Capitulo 15

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Ethan

-¡Cómo que se te escapo! ¡Son todos unos idiotas!- golpee el escritorio de madera haciéndole una leve abolladura.

-Sí, se nos escapó... lo siento, no me di cuenta- Thomas bajo su mirada y volvió a pedir perdón.

-Thomas, mira...- me calme un poco, con la locura no iba a resolver nada- una embarazada jamás se tiene que escapar, tendrías que ser un idiota. Te dije claramente que la lleves al departamento nuevo para que este a salvo, no te pedí mas nada. No era tan complicado.

Thomas se encogió de hombros. Capullo.

-Me dijo que no se sentía bien, entonces yo ofrecí hacerle sus maletas y la deje abajo y...- hablo Thomas.

Volví a golpear el maldito escritorio de roble y le interrumpí.

-Ella sabe perfectamente que allí hay ropa, así que la maleta no hacía falta- le aclare. Acaricie mi mentón pensando en donde estaría, fui un idiota en dejarla sola.

Yo no le quería hacer creer que volvía con Erika, solo quería que se valla al departamento para que ella y mi bebe estén a salvo, con esta loca de Erika y mi padre nunca se sabe que va a pasar con ella.

-Es que nadie me aviso, señor, yo no sabía que en el departamento ya había ropa.

-Deja, deja, Thomas. Vamos a buscarla- cogí el saco del sillón.

Abrimos la puerta y Erika estaba del otro lado. Intente pasar pero ella me freno. Capulla.

-¿Qué quieres, mujer?- le dije con odio.

Ella rio falsamente y me miro los labios.

-Quiero que ya llegue nuestra boda para besar esos hermosos labios- se acercó pero yo me aleje con asco. Yo no quería que llegue nuestra boda, ni en un millón de años.

-En tus sueños, nena- le dije con una sonrisa más farsa que la de ella.

-En 2 meses, nene- hablo mi padre ingresando al despacho.

¿En 2 meses? ¿Se había vuelto loco mi padre o qué?

Ingrese al despacho seguido por Erika. Mi padre cogió la botella de licor francés y se sirvió un poco en un vaso de vidrio. Se sentó en mi lugar y respiro, sonrió al sentirse como un rico. Siempre había disfrutado sentarse en ese sillón.

-¿Qué quieres decir en 2 meses?- pregunte incrédulo. Erika se acercó moviendo sus caderas y comenzó a trazar las líneas de mis tatuajes del brazo, yo la quite de inmediato.

-En dos meses te vas a casar, hijo mío. Ya tenemos el lugar y Erika está trabajando en la decoración y el resto.

-No papa, yo no pienso casar con esta perra- espete.

-¡No le digas así!- grito mi padre.

Mire a Erika quien parecía confundida ante mi llamado.

-Si eso es lo que es, es una perra que solamente busca a algún hombre para atrapar con su dinero. Si ningún hombre la quiere, mírala.

-Tú cállate, eres peor que yo, dejas embarazada a niñatas y luego no te haces cargo- ella me guiñó su ojo.

Suspire frustrado, la muy perra tenía razón, pero si me haría cargo de mi hijo o hija.

-Yo no pienso casarme con ella, papa- le aclare.

-Tú sabes muy bien que si no aceptas el matrimonio con Erika, tu hijo o hija muere y la niña esa también.

-Jamás voy a permitir que le hagas algo, siempre la voy a cuidar.

El rio en el sillón y luego se acomodó. Erika también rio. Yo no sabía a qué se debía tanto chiste.

-Ahora no la tienes en tus brazos, no la puedes cuidar... y es ahora cuando la vamos a buscar y la vamos a destruir si no te casas. Además ya sabemos en donde esta- mi padre me miro desafiándome.

Cogí el vaso de licor francés que estaba a un costado y se lo arroje en su cara. Maldito.

-La voy a encontrar y estaremos juntos.

-Maldito- mi padre gruño. Antes de salir del despacho me quede helado al escuchar sus palabras- Erika, dile a mi amigo que la manden a matar.

Tal vez no era verdad, pensé. Tal vez nadie sabía dónde estaba, tal vez la encontraría muerta... espero encontrarla viva y sana, no sé qué haría si la pierdo.

Me volví al despacho y lo mire a mi padre con cara de odio, era una basura y la peor.

-Está bien, me casare con la perra.

Salí del despacho y llame a Thomas, juntos nos subimos al auto al salir de la casa y emprendimos viaje alrededor de la casa, buscamos en casas, en locales de tienda, en la plaza que hay en el barrio. Pero nada. Sabía que no estaba muy cerca, la iba a poder encontrar, ella está embarazada y no corre tanto porque enseguida le agarran dolores al no estar acostumbrada a correr. Intente ver por todas las calles a ver si encontraba alguna señal de una mujer vestida con su ropa pero nada, volvimos a pasar por la plaza y a Thomas le pareció raro haber visto a una anciana con un bolso y una muchacha. Entonces volvimos a pasar pero no estaban.

Te voy a encontrar, mi amor y te voy a amar como nunca lo he hecho. Prometo encontrarte.

Embarazada en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora