Capítulo 18.

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Desperté muy a mi pesar, me coloqué toda mi ropa un poco torpemente y me desperecé lavándome la cara. Entré a la habitación de mi madre a darle un pequeño beso de despedida, ya que ella aún estaba dormida, y salí de la casa con la bolsa negra donde llevaba más ropa. 

    Llegué al puerto ligeramente retardado, por lo que Paul, como buen inglés, ya estaba ahí. Nunca lo había visto con jeans, ya que casi siempre estaba vestido de traje, pero a decir verdad le quedaba espectacularmente, además de que a pesar de eso se seguía viendo demasiado elegante en comparación a mis pantalones roídos, mi camisa dos tallas más grande y mi chaleco de cuero. -Buenos días- lo saludé, dandole un rápido beso en los labios, que hizo que de inmediato se sonrojara -Aquí no, John- 

   Sonreí y tomé su maleta, que estaba mucho más pesada de lo que aparentaba. La metí al camarote rápidamente y me coloqué detrás del timón, mientras Paul me miraba atentamente desde el viejo barril en el que me había sentado ayer -Si quieres puedes bajar a dormir, no llegaremos hasta más tarde- Solté un bostezo, me sentía demasiado cansado, ya me había acostumbrado a dormir demasiadas horas -¿Estas seguro?- preguntó Paul, que también lucía cansado -Claro, ve a dormir- el chico se puso de pie de un salto y me dio un pequeño beso en la mejilla antes de internarse en el camarote. 

   Tomé la brújula y comencé a orientarnos hacia el sur, una vez que me aseguré de ir en la dirección correcta me tiré al piso para poder descansar un poco, después de todo, no tendría que cambiar de dirección hasta dentro de unas horas. Sentía mis párpados demasiado pesados, además de que me picaban los ojos, pero me negué a dormir por temor a hundir el barco. Me incorporé de nuevo y decidí ocuparme en algún otra cosa que me mantuviera despierto. 

   Después de darle treinta vueltas a la cubierta del barco y de asegurarme una y otra vez que todo estuviera en perfecto estado, decidí bajar a ver si Paul ya se hallaba dormido. Pisé con sumo cuidado los escalones de madera hasta llegar al camarote, que ahora se veía mucho mejor iluminado y más limpio gracias a mis cuidados de anoche. Paul estaba con su ropa normal sobre mi cama, abrazando fuertemente mi almohada que cubría buena parte de su rostro.

   Se veía demasiado adorable durmiendo, parecía un niño pequeño. Me senté en el borde de la cama y comencé a acariciar su cabello lentamente, para no despertarlo, podía haberme quedado horas haciendo eso. No había ningún lugar en el mundo en el que quisiera estar que no fuera ahí, contemplado como el chico dormía. 

   Me acurruqué a su lado cuidadosamente y miré sus pequeños y rosados labios entreabiertos, me acerqué bastante despacio a ellos y di un pequeño beso que me hizo sonreír como idiota, aunque la sonrisa se me borró en cuando me separé y noté que Paul había despertado. De inmediato me sonrojé y desvié la mirada, ahora me sentía más estúpido que cuando me había puesto la camisa al revés -Es una buena forma de despertar- Paul me tomó de la mano y se acurrucó en mi pecho, devolviendo mi sonrisa a mi rostro. 

   -¿No deberías de estar viendo que no nos desviemos?- preguntó -No te preocupes, estamos en una corriente, no debe de haber ningún problema en un par de horas que podemos aprovechar bastante bien- le insinué, haciéndolo reír -¿No dijiste que estabas cansado?- logré notar como su voz temblaba un poco, pero su sonrisa no se había ido -Nunca estoy cansado si se trata de esto- antes de esperar a que el chico me contestara, tomé la iniciativa y lo comencé a besar salvajemente, a lo que el chico respondió con un poco de torpeza. 

   Paul terminó tomando el ritmo del beso y aproveché para colocarme sobre él -J-John...- susurró contra mis labios -Dime- le dije mientras me separaba un poco para tomar aire -No deberíamos de hacer esto con el barco en movimiento- dijo rápidamente, como temiendo que me abalanzara a besarlo nuevamente -Eso es aún mejor, con las olas y el movimiento del barco se siente mejor- susurré intentando convencerlo pero este se incorporó en la cama nuevamente -Ya tendremos tiempo para eso, ahora ve a ver que no choquemos contra un arrecife- muy a mi pesar me separé del cuerpo del chico y salí a regañadientes del camarote -¿Y ahora que hago con esto?- pregunté al aire, inspeccionando mi creciente erección. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora