Capitulo 25

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Maratón 3/4

Fidel tardó en llegar exactamente 37 minutos, se sentó en la silla frente a mí y tomó el menú sin decir ni una palabra ni dedicarme ni una mirada. Ordenó un café cortado con dos medialunas saladas, observó mi jugo exprimido de naranja y mi galleta de arroz y les sonrió, pero no a mí, sino a mi pedido. A continuación miró su teléfono hasta que llegó su orden, le dio una sorbo a su café y levantó sus ojos a los míos.

–Me he dado cuenta que no sólo tu personalidad ha cambiado, todo en ti es diferente –dice cuando comienzo a preguntarme si alguna vez me hablaría o sólo tomaría su café y se marcharía a casa.

–¿A qué te refieres?

–La Piera que recuerdo era distinta... no sólo hablo de lo despreocupada y divertida que solías ser sino que habían muchas cosas en las que el resto de la gente ponía cuidado que tú no, por ejemplo la dieta y esas cosas –dice volviendo a mirar mi comida. –Desde que te fuiste a estudiar no sólo tu actitud cambió, comes diferente, hablas diferente, te viste diferente, caminas diferente... todo en ti es diferente.

Sonreí y bajé mi vista a la comida que tanto le incomodaba porque yo sabía a dónde quería llegar con todo eso. Y yo que pensaba que esta "no relación" era lo peor que nos podía pasar; no, había algo peor: no tener nada que ver el uno con el otro.

–Todos hemos cambiado bastante en este tiempo Fidel –argumento en mi defensa, aunque claro, no había nada en lo que pudiera defender. Sea lo que fuera que él quería decirme ya lo había decidido y no habría ninguna manera en obligarlo a que lo reconsidere. –Recuerdo que solías dormir con tus alumnas y ahora el sólo hecho de pensarlo te horroriza.

–Sí, bueno, hay algunos cambios que son buenos y necesarios.

–¿Tratas de decir que mis cambios no han sido buenos?

–La mayoría no –responde con sinceridad consiguiendo que vuelva mis ojos a él. –Quiero decir, me gusta tu cambio de look y todo eso, pero me gustaba más cuando tu personalidad no era sumisa como lo es ahora.

–¿Sumisa? Discúlpame pero ha pasado tiempo desde que no me he comportado como lo hacía cuando estaba con Leo –digo de mala gana y él se encoje de hombros murmurando un "sólo decía". –Sí, admito que cuando recién regresamos yo no podía hacer mucho más que bajar la cabeza ante lo que él me decía, pero ya te expliqué la razones y lo que Leo se significaba para mí en ese momento. Digo, ya que dices recordar bastante más que antes.

–No te estoy diciendo esto para que te enojes Piera, sólo era una observación –dice con tranquilidad lo que realmente me molesta aún más; es como si él me estuviera tratando de calmar cuando era obvio que yo no estaba para nada alterada. –Yo también he cambiado, eso lo sé, pero creo que lo mío siempre ha sido para mejor. Es cierto que solía acostarme con mis alumnas, me acosté con tus amigas cuando estabas en secundaria, me drogaba y tomaba exageradamente.

–Bueno, creo que lo del alcohol aún sigue siendo un problema si me lo preguntas.

–Lo de este fin de semana fue un desliz.

–¿Qué me dices de ese día que los muchachos te arrastraron a casa? –él me mira con enojo pero sólo le sonrío, porque después de todo yo tenía razón. –Es sólo una observación, no te alteres.

–Mira, hasta eres graciosa ¿No es eso lindo? –consulta con sarcasmo pero no le respondo. Yo quería hablar con él y sólo habíamos comenzado a pelear. Lo observo respirar un par de veces y luego vuelve sus ojos a los míos. –En fin... ambos hemos cambiado, para bien o para mal, no somos los mismos de hace cuatro años cuando dejamos de vernos.

