Flavia POV's.
Me encuentro en la parte de atrás de un taxi, y me doy cuenta que el auto no se mueve, observo al conductor—. Espero de corazón que usted sepa a donde tengo que ir, porque yo no lo sé.
—Su novio, me dijo a donde tenía que llevarla, solo quería ver si era usted la persona por la que esperaba —el conductor me habla de manera algo misteriosa pero tierna.
Sonrío, y el auto comienza a avanzar—. Lamento decepcionarlo, pero, ese chico no es mi novio. Es mi mejor amigo.
—Después de la sonrisa que colocó al oír la palabra "novio" no creo que sea solo su mejor amigo —el conductor ríe.
—Como sea —coloco una disimulada sonrisa—. ¿Me dirá a dónde vamos? Por favor, necesito saber.
—Señorita Flavia, no puedo decirle. Su novio me dijo que sin importar lo insistente que usted fuese, no debía decir una sola palabra.
—Me vengaré, Asher sabe que odio no tener el control de las situaciones.
Observo la rosa que tengo entre las manos, y la sonrisa me vuelve al rostro. Busco mi celular esperando alguna otra "regla".
—Genial, tengo un WhatsApp —reviso mi celular con rapidez.
De: Andrew (maldito bastardo) White.
Hora: 01:55 P.M.
"Espero que tengas un lindo día, pequeña."
Observo la pantalla de mi celular llena de impotencia, ¿qué le pasa a este tipo? Realmente, él espera que yo le conteste, ¿o qué?—. Creí realmente que Asher te había dejado ciertas cosas claras —digo en voz alta, olvidando que me encuentro en un taxi sin rumbo aparente.
—Señorita...—oigo que alguien habla en medio de mis maldiciones contra Andrew; muevo mi cabeza de un lado al otro tratando de centrar mis pensamientos en todo lo que está sucediendo en este momento—. Señorita...—repite el conductor. Yo levanto mi cabeza y lo observo interrogante—. Acabamos de llegar.
No he visto aun por la ventana, pero siento los nervios a flor de piel, me bajo del taxi y noto que estoy en un lugar familiar para mí.
Entro al local, observo todo con tanta atención como la primera vez que pise ese sitio.
—Este lugar no pierde su magia —esbozo una sonrisa y oigo como alguien me llama.
—Jovencita, acércate por favor.
—Hola, Sr. Stevens. ¿Cómo ha estado? —le muestro una de mis más sinceras sonrisas, el señor Stevens es esa clase de personas que te inspiran años de experiencia, no porque sea un señor con algo de edad, sino, porque en sus ojos se nota que sabrá darte un consejo cuando más lo necesites. Se llevaría muy bien con Arthur.
—Muy bien, querida joven —me habla como si hubiese estado esperando mucho por decirme todo esto. Me causa algo de gracia—. ¿Qué haces por aquí? Y sin Asher, ¿te ha cuidado? Le dije que tenía que cuidarte mucho, eres especial. Y las personas especiales son frágiles y valiosas; algo así como un diamante.
—Sí. Sr. Stevens. Me ha cuidado, y bastantes razones que le he dado para dejar de hacerlo. Pero, él se niega a dejarme y yo me alegro por eso —coloco mis codos sobre el mostrador y me acerco para susurrarle, me gusta mucho ser dramática—. Sr. Stevens, acérquese, por favor.
El Sr. Stevens hace lo que le pido—. Llámeme Richard.
Río un poco—. Okey Richard, estoy en medio de una misión secreta —observo hacía ambos lados, para cerciorarme de que nadie nos observa, pese a que la tienda está vacía igual lo hago. ¿Asher quería un espectáculo? Yo lo ayudaré—. Estoy buscando a Asher, el taxi me trajo hasta tu tienda por alguna razón, así que dime todo lo que sabes.
ESTÁS LEYENDO
Hasta Que El Infierno Se Congele ©
RomanceAsher Beckett. Flavia D'Ambrossio. Él no es ni el popular, ni el perdedor de la clase, es solo Asher y con eso bastó. Ella no era nadie, era complicada, no le gustaba la atención pero tenía una personalidad tan fuerte que destacaba por si sola. La...