Cuentos de niñas

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#ATRAPADOS  😱

#SoyElPrincipe 😏

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El primer cuento del que tuve conocimiento fue el de Rapunzel. Recuerdo que mi padre me lo leyó pocos días de haber dejado a mi progenitora y comenzar a vivir con él. El recibimiento en la casa de los Reedus fue mejor que esperaba, pero evitar sentirme como una extraña en los primeros días fue como ser la nueva en un curso donde todos se conocen desde hacía años. Tenía algo de incertidumbre, me sentía atrapada en una vivencia penosa de la que no podía escapar; era como estar en una torre. Fue entonces cuando papá, a quien entonces llamaba Gregory, se ofreció a leerme un cuento. Con una timidez impropia en mí y asintiendo sin hablar accedí, él me sonrió y salió de mi habitación volviendo en unos minutos con el cuento Rapunzel que Jollie guardaba en una caja de juguetes. Me entretuve mucho, me reí demasiado con las voces y sonidos que papá formulaba. Desde ese momento deseé salir de la torre como Rapunzel, dejarme el cabello largo y encontrar a mi príncipe azul que llamara desde el otro lado de la ventana pidiendo que dejase caer mi cabello.

Pero claro, no pretendía llegar a ser Rapunzel de forma tan literal con la diferencia de estar atrapada en la noria y no en una torre. Cada día me sorprenden más los giros que da la vida, conmigo incluida. Admito que todo este acontecimiento tiene su lado bueno: hay una vista genial y completamente panorámica.

¿Lo malo?

—Ya deja de mirarme como si la culpa fuese mía.

—Fue tu idea subir a esto. —Alzo mis manos señalándole la estrecha cabina.

Estoy teniendo fuertes intuiciones, de esas muy malas, que me dicen que en cualquier momento comenzará a caerse. Retraigo mis brazos y los coloco a mi lado cual momia embalsamada y cubierta de vendas. Jax alza una ceja observándome una vez más con esa expresión de suficiencia, como si viese una loca. Lo cierto es que si paso un minuto más aquí me convertiré en una. Podría decir qu hasta mi peinado va acorde a la situación al haberme agarrado la cabeza con incredulidad.

—Bueno... yo también en parte tengo la culpa por no hacerle caso a mi conciencia.

El unineuronal se ríe inclinando su cabeza hacia atrás y dejando entre ver su largo cuello. No es el momento ideal para carcajearse de algo que digo, es momento de conservar la calma, quedarse quietos y rogar para que la noria vuelva a funcionar.

Prometo que si que salgo viva de esto donaré mis libros a una fundación para personas que se han quedado atrapadas en algún juego.

Tal vez no deberías hacer promesas que no cumplirás y ¿realmente hay una fundación así?

—¿Tu conciencia? —Me mira divertido. Odio que esté tan relajado mientras yo me carcomo la cabeza viendo los posibles escapes o si los rescatistas vienen por nuestra salvación.

—¿Hola? —Meneo mis manos abriendo mis ojos como una demente—. Todos tenemos una conciencia, Tenorio, esa que nos dice qué es bueno y qué es malo.

—¿Y qué te dice ella de mí?

Que es una idiota con complejo de rey que se acuesta con muchas mujeres para saciar su ego inexistente y quebrajado por la pena pasada del abandono de su madre.

—No te gustará saberlo.

—Siempre me verás como una escoria humana, ¿verdad?

Aplana sus labios y me mira con severidad, metiendo una de sus manos dentro de su chaqueta de cuero y sacando un cigarrillo algo arrugado. Antes de que lo pueda colocar en sus labios, se lo arrebato. Puedo ver como la decepción enardece su rostro una vez lo hago añicos.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora