Capitulo 21

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  Ingresamos al lugar en completo silencio. Los ancianos partieron de inmediato a la cocina de donde salía un exquisito olor a carne asada mientras Dante me mostraba el lugar; nada fuera de lo normal, una casa pequeña pero acogedora, con los muebles justos y pocas fotografías.

En algún momento pensé que podría encontrarme con algún tipo de altar con fotos mías pero gracias al cielo sólo había fotos de gente que no conocía ni creía que llegaría a hacerlo porque todos parecían muy mayores.

Durante la cena todo fue tranquilo, ellos parecían amables y no trataron de hacer más preguntas de las necesarias por el momento. Lo único molesto fue que la mujer no me quitó los ojos de encima en toda la velada y seguía todos mis movimientos como si fuera un objeto que nunca antes había visto, algo precioso, quizás si me parecía mucho a su hijo... es decir, a mi padre.

Finalmente me invitaron a pasar a la que sería mi habitación por ese fin de semana y me dieron las buenas noches. Respiré aliviada y me tiré en la cama donde permanecí mirando el techo por varios minutos, inmersa en mis pensamientos de lo que había pasado en esas horas y lo que estaría pasando en casa mientras yo no me encontraba allí.

¿Llegaron bien? ¿Cómo te han recibido?

–Ellos son muy amables, la mujer cocina como lo debería hacer una verdadera abuela supongo –suspiré acercándome a la ventana para tomar aire de la media noche mientras la risa dulce de Fidel inundaba mis oídos. –¿Cómo están los muchachos?

Rocco no ha vuelto a llamar, espero que esté bien. Lucy ya se fue a dormir, mañana tiene una salida al lago con las amigas y debe levantarse temprano.

–Es bueno que salga un poco, desde lo de Rocco y Tomás no ha estado muy animada.

Sigue insistiendo en que es su culpa y no creo que la hagamos cambiar de parecer –asegura Fidel con cansancio. Sí, eso de tener a dos adolescentes en casa era agotador. –Entonces, ¿Cuándo vuelven?

–No lo sé –me reí. Apenas me había ido hacía unas horas y él ya me estaba preguntando cuándo volvía... sí, supongo que yo también lo extrañaba así de mucho. –Seguramente el domingo a la noche, el lunes tenemos que volver al trabajo.

Oh... va a ser un poco aburrido sin ti –confiesa y resisto un grito, él podía ser bastante romántico cuando se lo proponía.

–Espero que así sea, nada de salidas alocadas con Jaime y Brandon –advierto y él ríe bastante fuerte, apuesto que lo había pensando. –Si sales espero que no me engañes.

¿Engañarte? ¿Acaso estamos en algún tipo de relación?

Oh. Eso había dolido, aunque sé que no fue su intención porque aún seguí riendo, me había dolido. Era verdad ¿Estábamos en algún tipo de relación? ¿Lo estaríamos? ¿Podríamos estarlo alguna vez? Quiero decir, después de todo nosotros éramos hermanos ante los ojos de todos; sí, podíamos irnos a un lugar donde nadie supiera de nosotros, pero por el momento ¿Qué haríamos?

¿Piera? ¿Estás ahí?

–Oh... sí, sí –digo con rapidez riendo también. –Es que Dante está llamando a la puerta, lo lamento, creo que tomaremos algo antes de dormir.

Está bien, mañana hablamos entonces. Te amo.

–Yo también te amo. Que descanses.

Corté sin esperar respuesta porque no tenía otra más que un "Te amo". Sí, lo amaba más que a mi vida, y probablemente él también, pero ¿Qué éramos? ¿Qué seríamos de ahora en adelante? Suene bien o no, necesitaba que le diéramos un nombre a nuestra relación aunque aquello conllevara que fuera su amante.

Trilogía Imposible: 3. Pide un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora