Encuentros, ¿desafortunados?

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-Pero, tú... tú, tú estás muerto...- mencionó tratando de convencerse, observó al joven levemente fruncir el ceño y observarla con molestia.

-¿Muerto?...- preguntó una burlona voz que salía de entre los árboles -... bueno, ¡eso quisiera más de uno!- se burló el joven.

-¡Cierra la boca Jackotsu!- ordenó al afeminado chico que llegaba despreocupadamente a su lado -... y tú ¿de qué demonios hablas?- interrogó con cierto fastidio a la joven que permanecía inmóvil e incrédula, observando a los dos sujetos frente a ella.

"Esto no puede ser cierto... ellos... ellos dos deberían estar muertos... " pensaba sin atender a la interrogante del moreno que se acercaba a ella.

-¿Y esta quién es hermano?- preguntó Jackotsu sin mucho interés, observando a la frágil mujer que no podía ni articular palabra.

-¡Y yo que diablos voy a saber!...- exclamó el joven líder al detenerse frente a esta.

-Pues su ropa es muy extraña... no parece una aldeana cualquiera...- dijo al observar detenidamente a la mojada joven.

"¿Ellos no... no me conocen?" pensó pues el moreno la veía con cierto recelo y Jackotsu, bueno, pues sin ningún tipo de interés...

-Dime... ¿acaso eres algún tipo de sacerdotisa?- preguntó secamente el ojiazul, al levantarla con poca delicadeza del pañuelo rojo que portaba en su uniforme... pues se percató que la flecha que lanzó con muy poca puntería, tenía cierto poder espiritual en ella.

Kagome lo miraba con temor, sus rostros estaban muy cerca, sentía la fría mirada del chico pendiente de cualquier gesto que hiciera, tratando de descubrir la verdad -s-si... a-algo así...- se atrevió a decir sin despegar sus ojos de los turquesa del chico.

-Mph... pues debes de ser la peor sacerdotisa que he visto...- mencionó con burla mientras la soltaba haciéndola retroceder por la inercia -... mira que enfrentarte a esos débiles demonios y casi morir... ¡das lástima!- finalizó con desprecio, girándose y encaminando su andar justo en la dirección por la cual había venido.

-¿Qué?- preguntó molesta, dejando de lado el temor que sentía y lo confusa que estaba ¿cómo se atrevía a decirle tales cosas? reconocía que su poder no era el más grande, y que jamás se compararía con el de otras sacerdotisas de la época, pero de ahí a ser la peor...

-Oye... ¿no la vas a matar hermano?- habló el afeminado chico que se había quedado parado frente a la azabache, interrumpiendo el molesto y futuro reclamo de la misma.

-No tengo por qué... sería solo perder el tiempo...- dijo encogiéndose de hombros -... además, la muerte de esa mujer lejos de aportar a la cuota que le prometí a mi Banryu, solo entorpecería mi cometido...- mencionó sin detenerse, menospreciando a la colegiala que ahora permanecía atenta a sus palabras.

-Mmmm... cómo digas...- dijo despreocupadamente mientras se retiraba a paso lento de ahí, solo que el moreno ya no lo escuchó.

Kagome se sentía hasta cierto punto indignada por sus palabras, pero prefirió mejor no moverse ni decir nada hasta perderlos de vista...se deslizó por el árbol que estaba a su espalda, giró los ojos a ambos lados tratando de comprender la situación... esos dos eran Jackotsu un miembro de los siete guerreros y Bankotsu, líder de los mismos... pero ninguno pareció reconocerla, aun cuando fueron rivales en luchas a muerte... -ninguno poseía fragmentos de shikon...- se dijo pues fue algo de lo que de inmediato se percató.

-No... esto no me gusta nada...- mencionó poniéndose de pie -... además... esa era Banryuu, la alabarda de la cual yo misma retiré éste y los otros tres fragmentos en el monte de las ánimas...- decía mientras veía el único fragmento que le quedaba... -...yo vi esa alabarda destruida...- se convencía mientras dirigía sus pasos en dirección a los dos peligrosos sujetos...

Más que el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora