___________Vega♡
— ¿Qué te parece si me compartes a tú chica?
El chico finalmente habló.
Mario tomó lentos, casuales pasos hacia nosotros. —No me gusta compartir.
El chico parecía sorprendido.
— ¿Qué?
— ¿Estas sordo o eres estúpido?— Mario asintió a sí mismo como si él hubiera acabado de notar algo— Estúpido, — él afirmó a sí mismo—. Definitivamente estúpido.
—Yo cuidaría mi boca si fuera tú—el chico borracho amenazó.
Mario no estaba para nada afectado. De hecho, él lucía algo aburrido. —Wow, una amenaza. Oh Dios mío, estoy temblando del temor—él fingió un escalofrío y yo oprimí una risita.
Antes de que el chico pudiera reaccionar, Mario había dado una patada al estómago del chico, antes de darle con la rodilla en la entrepierna. Auch, definitivamente si fuera chico eso dolería demasiado.
El chico se defendió momentos después. Mis manos estaban sacudiéndose. Aunque Mario parecía ser un excelente luchador, pero el chico tenía una ventaja: Un arma.
—Sí que vas a pagar por eso, hijo de...
Mario le guiñó. —Menos charla, más pelea.
El chico apunto hacia la cara de Mario. Mario se agachó en una veloz rapidez y saltó justo a tiempo para evitar acuchillarlo.
—Eso no se hace, se un niño bueno. —Mario comentó como si estuviera hablándole a un niño.
Por supuesto, la declaración de Mario solo enfureció más al chico.
Él dio saltó hacia Mario y logró pegarlo al frío y duro suelo. Mario rápidamente lanzó un puño a la cara del chico, tomándolo desapercibido. Él tomó esa oportunidad para patearle el pecho y tirarlo. Ambos chicos se pararon y continuaron la pelea. Cerré mis ojos y me agaché contra las paredes cubriendo mi cara con mis manos.
Solo quería que se acabara.
Dios, por favor protege a Mario Bautista.
En ese momento, escuché a alguien caer y gruñir en dolor. Oí el puño de alguien chocar con el rostro de la otra persona. Oí a uno de ellos contraerse del dolor.
De repente, la única cosa que pude escuchar era la pesada respiración de una persona... y recé al Cielo y a la Tierra que el chico no hubiera ganado. Las manos cálidas de una persona me sostuvieron gentilmente mientras ellas trataban de descubrir mi rostro. En el borde de las lágrimas, me encontré con unos oscuros ojos.
—Mario —mi voz era apenas oíble, casi instintivamente, enterré mi cabeza en su pecho.
—Ey, está bien—Mario susurró mientras abrazaba sus brazos alrededor mío protectoramente―. Todo se ha acabado, ________.
Traje mi cabeza arriba a su cara para mirarlo. El trajo sus manos arriba a mi cara y limpió la lágrima que se había escapado. —Vamos, salgamos de aquí.
* * *
—Y...¿Qué estabas haciendo en la fiesta de Adam, y sola? —me preguntó.
Abrí puerta de mi casa lentamente y me di la vuelta para mirarlo.
—Pues, realmente no se quien sea ese tal Adam, y no estaba sola, bueno...quizá en ese momento si, pero iba con Max.
— ¿Entonces no estabas invitada a la fiesta?
—No.
— ¿Quiere decir que te colaste? —sonrió juguetonamente.
— ¿Creo...?
—Wow, que ruda—los labios de Mario se rompieron en una risa—. Aunque no lo fuiste de todo déjame decirte, pues tuvo que llegar Mario como un caballero con su armadura a recatar a la bella dama en apuros.
Me reí silenciosamente.
Mario Bautista, mi héroe.
—Gracias. —susurré calladamente.
Me mando una adorable sonrisa torcida. —No te preocupes por eso.
Jugué con mis dedos mientras que dejaba que el silenció invadiera el aire. Era muy incómodo.
—Lo siento.
Levanté suavemente mi cabeza mientras que instantáneamente conectaba los ojos de Mario con los míos. Era una conexión perfecta.
—Me comporte como un imbécil contigo, tú no lo merecías. Y bueno... ¿Me perdonas?
—Nope, —murmuré a mí misma lo suficientemente duró para el que él me escuchara—. Aún eres un imbécil.
Él sonrió juguetonamente.
—Oh por favor, ambos sabemos que en el fondo te encanta.
Puse los ojos en blanco. —Si claro, solo si eso te ayuda a dormir esta noche.
— ¿Qué tal un beso?
— ¿Me estas pidiendo que te bese?
—No, solo dije que un beso me ayudaría a dormir. Nunca dije que quería que tú me dieras ese beso.
Por supuesto, si quieres besarme...no te detendría.
Me revelo su famosa y creída sonrisa.
Reí ligeramente y negué a la vez mientras que entraba a mi casa.
—Nos vemos mañana, peje lagarto.
Me mando una adorable sonrisa torcida. —Nos vemos, nerd.
* * *
Me tire en mi cómoda cama mientras que pensaba en todo los hecho del día de hoy. Todo comenzó con una pequeña pelea y ahora...me encontraba sonriendo estúpidamente ante el recuerdo de Mario Bautista.
Maldije, ¿Por qué tenía que ser tan terriblemente lindo? Fue tan extraño, vi mis deseos en una sola persona. Los vi en él. ¿Ahora cómo le hacía para dejar de pensar en él?
Maldita sea, me he enamorado de él. ¿En qué momento me volví tan estúpida?
Me enamore de Mario Bautista.
Y me enamore de él, porque de algo hay que morir.
* * *
Era martes y había decidido contarle a Sam acerca de mis sentimientos.
Yo suelo esconder mis sentimientos, no por vergüenza o miedo a decirlo. Si no, porque sé que si llego a decir lo que siento, nadie me escucharía o nadie sentiría los mismo que yo. Pero esta vez era diferente.
Está vez ciento que Sam podía entenderme o hasta aconsejarme. A lo lejos vi a Sam metiendo algunos libros a su casillero. Corrí hasta ella y le di un fuerte abrazo. El cual me regreso.
Me separe de ella con una sonrisa en la cara, ella lucía sorprendida.
— ¿Y porque tan feliz?—me preguntó con una gigante sonrisa.
—Tengo que decirte algo, es sobre un chico...
Note como ella comenzaba a ponerse nerviosa, y yo también lo estaba. Nunca antes había tenido una mejor amiga a la cual contarle mis cosas personales.
—Yo también tengo algo que decirte. —dijo.
— ¿Y de que se trata?
—Estoy enamorada de un chico. —confesó.
— ¿Enserio? Genial, yo también. Y, ¿de quién se trata? —la sonrisa no me cabía en la cara. Estaba emocionada.
—Estoy enamorada de Mario Bautista.
Y cuándo lo dijo. Dolió tanto, que pude escuchar cómo mi corazón se rompía.
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El testigo de Andrés «mb»
Fanfic―Te manchaste la falda, hay una mancha roja detrás. ―dijo el testigo de Andrés.