Capitulo 5

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-¡Fidel! –Lucy gritó por encima de mi respuesta y se metió entre ambos devolviéndonos nuestro espacio personal. -¡¿Ya nos recordaste?!

-Para de gritar –dice Rocco de mala gana llegando al pequeño lugar con Tomás a su espalda. –Lo lamento...

Niego con la cabeza y paso a saludar al amigo de mi hermano que está un poco sorprendido por la situación en la que nos encontró; lo que me hace preguntarme porque es que Rocco no dice nada y Lucy pareció no darse cuenta que estaba interrumpiendo "algo".

-No, Lucy, aún no... pero sé que debo estar aquí con ustedes así que estábamos hablando con Piera de lo feliz que está porque yo vuelva –comenta con tono punzante.

-El médico dijo que debías permanecer donde te sintieras cómodo, y eso es en casa.

-Te dije tres veces que esta es mi casa, donde están mis hermanos y estás tú –dice de mala gana y le di la espalda para revolver la comida. Sentía mi corazón latir fuertemente en mi pecho, porque él había hecho una diferencia entres ellos y yo. –Y aunque no te guste me quedaré.

-Si él no se siente cómodo en casa de nuestros padres está bien que quiera volver –opina Rocco y carraspea. Cuando me giro nuevamente veo que Fidel está saludando a Tomás. –Tomás es un compañero, el mejor alumno de tu clase por si no lo recuerdas.

-Compañero... -dice el chico de mala gana y el color rojo se extendió por las mejillas de Rocco que sólo bajó la vista. –Es una pena lo de tu accidente Fidel.

-¿Fidel y no profesor? Eso suena bien...

-Es que ya soy parte de la familia –bromea y Rocco está increíblemente avergonzado.

-Sí, oí algo de un sillón. Supongo que frecuentas mucho este lugar.

-Nuestra casa –dice Lucy con cuidado. –"Este lugar" suena despectivo.

-Oh... la pequeña descubrió una nueva palabra –bromea Fidel y Lucy hace berrinches consiguiendo un abrazo seguido de un beso en la frente. –Sí, lo lamento. Aún estoy en proceso de adaptación.

-¿Quieren poner las cosas para que podamos almorzar? –interrumpo y los veo moverse tranquilamente mientras hablan de nimiedades.

Sirvo el arroz con verduras y me siento a ver la telenovela mientras almuerzan en tranquilidad. Una telenovela estúpida con la misma historia de siempre, chico rico conoce a chica pobre y se enamoran; ella se enfrenta a la exnovia  súper -rica del protagonista, se aleja de él, cambia, se vuelve millonaria por alguna herencia de un pariente que no sabía que existía y vuelve al chico en busca de venganza. Obviamente no puede evitar amarlo una vez más y cae en sus redes, se casan, tiene hijos y viven felices para siempre. Cliché. Lo único real de todas esas historias es que el amor nunca se va, a pesar de odiarlo por alguna mentira inventada por la exnovia súper-rica, no puede negar lo que siente por él; una vez que comienzas a amar a alguien con esa fuerza inexplicable con la que se presenta el amor verdadero nada vuelve a ser como antes.

-¿Quieres? –giro mi cabeza a Rocco que me mira un poco preocupado. Quizás hace mucho que me están hablando, la verdad es que mi atención no estaba en ese lugar.

-¿Qué cosa?

-Acompañarnos a buscar las cosas de Fidel a casa de nuestros padres.

-No.

-De acuerdo –dice con cuidado Rocco poniéndose de pie. –Volveremos en un rato entonces.

Los cuatro salen de la casa y me dejan con los gritos de la mujer que jura que nunca inventó nada para separar al chico rico de la chica pobre.

Trilogía Imposible: 3. Pide un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora