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________Vega.


Mi primer día en éste nuevo instituto y realmente no me estaba yendo muy bien, nunca había sido nueva en otro lugar, era mi primera vez y el simple hecho me aterraba.

Si no era malo qué me haya bajado—o descalabrado el chango como le decía mi amiga— no se qué más podría salir mal.

¿Porqué justamente ahora?

¿Porqué no fui chico?

¿Porqué, Andrés, porqué?

Tantas preguntas tontas qué no podía responder.

Caminé por el pasillo cómo todos los hacían ahora. Era la hora de salida y todos caminaban hacía la puerta delantera para salir corriendo de este lugar el cuál llaman "instituto". Todo iba tranquilo, hasta qué sentí humedad más haya de mi trasero lo cuál significaba una sola cosa, ¿Me había manchado?

No podía comprobarlo, no sabía a quien dirigirme para poder preguntarle.

Seria muy vergonzoso.

Hasta ahora no conocía a nadie—eso me pasaba por antisocial—y púes esa era una de las razones, ninguna chica me había hablado, pero yo tampoco tenía ni la más mínima intención de hacerlo. No me importaba mucho.

Pero en estos momentos me importaba demasiado.

Caminé lo más rápido qué pude para poder llegar a trabajo social pero no sabia exactamente dónde se encontraba.

De pronto, sentí una presencia a mi lado y me gire para mirar.

Un chico unos centímetros más alto qué yo se encontraba delante mío, al parecer era capitán del equipo de fútbol americano pues llevaba una chaqueta qué lo demostraba.

También pude darme cuenta de que era guapo, y su rostro se veía muy adorable casi como el de un osito de peluche.

Apuesto a que este es de los típicos mujeriegos que todo instituto tenía.

—¿Qué se te ofrece?—le pregunté.

—Púes las mujeres se me ofrecen todo el tiempo pero yo no vengo a eso. —dijo.

El tono que había utilizado me molesto un poco, era muy concienzudo.

—Seguro sólo vienes a molestar. —rodee los ojos. —ó a querer ligar conmigo.

Soltó una sonora carcajada. ¿Se estaba burlando de mi?

Me analizó de pies a cabeza.

—Se nota que eres una niña buena, y a mi no me gustan las niñas buenas. —dijo burlón.

Maldito imbécil, ¿qué se creía?

—Largo de aquí, idiota. —lo mire mal.

—No. —ignoró mi petición.

—Púes yo me voy. —sujete mis cosas con más fuerza para irme de hay.

Avancé un poco con la intención de irme pero el chico me lo impidió tomando mi brazo izquierdo, me estremeció un poco el tacto con su piel.

Pude obtener un aroma a mi izquierda, era su colonia. Maldita sea, olía tan bien.

—No vengo a molestar, ni mucho menos a ligar como tu dices.

—¿Y a qué vienes entonces?

—No quiero qué me lo tomes a mal ni mucho menos sientas vergüenza, supongo qué es algo normal. —se encogió de hombros.

—Habla púes,—dije desconcertada.

—Te manchaste la falda, —miro mi falda por unos segundos pero al instante la desvío hacía mis ojos. —hay una pequeña mancha roja atrás...supongo qué es de, bueno de eso qué les pasa a ustedes.

Me tomó unos segundos analizar la situación.

Mis sospechas se concluyeron gracias al chico, pero no podía evitar sentirme avergonzada. Me había visto, había visto mi mancha roja y el sabía perfectamente qué significaba.

Tenía ganas de ahorcar a Andrés, era un jodido idiota.

No, no, espera Andrés no, lo siento.

Luego se enoja y me va peor.

Apostaría a qué el color rojo en mi cara se estaba haciendo cada vez más fuerte, y si se acababa el rojo seguiría el azul, amarillo y verde. No quería parecer arcoiris.

—Me siento muy avergonzada, —. agache mi mirada. —siento que debería agradecerte pero no quiero hacerlo.

—Hay otra forma en la que puedes agradecerme. —su cara comenzó a formar una sonrisa.

—¿Qué quieres decir con eso? —arque una ceja.

Me comenzaba a dar miedo este chico, parecía un loco desquiciado.

—Quiere decir que harás todo lo que te pida. —se recargó en los casilleros.

—No, no haré nada. —negué paulatinamente.

Si, era un loco.

—Claro que lo harás, ¿y sabes porqué?—me mostró su celular y en el una foto de mi falda, y claro, está estaba manchada. —Si no lo haces le mostrare a todos esta foto. 

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora