-Entonces... ¿Cómo está él?
Levanté mis ojos de mi comida a Dante que me observaba con nerviosismo. En esas últimas dos semanas no habíamos mencionado el tema, yo ni siquiera quería pensar en eso pero supongo que había llegado el momento en poner en palabras algo que a pesar de no decirlo en voz alta estaba ocurriendo.
-Bien.
-¿Bien? –insiste con cuidado. Asentí volviendo a mirar la hamburguesa frente a mi sin ánimos de terminarla. -¿Dónde se está quedando?
-En casa de nuestros padres.
-¿Y los niños?
-Me estoy quedando con ellos.
-¿No crees que podrías haberlo mencionado? –quiere saber reprimiendo su enojo. –Soy vecinos de los muchachos, podríamos haber viajado juntos estos días... -tomé mi jugo y me encontré con su mirada. Él lucía cansado y un poco molesto. –Soy nuevo en esto de tener una hermana Piera, tú tienes tres pero yo nunca he tenido uno... sé que es difícil porque apenas me conoces pero quiero que cuentes conmigo, no como un amigo, sino como un hermano.
-Cuidado. Podría enamorarme de ti.
-Tu sarcasmo es preocupante Piera, sinceramente que trates de hacer como que nada ha pasado es grave –se pone de pie y me mira serio. –Vamos, aquí no podemos hablar tranquilos y evidentemente eso es lo que necesitas.
-Tú no me conoces.
-Eres demasiado transparente, no necesito conocerte más de lo hago para darme cuenta que estás destruida por la situación y necesitas llorar más de lo que necesitas respirar –tomó mi brazo y me arrastró fuera del local donde nos encontrábamos almorzando. Aún faltaba media hora para volver al trabajo y apuesto que Dante tenía planes para ese tiempo.
Avanzamos unos pasos y prendí un cigarrillo mientras él me miraba de reojo; sí, había vuelto al viejo hábito y no estaba orgullosa, pero era lo único que me podía relajar en esos días.
Nos sentamos en una plaza y él mantuvo el silencio. supongo que esperaba que yo hablara pero no sabía por donde empezar. ¿Cómo me sentía? Pues mal. ¿Por qué? No había visto a Fidel en todos esos días, lo que sabía lo sabía porque Brandon lo iba a visitar todos los días y yo no había tenido la oportunidad de hacerlo aunque sinceramente no sabía si era lo que deseaba en ese momento.
-Fidel está en casa de nuestros padres porque no recuerda mucho... él está haciéndolo de apoco, eso es lo que dice Brandon, pero nada que destacar –digo con voz apagada. –El médico dijo que lo mejor sería que se quede donde se siente más cómodo y mis padres no pusieron objeciones. Él no entiende porque los muchachos no viven allí, con nuestros padres, pero supongo que no le han dicho nada aún.
-¿No han hablado siquiera?
-Tú sabes que no puedo ir a ese lugar después de todo lo que pasó. No es que ellos no quieran verme, de hecho me han llamado muchas veces, pero no puedo ni siquiera pensar en compartir un mismo espacio físico con ellos... lo que me han hecho no tiene perdón.
-¿Ni siquiera por Fidel? –consulta y encuentra mi mirada. No sé que le muestro porque no sé que es lo que siento, pero a decir por su cara de compasión no debe ser nada bueno.
-Sí el siquiera recordara lo que sentía por mí todo sería muy distinto, pero en el hospital, cuando estaba cerca de él sólo le provocaba molestia... supongo que eso soy para él ahora, una molestia.
-Deberían hablar.
-Aún es muy pronto –suspiro. –Él médico se enteró de la pequeña interna y dijo que la noticia sería demasiado fuerte para él, debíamos espera un poco más supongo.
-¿Quieres esperar?
-Puedo hacerlo.
-¿Quieres?
-Cuando... -trago saliva y espero a que las lágrimas que quieren escapar no lo hagan. –Cuando él me miró de esa forma me sentí como lo hacía antes... sucia, asquerosa, enferma... él me vio incluso como nunca antes lo había sentido.
-¿Cómo?
-Como si fuera su hermana.
-Piera... -tomó mis manos y me observó con cariño. –Tú y yo sabemos que él nunca te vio así.
-Ahora lo hace.
-Escúchame... lo que Fidel sentía por ti no fue de la noche a la mañana, él mismo me lo dijo, nunca te sintió así –asegura limpiando mis lágrimas. –Supongo que tuvo sus momentos de total confusión y ahora que sus recuerdos se han ido puede ser que se encuentre allí, cuando te amaba como mujer pero no podía entenderlo porque tú eres su hermana.
-No lo soy.
-Él no lo sabe. No aún.
-Cuando él se entere... -dije esperanzada –quizás sí vuelva a amarme ¿No?
-Te lo aseguro –dice y me acerca a él para darme un abrazo. Es cálido, supongo que así se sentía el abrazo de un verdadero hermano. No me malentiendan, Rocco es mi hermano, lo amo, pero ¿de verdad creen que él me daría un abrazo así? No... él era un tipo frío. –Sólo dale un poco de tiempo y verás.
-Ojalá sea como dices Dante porque no sé qué haré sin su amor.
El sólo pensar que Fidel nunca más recordara el amor que sentía por mí, o sí lo hacía, que lo admitiera, sinceramente dolía. Era un dolor físico, en el pecho, que me dificultaba respirar y sólo me dejaba llorar. Escondí mi rostro en su pecho y me apreté aún más a él porque sentía que era lo único que me impedía romperme completamente.
-Lo curioso es que mamá dijo que estabas comprometida. Pero dijo que era el abogado ese no este tipo que apenas parece tener edad para beber.
Me separé de Dante y observé a Fidel parado tras nosotros, con las cejas alzadas, sus brazos cruzados en su pecho y una mirada de desaprobación en su rostro.
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Trilogía Imposible: 3. Pide un deseo
Teen FictionPrecuela: 1. Imposible 2. Queda Prohibido Cuando todo parece que está perdido ¿Podrá el deseo cambiar el rumbo del destino de este amor imposible? ¿O quedará prohibido para siempre? Advertencia de contenido. Todos los d...