Capítulo 39.

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Amanecí con Paul sujeto a mi pecho fuertemente, tenía sus piernas enredadas en las mías y los ojos cerrados fuertemente -Paullie- susurré, sabiendo que Paul no estaba dormido, estaba apretando mucho los ojos como para estar durmiendo realmente -Amor, despierta- volví a susurrar, acariciando su cabello -No, todavía no es de día- contestó, aferrándose más a mi. Solté un suspiro. -Paul, sabes que no vas a poder evitar que me vaya- le dije, sin obtener repuesta. Me quedé en silencio un momento, disfrutando de la sensación que me brindaba Paul. 

    -Bien, está bien- admitió al fin, separándose de mi. Este comenzó a buscar sus calzones en el piso, bajo mi atenta mirada. Amaba su espalda, y amaba ver su trasero moviéndose de un lado a otro por todo el camarote. Miré la mordida que estaba sobre su hombro, y sonreí al recordar la escena de sexo que habíamos montado anoche. Paul si que había disfrutado nuestra última noche juntos. 

    -Me rasguñaste toda la espalda- me quejé al sentir el ardor en esta, haciendo que este se sonrojara -Tú me mordiste, estamos a mano- argumentó Paul, mirándose al espejo. Sonreí un poco y me puse de pie de la cama. -¿Estás seguro que no puedes venir conmigo?- susurré, colocándome detrás de este -Sabes que no, Johnny, debo de quedarme con mi papá- solté un suspiro -Demonios, al menos lo intenté- musité, separándome de su cuerpo. Comencé a vestirme lentamente, a pesar de que había cambiado mi ropa de marino por unos pantalones de cuero y camisas negras, esta vez tuve que volver a ponerme los jeans rasgados y mi camisa blanca, junto con mi chaleco negro y mis botas. 

   Verme al espejo vestido de esa forma era demasiado extraño, parecía que estaba frente a un John que no era yo, el antiguo yo que debía de volver al océano. Solté un suspiro y me peine solo un poco, mi cabello había vuelto a ser muy largo, pero de cualquier forma Ringo había diseñado unos peinados para nosotros cuatro, y nos veíamos muy bien. -Vamos ya, Johnny- me dijo Paul, colocando una pequeña sonrisa falsa. Tomé la última maleta con las cosas que Paul había empacado y ambos subimos a la cubierta. 

   -¡Paul! ¡John!- escuché que nos gritaba George desde la orilla, y este venía acompañado de Ringo, ambos llevarían a Paul de vuelta a su casa, en el coche de Ringo. Sonreí ligeramente y saludé a nuestros amigos -Dame eso, lo llevaré al coche- se ofreció George, tomando el equipaje de Paul. Este comenzó a morder su labio fuertemente, y a balancearse de un lado a otro, sabía que quería decir algo. -¿Cuanto tiempo dices que te irás?- preguntó Ringo, con su típica sonrisa. -Dos meses, quizá dos y medio, todo dependerá del clima- 

   -Lo vamos a cuidar bien, lo prometemos- me dijo George, poniendo su mano en el hombro de Paul -Eso espero, los mataré si le pasa algo- mi chico soltó una pequeña risa -¡Oye, Lennon! ¿Vas a zarpar?- me gritó un marino desde el extremo de su barco -¡Si, a América!- contesté -¡Recuerda que es de mala suerte salir con un barco sin nombre! ¡En especial con este clima!- 

   Después de eso le pedí un poco de pintura negra al marino, y bajé con cuidado por la popa del barco hasta donde iba el antiguo nombre de la embarcación. -¿Qué estás haciendo, Johnny?- preguntó Paul, asomándose por la borda -¡Le pongo nombre!- contesté, concentrado en hacer las letras grandes y parejas. Cuando terminé sonreí un poco por mi esfuerzo y volví a subir a la cubierta, donde George y Ringo estaban jugando con el timón. 

   -¿Como se llama el barco, John?- preguntó George -Paulline- contesté con una sonrisa, haciendo que Paul se sonrojara -¿Por qué demonios Paulline en lugar de Paul?- cuestionó Ringo -Porque se les pone nombre de mujer, tarado, pero igual suena bien- me encogí de hombros. 

   -Bien, tenemos que irnos ya, es mejor que salgas ya- recomendó George, mirando como el cielo comenzaba a oscurecerse. -¿Nos darían un momento, chicos?- les pregunté. Estos rápidamente asintieron y salieron del barco, y Paul por fin borró su sonrisa y se abalanzó contra mi. -No quiero que te vayas- musitó, aferrándose a mi pecho -Estaré aquí antes de que te des cuenta, te lo prometo- el chico soltó un suspiro y asintió -Ten mucho cuidado, Johnny- me pidió. 

   -Sabes que si- contesté. Este me dio un pequeño beso en los labios, lo suficientemente corto para que nadie nos viera, y comenzó a caminar fuera del navío. Solté un suspiro y me acerqué hasta el timón, prendí el motor del barco y comencé a sacarlo del puerto. Solté un suspiro y giré la vista hacia tierra, donde Paul seguía parado, mirándome fijamente, y aún a pesar de que estaba alejándome más y más de él, podía darme cuenta que quería llorar. -¡Paul!- grité, caminando un poco hacia la borda -¡Te amo!- 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora