Capítulo 6.

1.2K 203 40
                                    

Había soñado con reconciliarme con mi madre desde que mi papá me subió a su maldito bote, cada día, a todas horas, yo solo podía imaginarme como sería que nos volveríamos a encontrar o si es que lo haría. Pero ahora que estoy frente a ella solo puedo paralizarme; es igual de bella que como la recordaba aunque ahora le encontraba más parecido a la tía Mimi, no había notado que su cabello era igual, sus ojos siguen siendo amables y llenos de amor, y la paciencia con la que riega su planta me cautiva. 

   -¿Que esperas? Ve- me ordena mi tía dándome un pequeño empujón que me hace tropezar y llama la atención de mi madre que hasta entonces no me había visto, ambos hacemos contacto visual y logro ver como se tensa ante mi mirada. No se que hacer. Es como cuando pasas demasiado tiempo planeando cada detalle de algo y al final nada sale como lo esperabas -¿John?- pregunta esta mientras se levanta lentamente del pasto, como si temiera que yo fuera a desaparecer en cualquier mal movimiento que de.

   -Mamá- susurro y parece que en ese momento mi cuerpo vuelve a recuperar la movilidad así que aprovecho y doy pasos rápidos hacia donde se encuentra perpleja, no me espero más y la abrazo fuertemente, paso mis brazos por su cintura y la pego a mi cuerpo. No quiero soltarla para nada en el mundo. Hundo mi cabeza en su cabello que como siempre esta increíblemente suave y posee un olor tan agradable que te hace saber que ahí esta mi hogar. 

   Me separo de ella para poder contemplarla y grabar su sonrisa en mi memoria, esta tiene unas pequeñas lágrimas asomando por sus hermosos ojos, pero se que no las dejará salir, es igual de testaruda y orgullosa que Mimi. Esta pasa sus manos por mi cabello y me sonríe -Creciste mucho- me dice, ahora soy mucho más alto que ella, además de que el tiempo en el mar me ha creado una musculatura que me hace ver más rechoncho de lo que de verdad soy. 

   -Perdóname- es lo primero que le digo, y lo único que me importa en este momento; ella solo sonríe levemente y coloca sus dos manos en mis mejillas, choca su frente contra la mía y me mira directamente a los ojos -Te amo, hijo. Por supuesto que te perdono- comienzo a llorar en cuanto ella termina de decir la última sílaba, eso era todo lo que necesitaba para poder vivir en paz -Yo también te amo, mamá- esta me sonríe y se separa de mi -Debemos de pasar a la casa, a Mimi no le va a gustar que montemos un espectáculo aquí- ni siquiera me había dado cuenta de que Mimi ya no estaba afuera con nosotros. 

   Mi mamá me toma de la mano y me guía hacia la puerta como si fuera un niño pequeño, pero de cualquier forma no la suelto. Ahora me siento como el pequeño John que lo único que necesitaba era a su madre. Ambos entramos y nos sentamos en la mesa de la casa de Mimi, que sigue teniendo ese aspecto tan pulcro que tenía antes de que me fuera. Recuerdo que mi tío George siempre me había regañado por manchar la tan amada mesa de madera noruega de mi tía. 

   -Ni siquiera se como empezar...- murmura mi madre mirándome seriamente -Lamento no haber podido venir antes, mi papá tenía estrictamente prohibido los viajes a Livepool y pude haber seguido años así si no me hubiera regalado mi bote- le explico a mi mamá que niega con la cabeza con una pequeña sonrisa -No te preocupes, sabía que Alfred no daría su brazo a torcer tan fácilmente, pero de cualquier forma no quiero hablar de ese... hombre- puedo notar el rencor que mi madre le tiene a mi padre, pero no digo nada más y decido dejar que ella escoja el tema de conversación. 

   -Dime como lograste dar conmigo- me pide mi madre -Bueno, fue un poco difícil, llegué a Liverpool hoy en la mañana e intenté vender algo para poder comprarles algún regalo pero no tuve mucha suerte... Por la tarde me di por vencido y recordé el camino de vuelta a casa, pero ya no estabas ahí. La mujer que vive ahí me ayudó mucho, ella dijo que te habías mudado con mi tía aquí porque te habías cansado de esperarme- fue inevitable no deprimirme ante la idea, pero nuevamente el contacto de la mano de mi madre con la mía me sacó de mis pensamientos. 

   -¿De verdad te dijo eso?- asiento con la cabeza -No vivo con Mimi porque me haya cansado de esperarte, si no que después de la muerte de tu tío ella se sentía muy sola y yo también, así que decidimos que sería una buena idea vivir juntas- explica mi madre, yo solo asiento con la cabeza y continuo con mi relato -La viejita dijo que ahora vivían en Mendips, pero no sabía donde quedaba eso, y un chico me ayudó...- sonrío involuntariamente al recordar a Paul y mi madre no tarda en darse cuenta de ello -Cuéntame más sobre ese chico- me pide con una sonrisa cómplice, se nota mucho que me conoce bastante bien. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora