Capitulo 28

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De la habitación oscura salimos al patio, el pasto estaba perfectamente cortado y había unos pocos adornos de jardin.

Fuimos por un sendero hasta que entramos a la casa amarilla.

La casa era rústica, estaba limpia por donde se miraba. Los pisos y todos los muebles se componían de madera, todo estaba ordenado, aunque no habia mucho de todo.

Erika me guió por un pasillo. Yo llevaba las manos atadas a la espalda y los labios encintados.

Me sento en una silla en el comedor de la casa. Papá se sentó frente a mi.

Observe sus movimientos, tantos años compartiendo mi vida con un hombre que en estos momentos no valía nada para mi. Llevo su dedo índice a los labios y me observó con expresión asustada pero pasivo a la vez.

Alargó su mano hacia mi vientre abultado, llevaba 5 meses de embarazo, ya no veía la hora de ver a mi niño y salir de aqui para encontrarme con Ethan. Eran las cosas que más anelhaba.

Quiso tocarlo pero antes de que lo haga me removí en mi asiento, no quería que esa bestia que tenía como padre tocara a mi hijo. Él subió su mano hasta mi cara y acaricio suavemente mi mejilla, a pesar de que moví la cara para que él no me acariciara, igualmente lo hizo. Paso sus dedos por la cinta y suspiro pesadamente. Pense que me iba a sacar la cinta que me molestaba pero solamente se levanto y se fue por el pasillo.

Intente zafarme de las muñecas pero me di por vencida, el nudo estaba muy bien hecho.

Javier, Hector y Erika vinieron con papeles. Los colocaron sobre la mesa, discutieron unas palabras que realmente no estaba entendiendo nada y al final Erika y Hector se fueron a preparar un café, solo eso les entendi.

Javier saco su móvil del jean, frunció el ceño cuando leyo algo y al subir su vista me pillo cuando le estaba observando. Miré al frente.

Él se acerco a mi, se agacho y me quito lentamente la cinta de los labios, dolía pero no me importaba, podía respirar al fin por la boca. Moje mis labios y le observe cuando coloco una silla frente a mi y se sento.

Me saco una fotografía con el celular y se la envio a alguien, supongo.

-¿Qué haces?- le pregunte con la voz aspera.

-Se la envío a tu noviecito, puta- comento Javier.

Abri los ojos de golpe. ¿Ethan? Si lo habian secuestrado igual que a mi.

-Lo secuestraron ustedes a Ethan. No se lo puedes enviar a él.

-Te gustará escuchar que él se ha escapado de aquí.

Sonreí feliz, sabia que lo iba a lograr.

-Él siempre les podrá ganar a todos ustedes- le sonrei a la cara. Puse la misma sonrisa falsa que él me habia mostrado cuando me fue a pegar en aquella habitación que estaba en el patio de esta casa.

-Ay nena, nena...

-No me llames nena- le corté.

-Te llamo como a mi más me guste. Y nena me encanta. Lo que no te alegrara escuchar es que Ethan se ha escapado pero tú sigues aquí. O sea que nunca vendrá por ti, ya se olvido, ya eres pasado.

Oh no... él no seria capaz de algo asi.

Movi repetidas veces la cabeza negando-Javier, dejá de mentirme- finalice.

-Tú no lo conoces, Esperanza. Él es todo lo contrario a lo que tu crees.

-¿Y que ustedes lo conocen? Por favor, Javier no estoy para discutir algo asi. Déjame que yo se muy bien quien es el padre de mi hijo.

-Te lo adverti, nena- susurro y se levanto.

Tal vez podía ser cierto lo que me decía... Esperanza, deja ya de pensar en aquellas boberias.

Ethan debe andar como un loco por allí buscandome. Ya me imagino, pegándole a su escritorio y gritando a toda persona que se cruze por su camino.

Mi amado, boxeador estrella... como te extraño.

Hector y Erika vinieron con sus cafes a la mesa, me observaron y entre ellos susurraron unas palabras. Maldita sea, ¡Como odio que las personas hablen mal de alguien y en secreto!

Papá corrio por el pasillo, estaba agitado, pálido y sudaba mucho.

-Nos han encontrado, Hector- dijo.

¡Sí!

-Agarrala. Súbela a la camioneta ¡Ya!-grito Hector furioso. Tenía sus ojos muy abiertos, estaba cagado hasta las patas.

Para que tengan cabrones, ojalá los agarren y los encierren de por vida.

Papá se acero a mi. Me levanto rapidamente de la silla. Tiró de mi codo lastimandome, me zafe y sali corriendo, se que me estaba siguiendo por detrás.

Corri por el pasillo en donde habia aparecido, intente agarrar la puerta para abrirla pero no pude ¡Maldición! Era adrenalina pura la que corría por mis venas.

Cuando me giré ya era tarde. Javier colocó un paño en mi nariz. Solo aspirar dos veces ya volvía a ver todo negro, todo era oscuridad.

Sálvame, Ethan.

Embarazada en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora