Capitulo 19

3.4K 270 31
                                    


La casa se inundó con un incómodo silencio apenas roto por los llantos de la pequeña que se aferraba con fuerza a la espalda de Fidel.

–Iré a buscar a Rocco –informa separándola con cuidado y entregándomela a mí para que la lleve por algo para beber o para limpiar sus lágrimas, cualquiera de las dos eran buenas ideas.

La acompañé hasta dejarla sentada y le serví agua luego de alcanzarle unas servilletas. Ella seguía sollozando pero esta vez un poco más silenciosa, lo que era un alivio porque Lucy poseía unos grandes pulmones cuando se trataba de llorar.

–¿Qué fue lo que pasó? –consulto con amabilidad pero al instante me doy cuenta que es un error porque comienza a llorar aún más fuerte. –Tranquila, no te regañaré pero necesito que me digas qué sucedió.

–No... –logró decir hipando.

–Si tú no me dices no podremos ayudarte a solucionarlo –insisto pero ella esconde su cara entre sus manos y permanece así por varios minutos hasta el arribo de Fidel al que mira con esperanza.

–Tomó un taxi y no atiende el teléfono –informó con tranquilidad. –En este momento no hay nada que podamos hacer, hablaremos con él después. ¿Qué sucedió Lucy?

–No quiero decirlo –aseguró sin volver a llorar, de hecho ahora parecía muy avergonzada. –Sólo iré a descansar...

Se retiró de la cocina arrastrando los pies y nos miramos largando un suspiro.

Pasó mucho rato hasta que Rocco volvió y para ese entonces rondaban las once de noche. Él ingresó, apenas y nos dio una mirada antes de irse a su habitación donde fue detenido por Lucy antes de ingresar.

–Rocco, lo lamento.

–Como sea Lucy –fue su respuesta. Con voz ronca y rasposa. Luego la puerta se cerró con un suave golpe.

Otra vez el único sonido fue el del televisor. Miré a Fidel que me acercó a su lado para cobijarme en su abrazo y nos quedamos allí un poco más, hasta que el cansancio llegó por mí y me cargó para llevarme a mi cama; estaba  despierta pero simulé dormir hasta que me arropó y depositó un beso en mis labios.

–Buenas noches –susurré ganándome otro beso a pesar de que Lucy estaba allí, durmiendo en la cama de al lado.

–Mañana iré a buscar mis exámenes y luego pasaré por la escuela –murmura sentándose a mi lado. Lo miro levantando las cejas porque, si bien él estaba mucho mejor no creía que fuera necesario que se presione con el trabajo cuando podía extender su licencia unas semanas más. –Extraño la escuela Piera, necesito hacer algo más que estar en casa.

–Sí... supongo que está bien –suspiro tomando su mano para entrecruzar nuestros dedos. Porque no era sólo eso, me preocupaba que él regresara a ser el Fidel irresponsable que coqueteaba con sus alumnas y hasta solía acostarse con ellas. –Pero si no estás cómodo prométeme que lo dejarás ¿De acuerdo?

–Lo prometo.

–Y si te molestan mucho con preguntas estúpidas también lo dejarás –insisto y él sonríe porque seguramente ya sabe de mis preocupaciones.

–Solía ser un mal profesor Piera, recuerdo eso –dice bajando su mirada avergonzado. –Pero aunque no lo creas he cambiado bastante desde que te fuiste y ahora que soy un "nuevo yo" repudio al que fue. De verdad, no tienes por qué preocuparte ¿Sí?

–Lo lamento.

–Todo irá bien –asegura besándome y saliendo definitivamente del lugar. Sin embargo no puedo dormir rápido porque el recuerdo de él involucrándose con tres de mis amigas no es para nada grato, y vaya a saber uno con cuántas más de sus alumnas estuvo relacionado, no quería ni siquiera imaginarlo.

Al día siguiente Dante pasa por nosotros y me mira alzando las cejas en busca de alguna respuesta por el aire tenso que se sentía en la parte trasera del auto donde Rocco miraba fijamente el exterior y Lucy no le quitaba los ojos de encima. Niego con la cabeza y sólo le cuento lo sucedido cuando los dejamos en la puerta del colegio; veo a mi hermano encaminarse a la parte trasera del lugar y a sus amigos, incluido Tomás, sólo seguirlo con la mirada. La pequeña también lo mira, larga un suspiro y va con sus compañeras que también están extrañadas por la huida del muchacho.

–Rocco iba tras el colegio todo el tiempo cuando llegamos aquí –digo sin poder dejar de preguntarme qué demonios había pasado y cómo podía hacer para averiguarlo.

–¿Qué hay detrás del colegio?

–Un lugar para refugiarse, un lugar dónde puedes hacer cosas que no quieren ser vistas. Un lugar donde te aíslas del mundo y te traga la oscuridad.

–¿Estuviste ahí?

–No pude, era el lugar de él después de todo.

El vehículo se puso en movimiento y pronto estuvo aparcado en una cafetería cercana a nuestro trabajo ya que aún teníamos más de media hora antes de comenzar con la jornada laboral. Al principio nos sentamos en silencio pero luego noté cómo se removía incómodo en su lugar.

–¿Qué sucede?

–Mira Piera... –comienza pero se detiene para darle un sorbo a su café. –Mira, yo sé que estás pasando por un momento complicado, pero tú eres mi hermana y parece como si lo hubieras olvidado.

–Oh... –bajo la mirada avergonzada porque a decir verdad eso había hecho. Ya había pasado bastante de que me había enterado de la noticia pero con todo lo que sucedió con Fidel prácticamente lo había desechado de mis preocupaciones. –Lo lamento.

–Yo te había pedido algo –lo observo porque no lo recuerdo y él larga un suspiro molesto. –Mis abuelos te quieren conocer.

–Sí, respecto a eso...

–Piera ellos ya son ancianos, quizás el día de mañana no despierten vivos, no lo sé. Sólo quieren verte, conversar un poco, nada más.

–Lo sé pero entiende que no es fácil para mí, yo apenas hace un mes no tenía idea de su existencia y ahora todo esto, sumado a lo de Fidel, no lo sé –dudo costosamente ante su mirada suplicante. Yo lo entendía, ellos eran lo único que tenía en su vida y quería verlos felices, pero no estaba demasiado segura de que mi aparición les hiciera algún bien.

–Iré este fin de semana a verlos, por favor, ven conmigo –abrí la boca para negarme y él me interrumpió. –Permitete conocer esa parte que te falta Piera, tú no serás quién realmente eres sino conoces lo que se esas personas te ocultaron durante todos estos años.








Nota: Pido disculpas si el capítulo está un poco raro... resulta que se me borró lo que había escrito anteriormente y, no sé si les pasó, pero es difícil y tedioso volver a tratar de reescribir un capítulo perdido. Prometo actualizar pronto y con más ganas.

Muchas gracias por leer! 


Trilogía Imposible: 3. Pide un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora