2.

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_______________Vega.


Este tipo tenia algo en su pequeña cabeza. Pero también era bastante inteligente al querer chantajearme con eso, ninguna chica quiere ser exhibida de esa manera y el encontró la mejor forma de torturarme.

Di un largo suspiró. ¿Qué era lo que pediría? No creó que sea mucho.

—Esta bien. —asentí.

No me quedaba de otra.

Ya bastante tenía con los problemas en mi casa no quería más con el.

—Perfecto. —pronunció metiendo su celular de vuelta a su bolsillo. —Comencemos con lo básico.

—¿Lo básico? —alce una ceja. —¿A qué te refieres con eso?, ¿Ya habías hecho esto antes? —entrecerré mis ojos.

—No te imaginas la cantidad de veces que lo e hecho.

Ahg, era un pejelagarto de alcantarilla. ¿Cómo se atrevía a hacerle eso a las chicas? Pero lo peor era que yo ahora era una de ellas.

—Maldito.

—Relaja las tetas. —alzo su mano. —Esto es tu culpa en gran parte por querer asistir a este instituto si sabias perfectamente que este es uno de los más desmadrosos de la cuidad.

—Creéme, yo no quería estar en este instituto de mierda...—no pude terminar la frase porqué el tapó mi boca con su mano.

No lo puedo creer, su mano era muy suave.

—No digas eso aquí dentro, te pueden escuchar. Nunca digas nada que insulté a este instituto o te ira muy mal.

Quité sus manos de mi boca.

Pero cuándo las quitó sentí un sabor a chocolate. Miré sus manos, estas tenían un poco de chocolate embarrado en ellas.

—¿Quienes me harán daño según tú? —pregunté. —Y...¿Estabas comiendo chocolate?

Lo miré.

—Si, me encantan los chocolates y más si son de almendras. —llevo su mano a su bolsillo y arrugo sus cejas cuando se dio cuenta de que no había nada hay. —Mierda, mi último chocolate.

Arqué una ceja. Era muy extraño esto.

—¿Me puedes decir ya quieres me harán daño? —volví a preguntar.

Dejó a un lado su problema de la perdida de su chocolate y me miró.

—Todos, y por todos me refiero a todo el instituto. Aquí todos respetan el instituto y no dejan que nadie lo ofenda. —dijo.

—Son muy raros. —lo mire un poco mal.

—Pero vele el lado bueno a tú situación, si tú haces todo lo que pida obtendrás mi protección. —se señaló. —Soy una persona muy respetada por aquí.

Su ego se sentía cómo un calor de verano. Me quemaba, era bastante molesto.

—¿Y qué quieres que haga...?

—Primero prestarme dinero para unos chocolates, mis padres me castigaron y no tendré dinero hasta mañana. —dijo. —Segundó, —se descolgó la mochila que traía y sacó un libro de ella. Me lo entregó. —Harás mi tarea de Matemáticas, no creas que no me di cuenta de que eres muy inteligente, hay que aprovechar.

—¿Cómo rayos...?

—Tal vez tú no me viste en clase porqué estaba hasta el fondo, aún que ahora que lo pienso deberías de a verme notado, digo, todos lo hacen.

—Ve al punto. —hablé irritada.

—Okay, okay...—paró un momento. —Note tu atención a la clase, y como resolvías los problemas cuando apenas y yo los volteaba a ver.

Abrí mi boca y fruncí mi ceño al mismo tiempo.

—¿Me estabas espiando...? —pregunté.

—No te hagas ilusiones Vega.

Estaba impactada, también sabía mi apellido. Iba a reclamar pero se me adelantó.

—Si, también se tú nombre. —habló.

—¿Qué más sabes sobre mi?

—Púes...dónde vives, tu signo zodiacal, tipo de sangré...—siguió pensando en que más se le podía ocurrir.

—¿Es broma cierto? —dije firme.

—No del todo. —negó. —Tengo que investigar un poco acerca de las chicas con las que voy a hacer tratos. —comentó.

—Yo no tengo ningún trato contigo. —me quejé.

—Claro que lo tienes. —resopló. —tu cumples con todo lo que te pida y yo no le enseñó la foto a nadie.

—¿Siempre chantajeas a las chicas con esto?

—De hecho no tengo necesidad en chantajearlas porqué ellas hacen todo lo que les diga sin ningún problema, solo lo hago con las difíciles, es más divertido. —se encogió de hombros.

Suspire negando, era increíble.

—Y bueno, se ve que tú no eres de esas chicas fáciles. ¿Estoy en lo correcto?

—Valla, en eso si tienes razón.

—Lo sabía. —hizo un ademán cómo si acertara.

Después su celular sonó, indicando que le había llegado un mensaje. El lo tomó y miró de que se trataba. Segundos después me miró.

—Me tengo que ir. —comentó. —Solo te quiero decir algo.

—¿Ahora qué?

—Todas las chicas a las que chantaje una vez terminaron enamoradas de mí, pero yo no y fue muy doloroso para ellas. Por eso te doy un pequeño consejo antes de empezar esto.

Me quedé en silenció por un momento esperando a que hablara.

No te enamores de mí.

Se dio media vuelta y se alejó de mi.

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora