Un escolta y un qué pasaría

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#MaratónCTR

#PerdónLaDemora

#EnvídienmeFuiAlCine


Tras contarle la horrible noticia sobre mi asalto a Los Locos Adams, papá propuso, con la voz alzada y severa, que me pusieran un chip de rastreo por si algún día me secuestraban o algo por el estilo. Ya saben que papá es extremadamente exagerado y tiene ideas deschavetadas. Si no fuera por Saya seguro ahora tendría que estar cuidando hasta lo qué digiero. No me habría gustado que papá supiera dónde voy a meterme, conseguir libros no es fácil y el contrabando es sumamente peligroso.

Es broma, soy una santa paloma que no hace más que comer, leer y cagar.

Olvidé decirles que papá me ha cedido su celular hasta que logren comprarme uno nuevo. Su celular es un iPhone 10, súper moderno con imágenes en 3D.

Es una broma, comprendan mi humor.

Papá me cedió su celular de antaño con un teclado en el que necesitas incrustar tu dedo para que funcione. La tecla para contestar llamadas está tan gastada que no sabía con cuál contestar cuando recibí una llamada del colegio donde trabaja. Y sí, me llamó para saber cómo había llegado. Pero ese no es el colmo de las cosas; resulta que le ha dicho a Jax que me cuide bien después de encontrarnos afuera de la casa.

¿Y qué creen? Pues tengo nuevo compañero de banco.

Apenas entró a la sala Tenorio ha estado pegado a mí como chicle en la suela de un zapato. Es curioso porque se parece a uno: sucio y fastidioso. Arrastró su mesa sin importarle el molesto ruido que ésta emitió mientras la acercaba, y finalmente la juntó a la mía. Una maliciosa sonrisa bastó para advertirme que el resto de la hora sería una tortura. Incluso cuando le marqué una línea para mantener la distancia, no hizo caso. Al parecer, mi hombro es su mejor almohada. Y esos lentes... He canalizado mi enojo de forma antinatural para así no quitárselos y romperlos.

Ayer repasé mi vida antes de dormir en mi oscuro cuarto custodiado por papá y el bastón de la abuela, y caí en cuenta del trágico destino que me espera de acuerdo a las estadísticas de libros sobre romance con mujeriegos. Así que, cuando Jax osó a reposar su cabezota unineuronal en mi hombro, le di un codazo que lo sobresaltó como no imaginan, luego procedí a advertirle:

—He leído demasiadas historias como para saber con total certeza que tú y yo terminaremos juntos, y como mi vida es un cliché por donde lo mire, lo mejor será distanciarnos de una vez por todas.

Fue allí cuando tracé una línea imaginaria que ninguno debía cruzar, y sin embargo...

Suerte que solo coincidimos en una clase.

—Estuve pensando sobre tu forma arisca hacia mi persona y llegué a la conclusión que estás locamente enamorada de mí, pero como no quieres reconocerlo me evitas y esquivas. Ah, también usas la excusa de que te gusta Tony para ocultarlo.

—¿Disculpa?

Muevo mi hombro para que levante su cabeza.

—Eso, Suicida —Me observa con cierta inocencia—. Te he descubierto.

—Tu razonamiento me sorprende bastante. A decir verdad, no entiendo cómo entraste a la universidad. No me sorprendería si dices que seduciendo a las personas correctamente involucradas.

—Eso lo hice para no reprobar los demás ramos.

Y lo reconoce sin más, qué desvergonzado.

Mi cara de repulsión debería bastar para darle a entender que su comentario no me hace gracia alguna. Él lanza un resoplido y apoya sus brazos sobre la mesa, sumerge su cabeza sobre ellos. Parece que el mujeriego de cuarta tuvo una linda velada anoche, pues luce más cansado de lo acostumbrado.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora