-Kagome... Kagome... ey Kagome, despierta...- inútilmente Eri intentaba traer a la realidad a la sumamente distraída azabache que se sentaba frente a ella.
-Señorita Higurashi...- la voz fuerte de uno de los catedráticos sonó en el aula y todos prestaron atención a él, exceptuando claro, la aludida -¡Higurashi!- molesto colocó la palma extendida con fuerza moderada sobre el pupitre de la colegiala.
-¿Eh?- exaltada levantó el rostro que mantenía apoyado en la palma de su mano y observó distraída al ya colérico profesor -... di-disculpe no, no lo es...- apenada intentó disculparse.
-¡Suficiente! Salga del salón inmediatamente- la interrumpió señalando a brazo extendido la puerta del aula.
Kagome se sorprendió y se avergonzó en cuestión de segundos... asintió con la cabeza lentamente y se apresuró a obedecer, sintiendo sobre ella las miradas de sus compañeros, que iban desde burlonas a lastimeras...
Eri suspiró cansadamente, últimamente Kagome a pesar de que asistía con regularidad a clases se mostraba sumamente distraída y ausente... estaba, pero no estaba presente en realidad.
-Debería prestar más atención a la clase, en lugar de estar pensando en sabe qué tontería, ya suficiente tiene con sus anteriores faltas... está por reprobar mi materia- habló nuevamente el profesor antes de que atravesara la puerta.
Kagome cerró los ojos y suspiró pesadamente... eso solo vino a echar sobre sus hombros un peso más... se acercó a una de las ventanas del pasillo y observó el despejado cielo, el viento la saludó tranquilizándola con su suave y fresco tacto... "ya han pasado más de diez días... y no he podido regresar..." volvió a retomar sus pensamientos de los cuales fue abruptamente sacada hace apenas unos instantes por su profesor...
A decir verdad, le preocupaban sus materias, siempre había sido muy dedicada en sus estudios, pues ellos eran una de sus prioridades más grandes, anteriormente solía discutir con Inuyasha por no dejarla permanecer en su tiempo más de tres días y ahora que estaba ahí no podía dejar de pensar en la época del Sengoku... suspiró melancólicamente "deberías dejar de pensar en eso, Kagome..." se reprendía al comprender lo mal que seguía en sus clases; volvió su vista atrás y vio a sus compañeros de clase atentos a ésta. Tapó su rostro con ambas manos y permaneció así un momento, de nuevo a su mente vino el rostro de aquél engreído ojiazul que en poco tiempo llegó y penetró de tal forma a su corazón, que le era imposible dejar de pensar en él... lo extrañaba más de lo que soportaba... de día lo añoraba minuto a minuto y no había noche que no soñara con él, desde su primer encuentro, su mala relación inicial, el nerviosismo que le provocaba, su entrega a él, la convivencia y su muerte... despertaba llorando y se obligaba a tranquilizarse y continuar. Le estaba resultando sumamente difícil.
Sus pies se movieron solos y dejó el edificio para terminar recorriendo uno de los grandes jardines que tenía el instituto en el cual estudiaba... se sentó en una banca y pretendiendo distraerse del recuerdo del moreno fijó su vista en la cancha que tenía enfrente, y el grupo que en ese momento tenía educación física... giró su rostro cuando su vista fue atraída por un balón que llegaba rodando lentamente a ella.
-¿Higurashi?- escuchó una voz conocida y alzó su rostro a su dirección.
-Houyo...- saludó y sonrió apenas visible.
-¿Qué haces aquí? deberías estar en clase ¿o me equivoco?- cuestionó al verla sola y en ese lugar.
Se rascó apenada la mejilla -eh... bueno sí... a decir verdad, me sacaron de la clase.- confesó apesadumbrada.
El chico se sorprendió por un momento y después sonrió comprensivo -oh, descuida... me ha pasado también - mintió al verla avergonzada.
-¿En serio?
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Más que el destino
FanficKagome se había enamorado de Inuyasha prácticamente desde su llegada al Sengoku. Durante la batalla en el monte de las ánimas, es que ella descubre que sus sentimientos están muy lejos de ser correspondidos. Escuchar de la voz del peliplata que esta...