29.

10.1K 707 201
                                    



 __________Vega♡


Mario me había traído a casa.

Después de aquella escena en el estacionamiento del instituto, mi mente sigue sin poder creer las palabras que salieron tan malditamente perfectas de la boca de Mario.

«Me gusta ___________»

Diablos, ¿me puedo tatuar eso en la frente?

Caminé hasta la puerta para abrirla, pero hacía falta algo. Las llaves. Mierda, se habían quedado adentró. Genial, simplemente genial.

― ¿Qué pasa? ―preguntó Mario curioso.

―Olvide mis llaves dentro.

Escuche la risa de Mario. Si, esto era demasiado gracioso. ¿Cómo rayos voy a olvidar mi llaves dentro?

―Supongo que esperaré a que llegué mamá, -limpie el suelo para después sentarme sobré él―. Unos 5 días más o menos.

Vi una sonrisa aparecer en el rostro de Mario. El negó divertido como si yo hubiese dicho un chiste. -O podemos subir por el balcón.

―Solo las personas con retraso como tu subirían por ahí. Y yo no soy una de ellas.

―No te pasara nada.

―No. Hagas lo que hagas, digas lo que digas no logradas convencerme.

* * *

― ¡Maldita sea Mario! ¡Voy a morir!

Sí, me encontraba subiendo mi propio balcón ya que había dejado mis llaves dentro de casa. Se preguntaran como fue que Mario me convenció. Púes el solo hizo una cosa.

Puso cara de cachorrito bebe.

Maldito.

Pronto me encontré dentro de mi habitación. Un gran alivió recorrió mi cuerpo.

Me di la vuelta para encontrarme con Mario cruzando el barandal.

Parecía como si él fuera un experto. Pero entonces deduje que sí, supongo que el ha hecho esto muchas veces para llegar a los cuartos de las chicas.

El pronto se encontró delante de mí.

―Lo vez, sigues viva. No hay nada de qué preocuparse. ―caminó hasta mi cama y se sentó en ella-. Y por cierto, tienes un trasero muy bonito.

Sentí mis mejillas arder en fuego. Diablos, no había recordado que traía falda. ¿Qué más me falto olvidar? ¿Mis calzones? No, creo que eso no.

Me le quede mirando fijó por un minuto y después hable. ―Eres un idiota.

Caminé hasta el sillón que tenía en mi habitación y me senté en él. Prendí la televisión para buscar alguna película. Escuché como Mario se levantaba de la cama, caminó hasta mí y se sentó a mi lado.

―Lo siento, ¿pero qué quieres que diga? Sería una mentira si dijera que están feas...

―Mario...

―Bueno ya, me cayó.

―Eso estaría bien. ―asentí.

― ¿Qué haces?

―Quiero ver un película.

― ¿De chicas? ―asentí―Bah, que aburrido.

―Ahí está el balcón, puedes tirarte e irte.

― ¿Dije aburrido? No, lo que quise decir fue sería muy divertido.

―Tu sarcasmo es muy malo.

* * *

―Por Dios, ¿Cómo rayos una chica se puede enamorar de un vampiro?

―Son sexys, bueno por lo menos Edward lo es.

―Yo soy sexy y no soy un vampiro.

―Tu ego es más grande que mi cabeza.

―No es ego, es sólo la verdad.

―Seguro, si eso te hace sentir bien. -sonreí.

Era una mentirosa. Si de algo estaba segura es que me encantaba el Mario egocéntrico, era tan malditamente sexy.

Sentí la mirada de Mario sobre mí y me giré para verlo. Me sonrojé un poco. Él me miraba de una manera tan linda.

―No me mires de esa forma, como si yo fuese tu persona favorita en el mundo, tu mejor casualidad, tu buena suerte. No me mires así.

― ¿Por qué no?

Di un largó suspiro antes de hablar. ―Esto es muy simple, ―comencé a hablar―. Me gustas Mario, sí, me gustas.

―Wow.

―Y la verdad es que no quiero ilusionarme, si algo he aprendido es que no debo ilusionarme con un te quiero, un me gustas, una mirada o una palabra bonita...

― ¿Y si te digo que tú también me gustas? Lo escuchaste ese rato pero te hiciste tonta―cuestionó―. Me gustas Vega.

―Sí, pero. Gustar y estar enamorado es muy distinto.

― ¿Estas enamorada de mí?

― ¿Tú lo estás?

―La verdad no lo sé. ―se encogió de hombros.

―Es que no se trata de saberlo, se trata de sentirlo.

― ¿Y cómo diablos voy a saber cómo se siente? Yo nunca he estado enamorado.

―Quizá yo me he enamorado de ti.

― ¿De-de verdad? Pe-pero ¿Cómo? y ¿Por qué? ―preguntó.

¿Por qué estaba enamorada de él?

Era una de las preguntas más simples que podían existir en la tierra. La pregunta difícil sería, ¿Por qué no enamorarse de Mario Bautista?

―Mi corazón es como el universo, ―comencé a hablar―. Era frío y oscuro, solo había una pequeña masa en el medio de toda esta oscuridad el cual contenía todos mis sentimientos comprimidos con miedo de salir, porque no querían que estuvieran lastimados, luego llegaste TÚ he hiciste que esos sentimientos comprimidos, explotaran y se expandieran, hiciste que se crearan miles y millones de nuevos sentimientos y emociones que no había conocido, hiciste que experimentara nuevas formas de felicidad, hiciste encender una llama en mí, ahora tengo un corazón con mucha luz y brillo, y un amor hacia ti muy grande el cual va creciendo, y se expande con el tiempo. Me viste en mis peores días, con mi peor rostro y con las más feas ojeras y a pesar de todo fuiste capaz de decirme hermosa y alegrarme el corazón. No tengo como pagarte que me hayas hecho soñar de nuevo.

Él se quedó callado. El silencio comenzaba a doler.

―Bueno, supongo que tienes que irte. Ya pasan de las 9:00. ―me paré del sillón.

Él tomó mi mano y me hizo girar hacía el.

―No―negó―. Me gustaría tener la oportunidad de pasar una noche entera contigo, durmiendo, hablando, lo que sea pero contigo.

El testigo de Andrés «mb»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora