encuentros

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-¿Nos... amamos?- cuestionó con voz calmada pero un toque de incredulidad. Le permitió tocarlo y fijó sus ojos en la agónica mirada chocolate de la chica frente a él.

Ella asintió lentamente mientras soportaba el ardor en su garganta al mismo tiempo que contenía sus sollozos...

-Bankotsu...

-Debes estar bromeando...- mencionó mientras su mirada se tornaba fría. Por un momento se dejó envolver por los extraños sueños que lo venían atormentando y por la agradable sensación de confort que ella le provocaba; pero no debía olvidar de quién se trataba. Ella era la miko que acompañaba a aquel despreciable hanyou... su mujer o algo parecido, esa quien es la reencarnación de Kikyo.

Ella frunció el ceño extrañada por su inesperado cambio, por breves instantes creyó tener frente a ella a aquel Bankotsu que la amó.

-No te entiendo...- confesó mientras lo abrazaba por la espalda, ya que Bankotsu se había girado y pretendía alejarse.

Volteó de medio lado a verla ¿qué demonios pasaba con esa niña?... de pronto a su mente vinieron las palabras del ojidorado... "No voy a permitir que se encuentren... no la tendrás de vuelta Bankotsu... Kagome es mía...". Sonrió de medio lado cuando la idea cruzó por su mente.

-Y dime... ¿qué es exactamente lo que pretendes?- preguntó alargando sus palabras hasta girarse y volver a acorralarla contra el árbol. Sonrió complacido al ver el rostro de la chica tornarse sorprendido por la nueva cercanía.

Los nervios invadieron su cuerpo... las ganas de llorar desaparecieron, en la mirada de Bankotsu se veía un toque de diversión mejor representada en su sonrisa ladeada... tragó duro y tembló...

-Yo...- mencionó sin tener claro qué era lo que tenía qué decir... éste Bankotsu no parecía ser el mismo que murió en aquella ocasión y que la alejó de su lado para proteger su vida... sin embargo... seguía amándolo. Su cuerpo se lo demostró al paralizarse y permitirle acercarse de esa forma, sin dejarla pensar claramente, cuando era obvio que él parecía disfrutar con su confusión y sentimientos expuestos.

-¿Tú?...- cuestionó divertido mientras pegaba ligeramente su cuerpo al de la delgada sacerdotisa, ahora fue su turno de acariciarla... un cosquilleó apareció por un momento en sus dedos mientras con éstos con calma recorría su mejilla...

Kagome abrió los labios sin saber exactamente si pretendía respirar o hablar... sus ojos se quedaron clavados en los azules del mercenario y la última lagrima rodó, acabando por fin con su llanto... ahora los nervios gobernaban su ser y un sonrojo se apoderó de sus mejillas... ¿era normal tanto nerviosismo solo por su cercanía, cuando varias veces antes, sus cuerpos formaron un solo ser?

Limpió el rastro húmedo de su lágrima y un extraño recuerdo volvió a él... ella llevó sus manos a la ancha espalda del guerrero como un acto reflejo y él observó sus entreabiertos labios que temblaban apenas visiblemente... su mirada viajó a sus ojos que parecían querer decirle tantas cosas... abrazó su cintura correspondiendo el abrazo que ella le daba... la joven entre sus brazos pareció reconfortarse y sonrió ligeramente... ese sutil cambio en sus labios atrapó su mirada nuevamente... alzó una mano y volvió a acariciar su rostro.

Ninguno dijo nada... ambos permanecían de pie, uno frente al otro... sus cuerpos pegados en un tierno abrazo, ella viendo sus ojos... y él viendo sus labios.

Bajó lentamente su rostro siguiendo un impulso, acarició sus rosados labios con los suyos... pudo sentir la ansiedad y el nerviosismo femeninos representados en su dificultosa respiración que escapaba de entre sus labios... cerró los ojos, siendo imitado por ella...

Más que el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora