Debe ser un malentendido

226K 21.7K 13.2K
                                    

¡Hoy es #ViernesDeCTR y mi cuerpo lo sabe!

(͡° ͜ʖ ͡°)  


Preguntar cómo rayos llegué aquí es lo de menos. La agravante de la situación es que haya amanecido con Jax a mi lado y... Cielos, esto es peor de lo que pensé... ¡Ni siquiera trae calzoncillos! Tener una idea definida dentro de lo que respecta mi cabezota no sirve para nada. Estoy hecha un lío, tanto mental como físicamente. Sé que soy lo bastante decidida y cuerda como para no dejarme engatusar por un mujeriego tan connotado como Jax, así que seguramente todo es un malentendido y nada ocurrió entre nosotros.

Seguro el muy bastado se aprovechó mi inocencia y me trajo hasta su departamento. De ser así que vaya considerándose muerto.

Espera, espera, no lo mates aún.

¿Qué más da? Si no lo hago yo lo hará papá, o la abuela con su bastón por simple hecho de amanecer con él al lado.

No, primero debo actuar como las personas civilizadas, seguramente todo es de verdad un malentendido y malinterpreto el contexto de mi precaria situación. En todos los libros —o en la mayoría— pasa lo mismo; la chica tiene una visión errada de la situación y todo tiene su explicación cómica. Sí, estoy segura de que Murphy Reedus tiene las capacidades suficientes para decir que es un cliché andante y nada pasó.

Vamos, Murphy, intenta recordar algo...

Recuerdo que Maya insistió en que la acompañáramos, una vez más al club... o bar. Como sea. Y yo abrí mi bocota aceptando.

—Está bien —dije—, quizás allí pueda encontrar un nuevo candidato para mi historia de amor.

—¿Piensas buscar a un chico en un lugar así? —preguntó Michi, con pasmo— No, no, no. Allí no encontrarás a nadie que no piense con su... virilidad.

Se encogió de hombros. Maya la observó unos instantes, inexpresiva, y habló:

—Te refieres a su...

—Maya —intervine, negando con la cabeza—, no es necesario que lo digas con tu chillona voz aquí. Hay niños.

Hasta ese punto la situación era relativamente normal, hasta que llegó la noche.

Terminaba de arreglarme frente al espejo de cuerpo completo junto al closet. Allí, vi de reojo hacia la ventana donde antes no había nada ahora hay fierros que cubren exterior de ésta. El viento meció las cortinas y entre ellas, pude observar una nota amarrada a uno de los fierros verticales.

La carta decía:

«Supongo que este es el adiós a nuestras noches de desveladas. (Y esas otras noches.)»

Respiré hondo y arrugué la nota. Fue entonces que escuché a Maya gritar desde afuera de la casa.

Y sin más, nos fuimos al bar.

—¡Vamos, chicas, anímense! ¡Somos el Team M, ¿recuerdan?!

De las siete apretujadas chicas de la mesa, las únicas que estábamos como friki en fiesta éramos Michi y yo. Las amigas de Maya resultaron igual de eufóricas que ella y pasaban de nosotras como si nuestra existencia fuese nula. Por un lado agradecí el hecho de pasar desapercibida de sus conversaciones sobre los chicos con los que salían. Mi pesimismo y amarga tragedia con Tony era el centro de mis pensamientos y solamente un sorbo de lo que fuese esa bebida anaranjada lograba disipar el incómodo dolor en mi pecho. Sentía la garganta ardiendo y un leve mareo al que no le presté mucha atención cuando Michi cubrió el vaso, y el dorso de su mano chocó con mis labios.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora