Capítulo 1.

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Cuando tenía 5 años tomé la decisión más difícil y dura que jamás pude haber tomado, pero déjenme explicarles.

    Mi nombre es John Winston Lennon Stanley, hijo de Julia Stanley y Alfred Lennon. Nací el Liverpool, Inglaterra. Durante mis primeros 5 años viví una vida completamente normal para las personas de Liverpool que tienen por padre a un marino; mi padre iba y venía a casa, regresaba al mar, estaba unos meses fuera de nuestro hogar y cuando volvía tenía cientos de cosas nuevas que había adquirido en el nuevo continente, en América. Por supuesto que mi madre terminó por cansarse de que mi padre nunca estaba, así que le pidió que tomara una decisión: El océano o su familia.

    —Julia, los hombres de mar le pertenecen al mar— le contestó a mi madre —Alfred, estoy cansada de que nunca estés en casa. John necesita a su padre— como ya había dicho, yo tenía 5 años, pero a pesar de mi corta edad podía entender qué era lo que estaba pasando a mi alrededor.

    Me encontraba bastante inquieto por toda la tensión que se sentía en el lugar, pero mi madre tenía razón, cuando mis amigos me preguntaban por mi padre yo siempre tenía que contestar: Ya volverá, y me traerá cosas geniales de América.

     —¡Si tanto me necesita podría venir conmigo!— reclamó mi padre, dándole a la mesa un golpe lo bastante fuerte como para hacerme brincar —¡Hemos discutido eso! ¡No quiero que John crezca en ese ambiente!— gritó mi mamá.

    —¡Al carajo contigo, mujer!— mi padre se levantó del sillón completamente enfurecido y me miró, antes de que volviera a mirar a mi mamá, que parecía asustada.

    —¡Estoy harto de ti! ¡Me llevaré a mi hijo!— mi padre me sujetó del brazo y me arrastró consigo fuera de la casa mientras mi mamá gritaba un montón de cosas que no entendí, mi padre iba tan rápido que parecía que me estaba arrastrando por nuestro jardín, en cuanto sentí la mano de mi madre en mi brazo libre.

    —¡No te lo llevarás a ningún lado!— reclamó mi madre sujetándome fuertemente —¡John y yo nos iremos de este pueblo infernal y no nos volverás a ver!— amenazó mi padre, miré a mi mamá atentamente, nunca había notado lo muy bonita que era, pero me dolía mucho ver como lloraba desconsoladamente.

    —No te lo lleves— suplicó mi madre, haciendo que mi papá me soltara bruscamente. —Que él decida— ordenó mi padre, mirándome desafiante. Los miré a ambos alternadamente, mi mamá estaba tirada en el pasto sujetando mi mano firmemente y lloraba como si el mundo fuera a acabarse en ese mismo instante, mientras que mi papá también se veía un poco decaído, pero lo disimulaba bastante bien.

    No sabía qué hacer, pero de pronto una idea loca me surgió en la mente, iría con mi padre a América y le compraría algo bonito y fenomenal a mi mamá, para finalmente convencer a mi papá de volver a Liverpool y darle su regalo.

    —Quiero ir con papá— dije decididamente, haciendo que mi mamá sollozara aún más fuerte. —Johnny boy, por favor...— suplicó mi mamá. Pensé en que quizá había tomado la decisión incorrecta.

    Mi papá me tomó fuertemente del brazo y me sonrió orgulloso, haciéndome sentir bien al pensar que estaba bien lo que estaba haciendo.

    —Eso es todo, nos vamos— finalizó mi padre, arrastrándome nuevamente por el jardín mientras los sollozos y gritos desesperados de mi madre inundaban el ambiente.

    —¡John!— gritaba.

    —¡Mami, no te preocupes! ¡Voy a volver!— afirmé mientras mi padre me subía a su coche bruscamente.

    —¡Te quiero!— gritó mi madre completamente desesperada. Eso fue lo último que escuché de ella.

    La vida con mi padre no fue de lo mejor, debo de admitirlo. Mi mamá tenía razón al decir que un barco no era ambiente para que un chico creciera, pero como me dijo mi padre innumerables veces: Un hombre nunca se retracta de sus decisiones. Fue difícil encajar entre los marinos, pero poco a poco me fui acostumbrando a las largas estancias en el océano o en tierra firme.

    La mayoría del tiempo nos la pasábamos en América, consiguiendo nueva mercancía que vender en el viejo mundo. Mi padre hizo todo lo posible por jamás volver a Liverpool, y ciertamente lo consiguió durante 15 años.

    Nunca tuve una educación buena, solo sabía leer y escribir, no más. Me encantaba la música que podíamos escuchar en América, Elvis y Little Richard eran mis favoritos sin duda.

    Cuando tenía 15 años intenté convencer a mi padre de que me comprara una guitarra, pero nunca lo hizo, dijo que la única música para mi deberían de ser las olas del océano, y si me lo preguntan solo fue un montón de mierda.

   A veces me gustaba pensar en que mi madre me hubiera comprado una guitarra y me hubiera apoyado en mi sueño de ser un músico, quizá hubiera formado una banda y hubiéramos sido los mejores del mundo ¡Hubiéramos sido más grandes que Elvis! Pero ahora solo soy John Lennon, el hijo de Alfred Lennon, un marino al que su padre le regaló un bote que ganó en una apuesta.

   Solo soy John Lennon, el chico de 20 años que finalmente cumplirá la promesa que le hizo a su madre acerca de volver a Liverpool. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora