________________Vega
Tan pronto como mis labios tocaron los suyos mi cerebro comenzó a entrar en acción.
Sus labios eran muy suaves y cálidos. Comenzó a moverlos lentamente y fue en ese momento en el que me perdí por completo. Moví los míos regresándole el beso pasivamente, no hasta que el timbré chilló indicando que era hora de entrar. Aquello me había sacada de mi mundo.
Usé toda mi fuerza para empujarlo de mí.
Fue bastante complicado porque él era más grande...y fuerte.
—No vuelvas a besarme. —pronuncié.
El rió con sorna.
—Vega por favor, los dos sabemos que no quieres eso. —me giño un ojo.
—Sí, si quiero eso. —asentí. —Ni siquiera eres un buen besador de todas maneras.
El quedó en shock por mi comentario, claro, le había dado a su orgullo.
— ¡Estas mintiendo!
—Claro que no. —sonreí con satisfacción.
—Sabes qué, si eso quieres está bien, no te volveré a besar...a menos que tú me lo pidas. —declaró.
Mis ojos iluminaron diversión, iluso.
— ¿Enserio crees que yo te pediría eso? —arrugue mi frente. ¿De verdad él creía eso?
Sonrió. —Vega, un día estarás suplicándome que te bese.
— ¿Quieres apostar?
—Pero por supuesto que sí.
* * *
Una nota cayó en mi regazo mientras que el profesor se encontraba escribiendo ejercicios en el pizarrón.
Arrugue mi frente confundida, pensé unos segundos si leerla o no. No sabía de que se trataba y quien la mandaba. Pero la curiosidad mato al gato.
El pequeño papel arrugado decía lo siguiente;—"Tengo que hablar contigo, cuando suene el timbré aquí te quedas (;" Att. El sexy de Mario —.
¿Ahora qué?
—Bien alumnos, pueden copiar lo que está en él pizarrón. —informó el profesor.
—Profesor. —habló una chica.
Todos dirigimos la mirada a ella.
Era una rubia, me sorprendí al ver la cantidad de maquillaje que llevaba puesto, ¿acaso trabaja de payaso en sus días libres? Y su micropequeñamini falda dejaba mucho a la vista. A los chicos les parecía genial tener esa increíble vista. Asquerosos.
Puedo asegurar a que Barbie tenía menos plástico que ella.
— ¿Cuál es el problema señorita Morrison?
— ¿Podemos trabajar en parejas? —le preguntó la rubia.
—Si con eso va a ponerse a trabajar...está bien para mí. —se encogió de hombros.
Y todos comenzaron sus ejercicios.
Tomé mi lápiz para comenzar mi trabajó, pero una mano tocó mi hombro impidiendo que siguiera con mis ejercicios.
Mire hacia arriba, era Mario.
— ¿Qué quieres?—pregunté.
—Quiero un lápiz. —habló.
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El testigo de Andrés «mb»
Fanfiction―Te manchaste la falda, hay una mancha roja detrás. ―dijo el testigo de Andrés.