Capítulo 45.

581 105 37
                                    

Desperté en mi habitación. Con George y Ringo a mi lado. 

    -¡Ya está despertando! ¡Señor Jim!- gritó George, musitando una leve sonrisa. De inmediato la puerta de mi habitación fue abierta, dejando ver a Mike y a mi padre, que parecían igual de preocupados que mis amigos, y por un momento no entendí que era lo que pasaba, hasta que recordé lo que me habían dicho los marinos en el puerto -¿John? ¿Dónde está Johnny?- susurré. Incorporándome en la cama. 

    -Paul...- musitó Ringo -Nos dijeron que el barco de John se hundió ¿Recuerdas?- contestó con sutileza George -No, el barco de John no se hundió, John no está muerto- negué, me senté en mi cama y me alarmé mucho al darme cuenta de que el sol ya se había metido -Tengo que ir a esperarlo, hoy si llegará- musité. Todos los presentes intercambiaron miradas de preocupación -Paul... John no va a volver- me contestó mi padre, sentándose a un lado de mi. No noté en que momento había comenzado a llorar, pero ahora no podía parar de hacerlo -No, él prometió que iba a volver, va a volver por mi- 

    -Hermano... encontraron los restos del barco de John, todo estaba destruido- explicó Mike -¡No! ¡John no está muerto!- grité, zafándome de mi padre -Paul, basta, solo te estás haciendo daño a ti mismo- me detuvo George -¡¿Tu también, George?! ¡No pueden decir que John está muerto!- 

    -Hijo, es difícil aceptarlo, y puedo entenderte porque así me sentí cuando murió tu madre, pero esto es real, John no va a volver- comencé a sollozar fuertemente, y me apresuré a cubrirme con mis manos, yo sabía que era cierto, pero todo parecía ser tan irreal... -Déjenme solo- pedí entre lágrimas. De inmediato se escucharon los pasos de todos saliendo -Los marinos del puerto van a hacerle una despedida, dentro de una hora- escucho que me dice Mike, y cierra la puerta. 









Me vestí de negro y salí de mi casa, acompañado por Mike y mi padre. Ninguno de los dos dijo nada acerca de John durante el trayecto al puerto. Había estado llorando una hora encerrado en mi habitación, sujetándome fuertemente a la única foto que tenía con él. 

    Cuando llegué al puerto, todos los marinos estaban vestidos de gris o negro, y ahí se encontraban George y Ringo, junto con la madre y la tía de John, y ninguna de las dos paraba de sollozar. Los marinos habían creado una pequeña balsa de madera, donde habían colocado algunas flores y una foto de John, junto con una vela. 

    -...Recuerdo cuando te encontré en París y tenías trece años, eras un chico muy simpático, y quiero quedarme tu recuerdo como ese chico de trece años- escuché que decía un marino a la balsa. Y después de eso se alejó. -Tienes que ir a decir unas palabras para que puedan arrojar la balsa al mar, Paul- me explicó Ringo -¿Y porque yo?- pregunté, a decir verdad no me agradaba la idea de tener que despedir a John, ni mucho menos hablar de él. Quería conservar su recuerdo en mi como si fuera un tesoro -Eres el viudo, al menos en esa lógica- explicó George. 

    -Mi hijo siempre había sido muy valiente, desde que nació hasta que tenía cinco años y se fue, el siempre demostró ser un hombre valiente y de palabra. Cuando volvió a casa siguió demostrando ese valor al enamorarse de Paul, y lamento que Paul haya sido el único al que mi hijo nunca pudo cumplirle una promesa- dijo la madre de John, y soltó un sollozo. Yo no podía llorar ya, solo sabía que me dolía todo, y también sabía que nunca debí de dejar que John se fuera. 

    Todas las miradas se clavaron en mi, y supe que esta vez era mi turno de hablar. Di un paso al frente y solté un suspiro, tragándome mis propias ganas de llorar. -Lo amo, amo a John como nunca creí que pudiera amar a nadie, y creo que eso es todo lo que puedo decir. No hay palabras suficientes para poder decirles lo mucho que me está doliendo esto- solté un suspiro -John se llevó una parte de mi, y yo me quedé una parte de John. Y ahora lo único que puede consolarme es que esa parte vivirá dentro de mi, y en cada buen recuerdo que tengan de John- 

    Los marinos bajaron la balsa al agua en cuanto terminé de hablar, y esta rápidamente comenzó a ser arrastrada por la marea. Todos nos quedamos mirando como la luz de la vela se iba alejando más y más -Qué raro- comentó un marino cerca de mi -El mar está muy tranquilo hoy, las velas casi siempre se apagan con la primera ola- le explicó a otro hombre -Tienes razón, es muy raro- volví la vista hasta la balsa, donde la vela que habían colocado seguía prendida. Y después de apagó. 

Get back to Liverpool [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora