier otra parte- Paul colocó sus manos sobre el timón y batalló un poco para poder estabilizar el barco, pero lo logró. 

   Ahora estábamos bastante alejados del puerto, pero no lo suficiente como para entrar a mar abierto. Paul lucía encantado conduciendo el bote; me acerqué aún más a él y le susurré en el oído -Intenta girarlo a la derecha- este asintió un poco nervioso y giró el bote. Estábamos tan cerca que podía oler su aliento, lo que solo lograba tentarme más. Acorté definitivamente la distancia entre él y yo y quedé pegado a su espalda. 

    Recosté un poco mi barbilla en su hombro y logré sentir su respiración completamente agitada, lo que solo me hizo sentirme más seguro -No eres malo en esto- le dije, haciendo que sonriera. Le di un pequeño beso en la mejilla, muy cerca de sus labios, y este me tomó del cabello -John...- suspiró -Si vas a hacerlo hazlo ya- me pidió, claramente sabía mis intenciones. Giré al chico para que quedara contra el timón y miré detenidamente su rostro, tenía sus ojos verdes completamente brillosos, y temblaba como gelatina. 

   Miré su pequeña nariz rosada que inhalaba y exhalaba aire rápidamente, y miré los pequeños labios entreabiertos del chico. Sonreí y me acerqué lentamente a ellos, hasta sentir como su calor y el mio se fundían. Lo tomé de la cadera y lo pegué a mi cuerpo, este enroscó sus dedos en mi cabello y comenzó a besarme lentamente, a decir verdad sus labios eran demasiado suaves, muy dulces, y con un sabor alucinante. Besaba bastante despacio, besó cada milímetro de mis labios con suma paciencia, dándome el beso más tierno que jamás alguien me pudo haber dado. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora