____________Vega♡
Abrí mis labios ligeramente.
Sentí mil ladrillos caer sobre mi cuerpo.
—Tú también te enamoraste de él.
Negué.
Mentí...porque así es mejor y más fácil, creo. Si usaba mal mis palabras, la destruiría. El juego del ahorcado es el perfecto ejemplo de como con palabras equivocadas podemos matar a alguien. Y yo no la quería matar a ella.
—No seas una mentirosa, todo este tiempo he sabido que te gusta Mario.
— ¿Entonces porque te convertirse en mi amiga?
— ¿Tú amiga? Por favor, ¿de verdad creíste que yo podía ser tu amiga? Eso es tan lindo. Si tú misma te mientes, como no imaginar que el resto no lo haga.
Justo cuando pensé que esta vez sería diferente, que esta vez podía tener una linda amistad, estaba equivocada. Ya lo sé, soy ridícula al creer que alguien puede quererme.
— ¿Es enserio?
—Aparte de tarada, eres sorda. ¿Qué más se puede esperar de una chica como tú? Dime, ¿tú realmente pensaste yo podía ser tu amiga? ¿Tú pensaste que podías tener amigos?
—Entonces todas esas veces que me advertiste sobre Mario, ¿solo eran para que me alejara de él porque a ti te gustaba? ¿No eran para porque realmente estabas preocupada por mí? Fuiste tan malditamente egoísta, no pensaste en mí, esto realmente me hace daño.
—No lo fui del todo, mi objetivo era que él no te diera esperanzas, porqué, ¿Tú realmente crees que Mario Bautista puede enamorarse de una chica tan patética como tú? Yo quería a toda costa tener a Mario para mi sola, y tenía una opción. Conquistarlo, pero luego llegaste tú a arruinarlo. Y luego tú fuiste la segunda opción, la segunda patética opción que no vale nada. Y me di cuenta de que no puedo hacer competencia con lo que no es competencia. Cariño, acéptalo, no sirves para el amor. Tú no eres la chica perfecta en ningún sentido, eres patética. ¿Crees que alguien te va a querer y valorar algún día? Despierta de una puta vez, nadie quiere a las perdedoras sin sentido. ¡Mírate!, ¿Realmente crees que le vas a gustar a alguien?...
Me llené de rabia y estuve a punto de lanzarme sobre ella, cuando sentí unas manos sobre mi cintura. Era Mario, quien estaba impidiendo que mate a mi "amiga".
— ¡Suéltame! ¡Voy a quitarle esa estúpida sonrisa de su rostro! —grité histérica.
Seguí forcejeando con Mario pero era inútil, me tenía muy sujetada a su pecho.
―No le hagas caso, ella no te conocen ni una mierda, ella solo quiere sentirse importante. Y para tu información, Samantha―miro a la chica, la cual lucia molesta―. Prefiero infinitas veces a _______, que alguien como tú.
― ¡Eres un imbécil! ―le grito la chica a Mario antes de irse corriendo. La vi alejarse echa una leona furiosa. Y también pude ver como lagrimas corrían por su cara.
Me siento culpable.
Era como estar muerta pero podía sentirlo todo.
Después de unos segundos, por fin Mario soltó su agarre. Acomodé mi arrugada blusa con mis manos y luego lo miré directamente a los ojos. Sus ojos, sus hermosos ojos. Y me perdí en ellos.
Siento que no puedo más, de verdad. Antes no sabía porque sufría, ahora lo sé y todo se siente peor. Realmente me siento totalmente destrozada. Y la verdad en este momento dudo de todo, no creo que a alguien le importe, solo son palabras tristes de una chica patética. Debería sufrir en silencio pero en estos momentos necesito de alguien que me mienta diciendo que todo estará bien.
Mario me estaba hablando pero yo no estaba poniendo mucha atención. Espabile regresando a la realidad. ― ¡________! ―me llamo.
― ¿Qué?
― ¿Estas bien?
El lucia ligeramente preocupado. ―Estoy bien.
Y salí corriendo, como la chica cobarde que soy.
Creía que todo estaba bien pero al parecer y como siempre, me equivoque y volví a caer, volvieron las lágrimas y el dolor en el pecho, y como olvidarme de las ganas de morir que parecen no quererse ir. Pensé que todo estaba mejorando, puta mierda me ilusioné con que todo estaba bien en mi vida.
Llegue a un árbol que se encontraba en el jardín del instituto. Me recargue sobre él mientras que me acurrucaba en el suelo, cerré mis ojos y me agaché cubriendo mi cara con mis manos.
Estoy frustrada, cansada, perdida, es horrible. No tengo a nadie con quien hablar, por lo menos para olvidarme de esta horrible sensación de vació. Quiero llorar o gritar, pero no puedo, me siento patética, inútil, sola... Ella tenía razón en todo lo que decía.
Sentí una mano cálida sobre mi hombro. Sin siquiera verlo, sabia de quien se trataba. Ese perfume lo reconocería en medio de un huracán. Lleve mi cabeza arriba para mirar a Mario. Segundos después la volví a bajar.
Él se sentó a mi lado.
―__________―me llamo. En un momento de desesperación por ser ignorado, el tomo mi barbilla delicadamente con sus manos haciendo girar mi cabeza suavemente hacia él. Esquive su mirada―No hagas caso a lo que los demás dicen. No importa lo que los demás digan, importa lo que tú dices. No le creas a ellos, si dicen algo malo de ti es porque realmente no te conocen y no saben lo hermosa e inteligente que eres. Si dicen que nadie te quiere es mentira yo...―lentamente fui conectando mi mirada con la suya―...Tú me importas demasiado.
Tome su mano para que la quitara de mi rostro. Pero sin dejarlo de mirar. ― ¿Has llorado al frente del espejo? ¿Has deseado quedarte dormido y no despertar? ¿Tienes idea de lo que es ser torturado por tu mente?
Él se quedó callado. A veces el silencio es una forma de violencia. Entonces seguí hablando.
― Yo no soy como todas. Soy peor. Soy más fea, más rara, más tonta, más patética...
El negó un poco desesperado. ―Te vez tan hermosa, y no lo sabes; ¿Por qué no me crees? Lástima que no puedes verte desde mis ojos. ―su voz tiene la magia de hacerme sonreír al instante. Tan estúpidamente―Eres perfecta con tus imperfecciones. Por favor no hagas caso a malos comentarios, me hace mierda verte así.
Estoy fingiendo que no me duele pero quiero explotar.
―Necesitas mi ayuda. No te sientas sola, yo estoy aquí para cuando me necesites.
―Todos necesitamos ayuda, pero no todos la pedimos.
―Quieres ocultarlo, pero tus ojos te están traicionando. Tú me necesitas.
Me envolvió entre sus brazos. Indescriptiblemente hundí mi rostro en su pecho aspirado su delicioso perfume.
Nunca me sentí tan segura como ahora lo estoy entre sus brazos.
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El testigo de Andrés «mb»
Fanfiction―Te manchaste la falda, hay una mancha roja detrás. ―dijo el testigo de Andrés.