El sonrojo en las mejillas de la azabache hacía tiempo que era evidente, como también lo irregular de su respiración y la ansiedad que sentía por esa inesperada escena y la acalorada posición en la que el mercenario la había colocado... ¿detenerse o continuar?... se debatía... sintió los labios del moreno recorrer lentamente su cuello y bajar del mismo modo a su pecho. Apretó sus ojos... ¡continuar, maldita sea! era lo único que deseaba, ¿cómo algo que no era correcto podía sentirse tan bien?... ignoró la razón y obedeció a su cuerpo.
Bankotsu había dejado de lado el no tan firme propósito que se había hecho de ver a Kagome meramente como parte de su nueva misión... y al cuerpo de la joven lo reclamaba como suyo... nada deseaba más en ese momento que no parar hasta terminar lo que inesperadamente se había dado entre ambos... pudo sentir la suave y tibia piel del pecho de Kagome al evadir con sutileza la delgada tela del kimono que la chica usaba... lo apretó luego de haberlo acariciado, sintió el endurecido pezón entre sus dedos, lo aprisionó entre estos... ella gimió y él continuó excitándose.
Las manos de la azabache se apretaron a los hombros del moreno como una forma de controlar quizás, un poco las fuertes sensaciones que embargaban su cuerpo... eso fue un estimulante para él... pues entendió que Kagome sencillamente igualaba su necesidad en ese momento...
-Ban... Bankotsu...- mencionó su nombre al inclinar su rostro a él... apenas podía creer que fuese precisamente él quien le hiciera sentir todo eso por primera vez.
Las manos del moreno bajaron hasta los muslos de Kagome, recorriéndolos sin prisa y una vez que dejaron expuestos ante él, lo que consideraba el hermoso par de pechos de la colegiala...
El pudor en Kagome era únicamente representado por el notorio sonrojo de sus mejillas, el mismo que el moreno observó al levantar su mirada a ella, la observó detenidamente por unos segundos... si quería que se detuviera, ahora era el momento... después juraba que no lo lograría... Kagome sostuvo la mirada... temerosa... pero sin decir nada para terminar con toda esa escena... mordió su labio inferior por reflejo, y el moreno lo tomó como una invitación para volverlos a besar... proporcionándole un beso lento y suave... Kagome gimió de placer puro entre sus labios... y el moreno mordió ligeramente los de ella, justo antes de abandonarlos y recorrer con su boca su marfilado cuello... bajó... llegando por fin a sus desnudos pechos... observó la blanca piel de los mismos y los rozados pezones erectos por él... volvió a subir una mano y se observó apretar uno de ellos, mientras celosamente llevaba su boca al otro... Kagome se arqueó y él la disfrutó más que nunca... su endurecido miembro palpitó dolorosamente al dejárselo saber.
La lengua del moreno delineaba su endurecido pezón, para después succionarlo haciendo casi imposible para Kagome pensar claramente... apretó sus ojos y entrelazó una de sus manos en el negro cabello del mercenario, atrayéndolo a ella, mientras que con la otra se sujetaba a su fuerte espalda... contuvo un gemido al morder su labio y pegar su frente a la negra cabellera del moreno cuando éste mordió sutilmente su pezón... la presión de sus piernas en las caderas masculinas creció, pues surgía en ella una fuerte necesidad por sentirlo cada vez más cerca... y eso le dio miedo... al sentir como su cuerpo la estaba traicionando... pues eso iba mucho más allá del beso que ansiaba recibir por parte del mercenario.
El dulce sabor de la piel de Kagome lo hacían desear más... se había atrevido a succionar sus pechos con pasión contenida, y aun así, pudo dejar ligeras marcas rojizas en ellos... obedeció la necesidad de tocarla todavía más... se separó ligeramente de ella, y llevó una de sus manos a su entrepierna, recorriendo con calma de delgada y ligeramente húmeda prenda que cubría su femineidad...
Kagome exhaló dejando escapar el aire de sus pulmones y levantó su rostro al del moreno que había dejado ya sus pechos y que la observaba reconociendo una vez más su rostro... su mirada era pasiva, enternecida quizás... pero con un claro deseo vivo en él... el aliento de ambos se mezclaba por la cercanía de sus rostros... Kagome no pudo estar más roja, pues mientras la miraba continuaba acariciando suavemente su intimidad... parecía pedirle permiso para continuar con solo esa mirada... la piel completa de Kagome se erizó y se sintió intimidada... ¿qué debía hacer?¿besarlo y dejar que pasase?... o, ¿detenerlo y olvidar todo? ¡no!... pero... ¿hacerlo?...¡por Dios! por qué tenía que resultarle tan difícil... ella deseaba que a la persona a la que se entregase por primera vez, sería la persona con la que deseara permanecer para siempre... pero... ¿Bankotsu?... ¿ahí?... ¿en medio del bosque? estaban expuestos a cualquiera... no deseaba que las cosas pasaran así... pues si... Bankotsu se metía en sus pensamientos, en su vida... hasta en su corazón, si lo meditaba bien. Ahora y curiosamente por su cabeza no pasaba cierto peliplata que anteriormente creía, sería el indicado para tal entrega...
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Más que el destino
FanfictionKagome se había enamorado de Inuyasha prácticamente desde su llegada al Sengoku. Durante la batalla en el monte de las ánimas, es que ella descubre que sus sentimientos están muy lejos de ser correspondidos. Escuchar de la voz del peliplata que esta...