Capítulo 17

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Llegó Febrero con fuertes fríos y nevadas. Cuando no estaban en clases o entrenando, los chicos se la pasaban dentro del departamento de Kuroo y Bokuto, estudiando juntos o tonteando juntos, pero todos alrededor de la mesa kotatsu. Una de esas tardes reunidos, salió el tema de San Valentín y los chocolates. Como era de esperarse, Oikawa era el que más chocolates había recibido en la secundaria.

—¡AJÁ, en eso sí te gano! —se enorgulleció Tooru, señalando hacia Ushijima.

—No estés tan seguro —dijo Kuroo entonces.— Conociéndolo, es probable que le hayan dado una tonelada de chocolates y no supiera ni por qué, entonces los regaló por ahí.

Tooru frunció la boca pero tuvo que admitir que aquello sonaba probable.

—Como sea, mediremos nuestra popularidad chocolatosa ahora que vamos a la misma universidad —lo miró desafiante, pero de pronto frunció el ceño.— ¿Se puede saber qué haces tejiendo?

Ushijima estaba concentrado en los puntos de lana que llevaba en sus agujas; parecía estar tejiendo una bufanda.

—Practico —repuso muy serio.— Leí que los regalos hechos a mano son mejores, así que aprendí a tejer por Internet —explicó con simpleza. Ante la mirada interrogante de Tooru, añadió:— Es un regalo para San Valentín.

Todos se miraron, intrigados. La costumbre en Japón era que las chicas hicieran el regalo en esa fecha, no los varones. Pero con el razonamiento especial de Ushijima, todo era posible.

—¿Para Suzume-chan? —aventuró Tooru.

Desde que había escuchado la interpretación de Andrea Bocelli de Ushijima, la chica en cuestión no paraba de buscar la forma de coincidir con él. Wakatoshi, por su parte, la ignoraba la mitad del tiempo y la otra mitad se escondía detrás de Oikawa o Bokuto, fingiendo ser su sombra. Quizá por fin había cedido a sus encantos femeninos.

—No, para Kameko-san —aclaró Ushijima.

Bokuto, que miraba la TV con la cabeza apoyada en las piernas de Akaashi, se incorporó como un resorte.

—¿Quién es esa? —quiso saber todo sonriente.— ¿Tenemos cuñada?

—¿Va a nuestra universidad? —inquirió Kuroo.

—No, es mayor, ya no va a la universidad.

—Así que te gustan maduras, ¿eh? —sonrió Kuroo, mientras Bokuto abría los ojos como dos lunas llenas.

—¿Es linda?

—Sí, bastante.

Aquello dejó a todos boquiabiertos.

—Nuestro Ushibro está creciendo —lloriqueó Bokuto, apoyando la frente sobre el hombro de Akaashi, que le dio unas palmaditas someras en la cabeza y siguió enfrascado en la lectura de un libro de misterio.

—¿Creciendo? ¿Y por casa cómo andamos? —le preguntó Tooru, irónico.— ¿No te suena ningún riiing?

—¿Y cómo es? —insistió Bokuto, ignorando a Oikawa.— ¿Qué te gusta de ella?

—Su habilidad.

—¿Habilidad deportiva? —dijo Tooru con gesto socarrón. Si no se contaban las pelotas de volley, parecía factible que Ushijima solo se fijara en una mujer relacionada al deporte en cuestión.

—No, su habilidad para la guerra.

Kuroo lanzó un silbido.

—Me gusta cómo suena eso —esbozó una sonrisa maliciosa.— ¿Guerra sobre la cama?

El Club de los 5 - Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora