20.

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_____________Vega♡


Estaba en la espera del timbre. La necesidad de un burrito en mi estómago era indescriptible.

De repente el timbre sonó avisando que era hora del almuerzo. Me levante de mi asiento y espere a Sam para caminar junto a ella. Antes de salir del salón dirigí mi vista hacía Mario. Este se encontraba platicando con sus amigos augustamente. La gran sonrisa que inundaba su rostro parecía ser la cuera al cáncer. Y también parecía ser la cura a todos mis problemas.

—¡____________! —alguien me llamó desdé la puerta sacandome del mundo Bautista en el que me encontraba viviendo.

Me giré para encontrarme con Elliot quien tenía una gran sonrisa en su rostro. ¿Ya había dicho lo linda que era su sonrisa?

«Si, ya lo dejaste muy claro, idiota»

Y lo diría millones de veces, los chicos que sonríen se ven realmente lindos, no entiendo como unos van por la vida con el rostro serio simulando ser unos machos alfa con lo lindo que son.

Me acerqué a él con una suave sonrisa en mi rostro.

— ¿Almorzamos juntos? —me preguntó.

— ¿Por qué no? —me encogí de hombros.

— ¿Eso es un sí?

Frunció el ceño.

—Sí, tonto. —reí.

—Tú risa es muy linda.

—Me han dicho que sueno como hiena cuando rió. —mentí.

Nunca en mi vida me habían dicho aquello. Pero quería ver como reaccionaba el a eso.

—Puedo creer todo, menos eso. —negó divertido.

—Tiendo a exagerar un poco.

—Sí, quizá fue eso.

Los dos reímos. No hacía falta un espejo para notar lo loca que me veía riéndome de cosas que ni puta risa daban.

—Hola. —saludó Sam a mis espaldas.

Me gire para encontrarme a mi amiga mirándonos tiernamente. Quizá ella estaba confundiendo esto.

—Elliot. —se presentó el chico extendiéndole la mano a mi rubia amiga.

—Sí, lo sé. ¿Quién rayos no te va a conocer en este instituto? —hablo Sam.

¿Elliot era un chico muy reconocido?

Tenía que conocerlo más para saber quién era realmente Elliot Blair.

— ¿Nos vamos a almorzar? —preguntó Sam.

Elliot asintió junto a mí.

—Vamos. —dije para después caminar hacía la cafetería.


...


Estábamos por llegar a la cafetería cuando algo llegó a mi mente. El maldito dinero se me había olvidado en mi bolso. Ahora tenía que regresar por él.

—Se me olvido él dinero en mi bolso, ustedes busquen una mesa. Vuelvo en seguida. —informe y ellos asintieron.

Entonces regrese por el dinero para mi almuerzo.

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora