A pesar de no dormir en ningún momento estuve encerrada en la habitación durante toda la tarde del sábado. Podía oír a los tres muchachos charlar en la sala mientras miraban alguna tonta película pero me negaba a unirme a ellos pero de todos modos, seguramente pensaban que descansaba ya que la noche anterior no había pegado un ojo.
En algún momento la casa se inundó con un incómodo silencio y oí pasos retumbar en el pasillo obligándome a cerrar los ojos, no quería hablar con nadie en ese momento, estaba enfadada, dolida y cansada. Sin embargo la puerta de la habitación se abrió y escuché un carraspeo que decidí ignorar.
-Piera... -la voz de Fidel me incomodó de inmediato, hacía días que parecía estar evitándome y era realmente molesto. –Vamos Piera, debemos hablar ahora que los muchachos no están.
-¿Dónde están? –quise saber sin abrir los ojos ni girarme a él.
-Rocco fue a casa de Nano y llevó a Lucy con Roxanne.
-¿Por qué dejaste salir a Rocco? –continúo tratando de disimular mi enojo, después de cómo me había tratado él no merecía ni asomar la nariz a la calle.
-Tú no estás enojada con él, lo estás conmigo así que consideré injusto que Rocco tuviera que pagar por nuestros problemas. Además él se portó bien anoche y no se escapó a pesar de que todos sus amigos estaban de fiesta –responde tranquilamente y lo siento moverse hasta mi cama donde se sienta hundiendo el colchón. –Debemos hablar.
-No. Tú debes hablar, yo ya dije todo lo que tenía que decir.
El silencio vuelve a hacerse presente y sólo lo escucho suspirar luego de que han pasado unos minutos. Su mano tira de mi brazo y abro los ojos encontrándome con su mirada seria; no lo dejo que me toque demasiado, por alguna razón me hacía sentir incómoda, así que me suelto y me siento con las piernas cruzadas acomodándome frente a él.
-Entonces...
-Antes de que me digas lo que pasaba entre nosotros yo te dije algo –interrumpe impulsivamente y asiento. Lo recordaba, él había hablado del deseo y de cómo se deja de desear cuando ya tienes lo que quieres. –Es por eso que creo que lo mejor es que lo nuestro no avance más de lo que ya lo ha hecho.
Bajo la mirada sin poder disimular una sonrisa triste porque yo sabía que algo así podía pasar. Asiento una vez, no había nada que yo pudiera hacer para que cambie de parecer, si él ya no me deseaba como yo lo hacía entonces ya estaba todo dicho.
-No es que no sienta que no te ame Piera –continuó queriendo tomar mi mentón para obligarme a mirarlo, pero me alejé lo más que pude a pesar de su mirada suplicante. –De verdad siento que te amo pero... pero siento que si nosotros continuamos con lo que tenemos entonces ya no lo haré más, perderé este sentimiento que tengo y me alejaré de ti, No quiero que eso pase.
-¿Y propones que me quede a tu lado como tu hermana? –quiero saber de mala gana obligando a las lágrimas a mantenerse dentro de mis ojos. -¿Acaso estás demente?
-Piera por favor, seamos adultos.
-Tú estás siendo un pendejo. Quizás no lo recuerdes pero nosotros ya nos acostamos.
-Recuerdo la mayor parte de las cosas Piera –confiesa y lo miro con cuidado. ¿Él había recordado la parte en que nos habíamos amado tanto como para acostarnos pensando que éramos hermanos? –Recuerdo que estuvimos juntos, pero no se siente real.
-¿Eso qué significa?
-Antes –traga saliva y mira a cualquier lado de la habitación que no sea mi cara –antes había soñado contigo ¿Entiendes? Muchas veces había soñado que nosotros estábamos juntos de esa manera, la mayoría de las veces cuando estaba dormido pero hubieron veces lo hacía despierto, te pensaba todo el maldito tiempo –confiesa soltando un suspiro. –Entonces lo que siento ahora es que las veces que hicimos el amor es eso, una fantasía, un sueño.
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Trilogía Imposible: 3. Pide un deseo
Teen FictionPrecuela: 1. Imposible 2. Queda Prohibido Cuando todo parece que está perdido ¿Podrá el deseo cambiar el rumbo del destino de este amor imposible? ¿O quedará prohibido para siempre? Advertencia de contenido. Todos los d...