–¿A qué quieres llegar con todo esto Fidel? Sería mejor que no rodees tanto en torno al tema, terminemos con esto y dilo de una vez.

Él se queda callado por varios minutos, quizás no fueron muchos pero sinceramente parecían interminables. Carraspeó un par de veces, pidió otro café y luego volvió a verme.

–Te amo Piera –sonreí porque después de semejante declaración llegaría el bendito "pero" al que todo el mundo le tiene terror. –De verdad lo que siento ahora por ti es quizás igual o más fuerte que lo que recuerdo haber sentido en el pasado. Estos días que estuviste de viaje fueron interminables, pensaba todo el maldito tiempo en ti, es como que tenerte tan lejos me estaba afectando a nivel físico lo que es bastante preocupante... pero...

Ahí venía... pero... respiré profundamente y tragué saliva sacando pecho porque de alguna manera pensaba que con eso dolería menos.

–pero ambos sabemos que hemos cambiado demasiado e intentar comenzar con algo sobre los cimientos de lo que teníamos no es una buena idea.

Asentí, no porque estuviera de acuerdo sino para no mirarlo a los ojos y que viera que estaba a punto de romper en lágrimas. Volví a respirar y conseguí mirarlo.

–¿Entonces? –quise saber, porque a pesar de todo él no había sido demasiado claro.

­–Estuve pensando que quizás deberíamos volver a conocernos un poco más antes de poder tener una relación más formal.

–¿A qué te refieres con más formal? –se encoje de hombros y desvía sus ojos de los míos. –Mira Fidel yo necesito saber si algún día nosotros podremos tener una relación, cualquier tipo, pero una relación, o simplemente nos seguiremos ocultando y haciéndonos pasar como hermanos el resto de nuestras vidas. Creo que es el momento en que aclaremos esto.

–Va a ser algo difícil pero sí, es la idea Piera, quiero intentar tener una relación seria contigo.

Lo miré fijamente buscando algún rastro de duda o mentira en sus ojos pero no podía encontrar ninguna, quizás él también necesitaba tanto como yo ponerle nombre a lo que fuera que teníamos.

–Cuando dices conocernos más...

–No lo sé Piera –dice con incomodidad rascando su cabeza. –Nosotros nunca tuvimos una relación normal, no hemos tenidos cenas ni salidas, no hemos ido a un parque o una playa, quiero que hagamos esas cosas que se supone que tiene que hacer una pareja normal.

–Normal –repetí riéndome porque a pesar que nuestra relación nunca había sido particularmente "normal" no creía que hubiera alguna que se pudiera denominar así, todas tenían sus cualidades y peculiaridades, pero no había algo tal como "normal". –Entonces, quieres que tengamos citas y nos tomemos de la mano y todo eso...

–En lo posible sí... digo en lo posible porque vamos, todo el mundo sabe que nosotros somos "hermanos".

–En ese caso sería bueno que comencemos a comentar que no lo somos y que estamos enamorados ¿No crees? –consulto estirando mi mano para agarrar la suya por encima de la mesa. Por lo que había notado nadie en el local en el que estábamos me resultaba conocido pero aunque lo hubiera no creía que fuera gran problema, no ahora que habíamos decido tratar de dar un paso más en nuestra relación.

–Claro que sí –sonríe acercando sus labios a nuestras manos y mirándome como solía hacerlo antes de tener el accidente, como si no hubiera nadie más en este mundo. Pero claro que sí había más gente, y algunas personas eran extremadamente molestas.

–Fidel Di Girolamo, mira dónde te vengo a encontrar.

Nuestras manos automáticamente se separaron y giramos nuestras cabezas para observar a la recién llegada. ¿Habría algún momento en el que no aparecieran problemas y pudiéramos ser finalmente felices? Así como iban las cosas, no lo creía. Pero rogaba que en algún momento la mala suerte dejara de sentarse a mi lado.

–Darla ¿Qué haces aquí?

 

Trilogía Imposible: 3. Pide un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora