Capitulo 31

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*3 meses después*

Me removí en la tumbona, el sol estaba expectacular. Todo estaba tranquilo y relajado, menos Ethan quien resoplaba cada dos minutos a mi lado.

-Mi amor, dejá el teléfono y vamos al mar- le dije mientras me levantaba de la tumbona azul.

Él tapó el celular y me indicó que estaba ocupado. Ahora fui yo quien resopló frustrada.

Fui caminando lentamente al mar. Necesitaba algo que me sacara el calor que llevaba encima.

El primer mes, la pasamos en Las Vegas, en su casa. Yo le diría mansión, eso de casa no tenía nada. Fue un viaje único e inolvidable, estuvimos todo el tiempo juntos, nos sacamos muchas fotos, compramos muchas cosas para el bebé, tratamos de decidir algún nombre entre nosotros, pero nada nos convencía a los dos por igual.

El segundo y tercer mes viajamos hacia el Caribe, Ethan alquiló unas casas escondidas en la playa cuando nos enteramos que los paparappzis nos estaban siguiendo.

El primer mes en el Caribe fue increíble, estabamos más que juntos. De día veniamos a la playa y de noche haciamos el amor como tal enamorados que estabamos el uno del otro. Simplemente todo fue perfecto. Ethan era un romántico empedernido; un hombre fabuloso y fácil para charlas sobre cualquier tema, hasta una vez terminamos hablando de porqué la gente le gustaba el olor a nafta (lo se, algo ilógico, pero con Ethan cualquier tema de conversación era posible), mientras desayunabamos luego de una hermosa noche de pasión

El segundo mes, o sea este mes, Ethan se estaba volviendo cada vez más loco y a mi me exasperaba. Aumentado con las hormonas del embarazo, que cada cinco minutos me enojaba, hasta si pasaba una mosca frente a mi. Como ahora, estaba enojada porque odiaba que Ethan le diera más importancia a su celular que a mi.

Llevaba 8 hermosos meses de embarazo. Mi panza crecía cada vez más. Los dedos me dolían, tenía las manos y el cuello hinchado. De noche casi que no podía dormir (aparte de las cosas que haciamos con Ethan) por los seguidos movimientos de mi bebé. Como desearía ver ya a un niño con los ojos y el pelo de Ethan.

Observe un poco más alla del horizonte que dejaba en la arena el mar y vi a un niño. Jugaba con arena, corría hacia su madre y volvia a buscar más arena. Cada vez que la marea subía, él reía y se volvia hacia su madre, se agarraba ágilmente a las piernas de ella. Eso me hizo quitarme todo mi enojo, no podía creer que estaba a tan poco de ver a mi primer hijo.

Alguien me abrazó por detrás. Cuando giré mi cuello vi a Ethan enterrado en el hueco de mi cuello.

-Lo siento...- se disculpo bajito. Rítmicamente acariciaba mi gran panza.

-No hay problema amor... ¿Como van con el caso?

-Bien, eso creo...- pude sentir como se encogía de hombros- aún no ha terminado el jucio, faltan tres horas y veremos qué es lo que dicta el juez. Espero que le den muchos años, se lo merecen- espetó con odio.

-Sh, tranquilo... seguramente va a pasar lo mejor- me di vuelta y le acaricie la mejilla. Él cerró sus ojos ante mi contacto- ¿Y con la casa como va?

Abrió sus ojos, una chispa de un brillo intenso se asomaba por sus pupilas. Sonrió.

-Han terminado- me dio un suave beso en los labios.

Me emocione. Nuestra casa.

-Te amo- le aclare al terminar el beso.

-Te amo, Esperanza- me dijo y me volvió a besar.

***
Sus manos jugaban con mis pezones, éstos estaban exitados a causa de sus rítmicos movimientos. Deslizó una mano por mi barriga hasta llegar a mi zona íntima. Introdució un dedo y en unos pocos minutos llegué a un orgasmo increíble. Cuando termine, me acomode de nuevo en su pecho, tenía todos los dedos hechos pasas de uva y el agua de la bañera ya se estaba poniendo helada.

Ethan se dió cuenta y me saco de allí. Envolvió mi cuerpo en una toalla, me paso crema por mi espalda que estaba toda quemada mientras me hacia unos relajantes masajes. Cuando termino me colocó el vestido floreado que compramos en Las Vegas.

Me obligó a sentarme en un banquito que habia en un costado del baño y me seco reiteradamente el cabello con la toalla. Habia cerrado los ojos disfrutando sus caricias, pero de repente se puso tenso y abri mis ojos.

Su vista estaba fija en mi pelo, su cabeza trabajaba a mil por horas. Estaba nervioso y callado, muy callado. No era común de él. Decidí preguntarle qué le sucedia, pero no, no queria saber nada. Dejo de secarme el cabello y su mirada se encontro con la mia en el espejo. Le sonreí y él se agachó y me beso fugazmente los labios.

Termino de cepillar y secar mi cabello. Me dio un suave beso en la sien y se fue a cambiar. Seguía callado.

Luego de unos minutos seguí su recorrido afuera del baño. Estaba en el vestidor.

Estaba de espalda, fácilmente pude ver todos sus músculos bien marcados, el boxer color lila le quedaba muy bien. Colocó su pantalón, vi que cogió una cajita del estante y se lo guardo en sus bolsillos, no supe que era. Agarró su reloj y mientras se lo colocaba miro por encima de su hombro.

-¿Disfrutando de las vistas?- preguntó.

-Y vaya que vistas que tengo desde aquí, señor Egarhy.

-Me alegra de que le guste todo lo que ve.

Se colocó su camisa blanca. Luego su saco y vino hacia mi, me beso el dorso de mi mano y juntos nos subimos al auto que nos esperaba afuera. Ibamos a tener una cena espectacular, ya la estaba deseando.

Embarazada en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora