33.

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|♡ __________ Vega♡|


Hoy es viernes, porque ayer fue jueves.

Me acerqué al espejo, cerré mis ojos y le ordené a mi mente que dijera cosas lindas sobre mí. Estaba tratando ser pesimista, quería sentirme bien conmigo misma.

Abrí mis ojos.

En el espejo se encontraba una linda chica. Con un vestido rojo que marcaba bien sus curvas. Su cabello era muy lindo y estaba suelto. Su maquillaje era perfecto a pesar de que no era mucho.

Esa chica era yo.

Escuche el timbre de mi casa.

Baje las escaleras lentamente pues los tacones no me daban para más tenia que acostumbrarme. Me acerqué a la puerta y di un largo suspiro antes de abrirla. Gire la chapa y la abrí.

Un chico demasiado guapo apareció detrás de ella. Un Mario Bautista. El lucía sexy con su playera negra y ese pantalón ajustado. El me miró de pies a cabeza. Y eso me hizo sentir más nerviosa de lo normal. Quería saber que era lo que pensaba de mi en este segundo.

—Wo-wow—el expresó —. Te-te vez genial. Sin duda esta noche me quitarás el trono del más sexy.

—No seas tonto. No es para tanto.

— ¿Qué no es para tanto? Estoy dudando en llevarte a la fiesta. No quiero partir rostros esta noche.

Rodé los ojos y negué divertida. El era genial.

{* * *}

Cuando llegamos a la fiesta—que por cierto era en la casa de Trent—Mario me presento a algunos de sus amigos. Aparte del pequeño escuadrón que conformaba a Peter, Trent y Matt. Esos chicos eran geniales.

Me senté en un pequeño sillón a esperar a que Mario me trajera jugo.

Yo no era de las personas que tomaba.

Esa cosa me tenía asqueada. Mi madre siempre dejaba esas botellas en casa y olían de puta mierda.

Mario llego a mi lado y me entrego

—Gracias.

Él se sentó. — ¿No prefieres ir a otro lugar más calmado?

— ¿Cómo cuál?

—No sé, un parque o la playa, pero lejos de aquí. Prefiero estar en un lugar más tranquilo contigo. Junto a ti.

—O podemos ir a mi casa. Olvide mi regaló ahí y quiero dártelo para agradecerte por todo.

—Me parece bien.

Me regalo una linda sonrisa.

{* * *}

Abrí la puerta de mi casa y deja pasar a Mario.

—Creo que está en mi habitación.

— ¿Okay?

Entre a mi habitación y enseguida Mario entro en ella y la inspeccionó. — ¿Dónde está mi regalo?

Si...yo no tenía un regaló. Bueno por lo menos no uno material.

Tomé la mano de Mario y lo lleve hasta mi sillón. Lo empuje para que se sentará y seguido junte sus labios con los míos. Él tomó eso como sorpresa y yo comenzaba a creer que me rechazaría, pero segundos después el comenzó a mover sus labios. Me senté a horcajadas sobre y eleve la velocidad del beso formando ahora uno más apasionado. Sentí las manos de Mario en mi cintura separándome lentamente de él.

—_________...espera... ¿Qué haces? —preguntó un poco agitado.

Me levanté sobre él y lo miré. Creí que él se había dado cuenta de esto desdé el principio. — ¿Es qué no te has dado cuenta de que éste es mi regaló?

— ¿Tu-tú de verdad estás haciendo esto?

—Bueno...—me encogí de hombros—. Pero tú no quieres yo...

—Yo nunca dije que no quería.

— ¿Entonces por qué...?

—Porque no quiero que hagas algo que realmente no quieras...

—Yo de verdad lo quiero.

— ¿Estas segura?

—Muy segura.

Él se levantó del sillón y llevo su mano a mi cintura acercándome a él. —En ese caso, aceptaría tu regaló con mucho gusto.

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora