Así comienza todo

393K 24.7K 15.9K
                                    

 ¿Alguna vez han flotado boca arriba en alguna piscina?

 Es una cuestión bastante relajante, al menos cuando mis queridos hermanos no están cerca para salpicarme agua. No obstante, dejaré los divagues para otra ocasión porque, aunque desearía estar flotando en la piscina de los Cooper, estoy lejos de hacerlo; primero porque nuestros queridos vecinos Coopers se mudaron a otra ciudad, segundo porque es un otoño friolento, y tercero, porque estoy recostada en mi habitación.

 Es una manía algo loca que agarré hace mucho tiempo al notar lo fácil que es perderse en el techo blanco de la habitación. Es, de alguna forma, relajante. Ahora entiendo por qué a los locos del manicomio los encierran en habitaciones blancas.

 ¡Esperen! Si el blanco te ayuda a imaginar cosas entonces lo hacen para que los enfermos mentales se enfermen más aún y luego hacer experimentos con ellos... ¿Quién sabe cuántos archivos sobre ello tienen en sus casilleros?

 ¡Eureka! Hemos descubierto una conspiración.

 Bien, dejaré de inventar cosas, pero investigaré luego sobre ello, mi teoría debe tener algo de cierta.

 Creo que el color blanco del techo me está trastornando... y esta vez no es culpa de los benditos libros.

 —¿Qué haces?

 Tony me mira dubitativo, tiene esa expresión con la que suele mirarme en ocasiones donde no estoy en mi cien por ciento de cordura. Aunque sucesos así suelen ocurrir cuando estoy en un caso de duda extremo, suele comprenderme, pero no deja de sorprenderse con mis repentinos e impredecibles estados.

 Es la primera vez que me ve tendida en el suelo como tapete de bienvenida.

 —Estoy tendida en el suelo.

 —¿Por qué?

 —Me ayuda a pensar mejor, supongo.

 —¿Pasó algo?

 Resoplo moviendo el cabello rebelde que me cruza la mitad del rostro, pero no consigo apartarlo por más que me esfuerce. Es Tony quien se agacha a mi lado y lo quita de mi cara por mí, sonriendo luego de hacerlo.

 —¿Recuerdas al idiota que conocí en la torre de la universidad? Ese que me sugirió no tirarme por misericordia a los trabajadores. —Tony asiente animosamente, como si se tratara de una anécdota graciosa. Desde cierto punto de vista (y con "cierto punto de vista" me refiero a seres unicelulares como Jax) es gracioso, para mí fue una muestra más de lo incorregible, anormal y troglodita que es—. Bueno, ese caballero invitó a Jollie a una cita, y para que no le rompa el corazón decidimos hacer una especie de trato.

 Antes de continuar mi cuento, Tony me cubre la boca con su mano. Al notar mi sumisión ante su silenciosa —pero muy expresiva— muestra para que me calle, quita su mano de mis labios.

 —No me digas que se harán pasar por una pareja.

 —Exactamente, pero yo...

 El sonido que hace el pomo de la puerta al abrirse provoca que guarde silencio. Tony y yo nos petrificamos mirando en dirección a ésta, esperando que autor se asome por el umbral. Es un hecho que desde hace ya tiempo mi adolescente vecino entra a mi habitación; sin embargo, nadie es conocedor de ello, pues se armaría la Tercera Guerra Mundial si fuese así. Papá es alguien genial, pero es celoso si se trata de relaciones amorosas romanticonas que involucran a sus queridas hijas.

 Una melena pelirroja y risada aparece desde el costado de la puerta blanca, enseñando al inexpresivo Emer "Quinto" Reedus.

 No se hace ánimos en preguntar qué hace el vecino en mi habitación, o qué hago tendida en el piso. Emer nunca fue alguien de muchas palabras o más bien expresiones, él disfruta de la vida coleccionando insectos e investigando sobre ellos. ¿Peco de mala hermana si les digo que en varias ocasiones he querido llamarlo "Bicho raro"? Bueno, creo que como fiel amante de los insectos a él no le ofendería mi apodo, no obstante, prefiero reservarlo para mis más oscuros pensamientos y deseos.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora