Capitulo 17: Bienvenido al juego.

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-¿Como haremos para entrar?-pregunta por décima vez.

-Ya te dije que me dejes pensar-ruedo los ojos.

Tengo que pensar como entrar a la casa sin que nadie me vea o mejor dicho que familiares de el me vean. Hace un rato lo vi salir muy concentrado en su celular y tecleando a saber que. 

Ese fue un buen comienzo para mi. Tengo que idear algo para poder llegar a su habitación sin que nadie se de cuenta. 

Miro su casa y como si eso hubiera sido enviado por Jebus desvío la mirada y la concentro en su oscura habitación. Sonrió inconscientemente al ver que un árbol grande se entrelaza un poco a la habitación. ¿Suerte?...creo que si. Llamo a Abby que después de su ya molesta pregunta está concentrada en su celular. Me acerco a ella y dirijo mi mirada a su celular (que digamos que es más moderno que el mio...es una decepción) está jugando a un juego que lo e visto tantas veces que me va a explotar la cabeza en cualquier momento. Candy crush saga. Maldito juego adictivo para las personas. Creo que eso los hipnotiza y ya no son personas. Son monstruos que quieren ganar ese maldito juego.

La miro con una ceja levantada. Ni se inmuta...ni un poquito. Le pego un zape en la cabeza, ella despega su mirada de el juego endemoniado y empieza a sobarse la parte afectada mientras me mira fingiendo estar dolida. 

-¿Porque fue eso?-pregunta con el ceño fruncido.

-Porque vinimos aquí a divertirnos no a que juegues a ese maldito juego-la reprocho.

-Esta bien, me aburro si no hay acción.

-Ya vayámonos-ruedo los ojos.

Empiezo a caminar silenciosamente y freno en seco al ver que las luces son apagadas de a poco hasta quedar toda la casa a oscura, excepto las luces que alumbran fuera de su casa. Festejo inconscientemente y sigo mi paso. 

Me doy vuelta y quedo frente a Abby. Ella para en seco y me mira interrogante. Le señalo el árbol que se entrelaza a la habitación del segundo piso. Hay unos segundos de silencio (más de lo que había) en los que ella trata, supongo yo, de procesar la información tan sencilla como la mía. Abre los ojos como platos al darse cuenta de lo que tenía que hacer. Empieza a negar repetidas veces y yo asiento del mismo modo con una sonrisa que crece de a poco en mi rostro. Se aleja instintivamente cuando yo me acerco como un animal que quiere cazar a su presa. 

Como estábamos en cuclillas y ella estaba retrocediendo suelta un gritito y cae de espaldas a el césped. Yo no estaba tan cerca de ella como para que pueda agarrarse de mi y mantener el equilibrio y no caerse. Ahogo una risilla para que no haya nada que complique el plan. La miro y la encuentro en el mismo lugar que donde se había tropezado....no se movió ni un milímetro. Esta como una estatua. 

Me acerco a ella y me tiro encima suyo. Empieza a removerse como un gusano y a soltar maldiciones por lo bajo.

-Muévete, bola de grasa-levanto la cabeza y la miro ofendida. Ella sonríe inocentemente y se encoge de hombros.

Salgo de arriba suyo y voy caminando derecho a el árbol. Lo miro de arriba a abajo inspeccionando en donde colocar mi pie para poder escalar el árbol. Oigo un carraspeo correspondiente de atrás mío. Bufo y me giro a mirar a la castaña. Levanto una ceja interrogante incitándole a que hable. Se aclara la garganta y empieza a hablar atropelladamente. Pongo mi mano frente a ella callándola inmediatamente. 

Mucho mejor.

-No entiendo nada-hablo, asiente y empieza de nuevo.

-¿¡Como quieres subir por ese árbol!?-pregunta susurrando-gritando esas palabras.

¡GUERRA de skaters! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora