30.

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 _________ Vega♡


— ¿Y por qué? —pregunté.

— ¿Por qué no?

—Pues porque...tu eres un chico y yo una chica y...

— ¿Tienes miedo de qué te haga algo?

—No.

— ¿Entonces de que tienes miedo?

—De perder el control.

—Tranquila, no pasara nada. Solo dormiremos y ya, ¿Si?

Él puso de nuevo esa carita de cachorro bebé. Y decidí tomar eso como una excusa para aceptar.

—Okay —acepté—. Iré a ponerme mi pijama.

* * *

Pronto salí de mi baño y me encontré a Mario, sin camiseta y en mi cama.

¿Por qué? ¿Porque esto es tan injusto?


Mario Bautista♡

Comencé a acariciar la espalda desnuda de _________. Su piel estaba a una temperatura bastante alta, pero no podía culparla, yo también lo estaba. Sus uñas se encajaban en mi espalda y estaba seguro de que está estaba roja y llena de rasguños. Pero el placer llenaba ese ligero dolor sentía al ser arañado por ella. Y por no decir que era bastante caliente que ella hiciera eso.

— ¡Mario! —gimió ella mi nombre entre jadeos constantes.

Era como una melodía. Una excitante y caliente melodía.

—_________ nena...

— ¡Mario! ¡Mario! —esta vez no sonaban como gemidos de excitación. Sino como gritos para que reaccionará— ¡MARIO!

Entonces abrí mis ojos regresando a la realidad. Maldita sea, había soñado que tenía una noche caliente con _________. Esperó que ella nos e haya dado cuenta de ello. Pero diablos, ¿cómo rayos no se va a dar cuenta? El claro sudor en mi frente, los gritos abundantes y los movimientos bruscos eran más que una clara evidencia.

— ¿Estas bien?

Ella sonaba preocupada. Si no fuera porque la conocía, hubiera deducido que me había cachado. Pero no. Ella era tan inocente.

—Si-sí, estoy bien. Solo fue una pesadilla. —comenté.

¿Pesadilla? Por Dios, si de algo estaba seguro es que esa 'pesadilla' se volviera realidad.

— ¿Tan fea estoy que soñar conmigo es una pesadilla?

— ¿Cómo sabes que estaba soñando contigo?

—Porque gritabas mi nombre.

Trate de buscar una excusa para eso.

—No, lo que paso fue que...soñé que estábamos en narnia y tú te perdías y pues no te encontraba por ningún lado.

— ¿Okay?...

Asentí para dejar aún lado el tema de mi ligero sueño húmedo. Maldita sea que bueno había sido.

—Bueno, entonces levántate porque si no llegaremos tarde a clases.

* * *

—Anda _______, solo hoy hay que faltar a clases. ¡Por favor! —rogué por quinta vez.

Estaba segura de que ella tampoco tenía ganas de ir al instituto pero su estricto y personal reglamento no le permitía faltar. Así que teníamos que hacer unos ligeros ajustes.

De pronto tocaron la puerta de la casa. _________ arrugo sus cejas confundida. Ella no sabía de quien se podría tratar.

Caminó hasta la puerta y yo le seguí el paso.

_________ abrió la puerta de su casa y de ella apareció un sujeto vestido en un traje elegante. — ¿La casa de la señora Renata Palmer?

—Si viene a buscar a mamá ella no está. —_________ tomó el borde la puerta para cerrarla, pero el señor la detuvo.

—No, no vengo a buscar a su madre. Pero si vengo a hablar de ella. —cuestiono el señor.

— ¿De qué? O ¿Qué?

—Señorita, —el señor se tomó unos segundos antes de seguir hablando—. Me duele decirle esto. Pero su madre, su madre murió en un accidente automovilístico.

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora