Estoy contigo - Parte 2

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#SemanaDeCTR

#ElProbador 7u7


—No vine aquí para darte excusas...

Se calló un instante. La puerta del probador fue golpeada.

—No pueden entrar de dos al probador —amedrentó una voz femenina del exterior, seguramente una de las vendedoras de la tienda (la cual ni siquiera me fijé de qué era)—. Tampoco puede entrar si no se probaran algo.

Tenorio me hizo una señal para que guardara silencio justo cuando iba a responderle que estábamos aclarando algunos asuntos serios. Lo agradecí luego, pues su respuesta fue mucho mejor; abrió la puerta y asomó la cabeza hacia afuera, entonces dijo:

—Lo lamento, pero mi chica tiene un problema con su... uhm... —Se volvió esperando que le diera una ayuda. Miré mi vestimenta; unas botas marrones, jeans ajustados, una camiseta blanca con líneas horizontales rojas. No había nada destacable que pudiese usarse como excusa, al menos no para mí—, con su sostén —dijo en tono bajo para que nadie más escuchara.

—Oh, está bien... pero por reglas de la tienda no pueden estar dentro mucho tiempo.

—Serán unos minutos nada más. —Y volvió a cerrar la puerta, quedando solos—. El cuello de tu playera es demasiado grande, te inclinas y se te ve todo el sostén. ¿Qué tienes con la ropa interior infantil?

Me tapé el pecho con ambas manos sintiendo un rubor en mis mejillas. Me acomodé la camiseta y fingí no haber escuchado la pregunta. No tengo nada con la ropa interior que lleva estampados de puntos o cosas tiernas, simplemente me gustan. Además, encontrar sostenes que compensen mi tamaño es complicado, siempre debo buscar los de adolescentes.

Alcé mi cabeza, Jax tenía su sonrisa ladeada y se había cruzado de brazos, pero estaba pensativo.

—¿Realmente creíste que eras mi amiga? —preguntó volviendo al mundo terrenal.

Cuando sus ojos azules dieron con los míos no supe si era buena idea mentirle o decir la verdad.

Preferí responderle con sus mismas palabras.

—¿Realmente quieres pasar el resto de tu vida conmigo como "tu complemento"? —Enfaticé lo último, burlándome de sus dramáticas palabras.

—Yo no tengo problemas —dijo—. Eres arisca, malhumorada, egoísta, prejuiciosa y fea, ¿pero qué más da? Me gusta tener a la Mona Chita a mi lado.

Le di un pisotón que podría hacerlo dejado sin pie. Su sonrisa mordaz fue reemplazada por una expresión como la que tiene un sujeto en el metro con ganas de llegar a su casa y meterse al baño para hacer del dos.

Lo siento, fue asqueroso, pero mi cerebro no está pensando correctamente. Creo que me golpeé la cabeza demasiado fuerte.

Y por un minuto había olvidado que estaba molesta con él, y habría seguido así más tiempo si él no hubiese hablado.

—Lo digo en serio, Murph, me gusta estar contigo.

Mis cejas volvieron a tensarse y la arruga entre ellas se dibujó otra vez. Toda mi expresión era la de una vieja amargada en el metro a la que no le cedieron el asiento. Solo me faltaban las bolsas e ir golpeándole el brazo a alguien con ellas.

Sin embargo, en mi interior... Bueno, allí las cosas eran muy diferentes. Basta con mencionarles que mi corazón era un tambor que golpeaba contra mi pecho con una rapidez asombrosa.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora