Capítulo 34.

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*Una semana después*

Estaba esperando a Paul afuera del colegio de arte, con mi guitarra en la espalda y la posición más masculina que podía colocar un hombre al que todos los estudiantes ya reconocen como el novio del profesor de música, aunque bueno, ni siquiera yo estaba muy seguro de ser el novio de Paul. 

   Había pasado toda la semana planeando la cita romántica que tanto me pedía Paul, aunque sin mejores resultados de que el plan de preguntarle acerca de si quería ser mi novio. George me había ayudado un poco con eso, aunque estaba más ocupado ayudando a Ringo en el salón de belleza. Si, si lo preguntan, a Ringo le gusta George. 

    -Hola Paullie- saludé al pelinegro, que se acercaba cargando una pila de hojas con muy mala cara -¿Todo va bien?- le pregunté, no era usual verlo de ese humor -¡No! Esos mocosos idiotas no paran de hacer bromas acerca de mi- contestó enojado -¿Quieres que los golpee un poco?- pregunté, haciendo que Paul soltara una carcajada -Claro, así perderé mi trabajo y podremos dedicarnos cien por ciento a tocar en las calles para conseguir un poco de comida- 

    Paul se había ido a vivir conmigo, ahora nuestro hogar constaba en cuatro paredes sumergidas en el océano, y nuestro reloj el canto de los marinos que zarpaban o que arribaban al puerto, a veces me preguntaba como era que Paul lo soportaba, los primeros años que yo estuve en altamar era una completa tortura el olor a sal y a sudor. Tomé las cosas de Paul y las cargué, mientras nos encaminábamos hacia la parada del autobús. 

   -¿Practicaste los nuevos acordes?- me preguntó Paul -Si, ya domino todos- contesté con orgullo. Estaba muy feliz por por fin poder tocar más de quince canciones en menos de dos semanas, mis dedos ahora tenían callos, y dolía demasiado moverlos, pero amaba la sensación de poder tocar música. -Genial, porque hoy me ayudarás a calificar exámenes- 

   ¡Oh, mierda, no! ¡Hoy era mi plan de la cita romántica!

   -¿Qué te parece si mejor dejas el trabajo para luego y hoy salimos a dar una vuelta?- le pregunté -Sabes que no puedo, John. Bastante tengo con desvelarme contigo todas las noches- una de las cosas buenas de que Paul viviera conmigo era el sexo, teníamos sexo a todas horas, sin importar nada, ya que nadie nos podía interrumpir -Demonios- musité -Si quieres puedes ir a ver a tu madre, seguro que te extraña- 

    Paul y yo subimos al autobús y solté un suspiro -No, me quedaré a ayudarte a tu trabajo- contesté con resignación. Ahora tendría que llamar a George para cancelar la cena que habíamos planeado -¿De verdad?- preguntó Paul con una sonrisa -Claro, no tengo nada mejor que hacer- pasé mi brazo por los hombros de Paul y lo atraje hasta mi pecho, y nos quedamos así durante el resto del viaje. 

    El resto de la tarde Paul y yo nos la vivimos entre cientos de papeles llenos de respuestas sobre tiempos musicales y preguntas de lo más fáciles, pero no solo se trataba de calificar exámenes, si no también teníamos que soportar los comentarios de los estudiantes que se creían demasiado graciosos y escribían en letra grande MARICA. 

    Para cuando el sol comenzaba a meterse, Paul parecía deprimido por todos los mensajes de odio que habíamos leído en los exámenes. Este se recostó en el escritorio y soltó un suspiro, arrojando su pluma lejos de él -¿Estás bien?- le pregunté, acariciando su cabello. -Si, solo quiero descansar un poco- contestó este, soltando un suspiro. Seguí acariciando su cabello hasta que este se quedó dormido sobre el escritorio. 

    Sonreí ligeramente y con mucho cuidado tomé su cuerpo y lo llevé hasta la cama. Este se revolvió un poco entre las sábanas y abrazó fuertemente la almohada. Miré el escritorio y solté un suspiro al notar que aún hacían falta una muy buena cantidad de exámenes, pero no podía permitir que Paul fuera regañado en su trabajo por no terminarlos todos, así que seguí calificándolos todos y cada uno, desechando los comentarios ofensivos y colocando buenas notas a los alumnos que parecían ser amables. 

     No fue si no hasta la madrugada que los ojos me picaban que terminé de evaluar a todos los alumnos de Paul. Sonreí satisfecho con mi trabajo y apilé todas las hojas sobre el escritorio. Ese día entendí que habían muchas formas de demostrar amor, y definitivamente, yo estaba enamorado de Paul hasta lo más profundo de mi ser. 

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Todas se quejan de porque no he decidido narrar las escenas de sexo, así que se los explicaré: ¿Recuerdan el capítulo 21, donde venía el sexo más explícito del mundo y nadie comentó? Bueno, esta es mi venganza. 

¡Les dije que querrían más lemon y yo las mandaría al carajo! *Ríe malvadamente*

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora