Capitulo 26

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Narra Samuel:


Los sonidos estruendosos y la grancantidad de gente empezaban a molestar mi mente inducida por elalcohol. Había bebido más de la cuenta, pero aun así me molestabandesde antes... si bien era normal salir a este tipo de lugares,prefería aquellos donde la gente estaba sentada todo el tiempo ysolo se bebía y pasaba un buen rato con amigos. Las discotecas noera algo que me llamase mucho la atención. La gente pegada conmovimientos demasiado guarros, sudados, prácticamente follando conropa y metiéndose mano en lugares que no deberían. Definitivamentenecesitaba alejarme un poco de ese ambiente, aunque estuviese con misamigos y mi novio, me hacía falta un respiro.


-Guille, voy al baño ¿Vale?
-Vale– le escuche decir mientras su voz se perdía entre los tantossonidos del lugar.


Pase directo al baño, me lave lacara y apoye mis manos en el lavabo. Me sequé como pude y me mire;Estaba realmente mal, y si no fuera por la oscuridad de dichadiscoteca me habría arreglado más, pero nadie se daría cuenta, aunasí no pude retener mi instinto natural de acomodar todoperfectamente y me peine un poco con agua. Cuando pasé mis manosmojadas por el cabello me percate de que alguien salió de una de lascabinas de baño. Me quedé perplejo al ver quién era, y un ceñofruncido se pintó en mi cara cuando vi al peliverde favorito detodos, nótese el sarcasmo, él, a diferencia de mí, no me mirabasorprendido. Él sabía perfectamente que yo estaba ahí. Decidísalir lo más rápido que pude, aun después de escuchar varias vecescomo este me llamaba.
Me perdí entre la multitud de gente, nologre ubicar a mis compañeros ya que era la primera vez que visitabaese lugar y había encontrado el baño de milagro, además de quenunca se me dio bien orientarme. Tarde varios minutos enlocalizarlos, pero justo cuando me dirigía hacia ellos, fuiinterceptado por Oscar.


-Te estaba buscando.
-¡Quecoincidencia! Yo estaba evitándote, pírate Oscar, estoy ocupado –Pase a un lado suya, este atrapo mi brazo y me miro con una cara desúplica, no sé por qué, pero luego de soltarme de su agarre mequede, esperando que dijera lo que tenía para decirme, suspirepesadamente y pregunté - ¿Qué quieres?
-Samuel... nunca quiseque las cosas terminaran así entre nosotros, solo quiero que seamosamigos como antes, y si es posible también que... - Le interrumpí,suficiente tontería en esas pocas palabras.
-Si estamos así, espor tu culpa, además, ¿amigos? Tú y yo nunca hemos sido amigos –Vi como bajaba la mirada y se desanimaba –, y no, no es posible, ytampoco lo volverá a ser jamás, ¿a qué estás jugando? ¿No esque estabas súper enganchado con Guille?
-Solo lo hice para dartecelos, sé que te gusta, y pensé que si veías que estaba interesadoen él tal vez... lo olvidarías.
-Estás loco, tío... -Me volteépara volver con los chicos, pero nuevamente mi brazo fue atrapado porel peliverde, giré para soltarme y decirle que me dejara en paz deuna puta vez, pero paso algo que no me esperaba en loabsoluto.
Nuestros labios se unieron en un beso desesperado por suparte y atónito por el mío. No sabría decir por qué no le empujea tomar por saco en su momento, tal vez podía culpar al alcohol,pero para ser sincero era el volver a sentir los besos de Oscardespués de tanto tiempo... besos que nunca espere volver a sentir.

Se separó de mí con los ojos de paren par, tal vez sorprendido por un beso que no sabía que su cuerpopedía tan desesperadamente como lo mostró, se alejó susurrando unadisculpa, me limpie los labios con la manga de la camisa y decidívolver hacia donde mis compañeros. Cuando llegué, todos estaban enun silencio sepulcral, Guille mirando a un lado con una expresióntriste y un puchero, como si estuviese a punto de llorar.
-¿Estátodo bien, Guille? – pregunté poniendo una mano sobre suhombro.
-Flipo contigo...
-¿Qué dijiste?
-No me toques,Samuel -Eso si lo escuche claramente, inconscientemente le obedecí yaleje mi mano. Me sorprendió mucho su reacción, y mi mentealcohólica no encontraba una razón de algo que pudiese tenerle tanmolesto.
-Guille... Dime que te pasa.
-Los acabo de ver... Quebuenos actores que son, parecían que de verdad no se aguantaban –Dijo sin mirarme. Al fin comprendí que era lo que lo tenía tanmolesto, ¿y cómo no estarlo? Yo también lo estaría. Debíaexplicarle rápido como pasó todo antes de que él pensase que elbeso lo había empezado yo.
-No, Guille, no mal interpretes lo queviste, te juro que no... -Puse mi mano en su hombro nuevamente, yantes de que pudiera seguir hablando fue interrumpido por un manotazoque alejo mi mano de él, todo seguido de un grito que podíadistinguirse claramente aun entre tanta música.
-HE DICHO QUE NOME TOQUES, MALDTIA SEA, Y NO TE ATREVAS A DECIR QUE NO ES LO QUEPARECE – Finalmente volteó a mirarme con sus ojos cristalizadosque inmediatamente me alarmaron, aunque más que alarmarme, mepartieron el alma. No podía verle así, no podía seguir viéndoleasí, voltee la mirada y él hizo lo mismo. Susurre una disculpa, ycuando estaba a punto de seguir explicándole todo, se levantó de sulugar – me voy, los veo luego, chicos.
-No te vayas, déjameexplicarte lo que paso – hizo caso omiso a mi petición y sedirigió hacia la salida. Me quede unos segundos parado pensando loestúpido que era, y lo estúpido que seguía siendo al quedarmeparado y no buscarle, aún más estúpido por seguir quieto, hastaque una voz interna me dijo que corriese a buscarle y mi cuerporeacciono, me dirigí directamente a la entrada, voltee a los ladosbuscándolo, Salí al medio de la calle y saque mi móvil, llamándolerepetidas veces, sin obtener una respuesta de él... La habíacagado.
Y la había cagado en grande.

Dreamers {Wigetta}Where stories live. Discover now