Capítulo 46

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El último día del año llegó frío y plomizo a Tokio. No obstante, el ambiente de celebración inminente opacaba lo aciago del cielo y el clima. Los preparativos y la expectativa de la gente aumentaban ante el término de un calendario y el comienzo de uno nuevo, limpio, con todos sus días impecables y en blanco, listos para escribir sobre ellos nuevas vivencias.

Daichi, en cambio, estaba más concentrado en las últimas dos páginas de su calendario actual, las cuales preferiría arrancar y reescribir de cero. Aunque, probablemente, todo había comenzado a torcerse en una fecha previa mucho más lejana, una que el no supo ver a tiempo...

Hubo un ruido en la cerradura y la puerta se abrió repentinamente de par en par; por ella aparecieron cuatro personas recortadas contra la grisácea luz exterior.

—¡FELIIIIZ CUMPLEAAAAÑOS, DAAAIII-...! —La intensidad del saludo grupal disminuyó al instante—... chi.

Oikawa, Kuroo, Bokuto y Ushijima acaban de llegar para saludar a su amigo en su día, pero el panorama en el departamento de Daichi no se veía muy festivo, ni por cumpleaños ni por fin de año. A pesar de que todavía era de día, la única ventana del apartamento no dejaba entrar la suficiente luz de la tarde para iluminar bien todo; sin embargo, Daichi no había encendido ninguna lámpara y la mitad del hogar permanecía en penumbras. Él estaba allí, sentado en la mesa junto a la ventana, rodeado de varias botellas que parecían vacías y con el rostro decaído; su expresión se veía grisácea, como un reflejo de las nubes que encapotaban el cielo al otro lado del cristal.

Hubo un momentáneo silencio mientras los chicos pasaban al interior del pequeño departamento, el cual se veía aún más reducido al albergar a cuatro muchachos más de su tamaño. Daichi no dijo nada, solo respondió a su saludo con un somero movimiento de cabeza.

—¡Vaya celebración hay aquí! —Ironizó Oikawa entonces.

—¿Se cortó la luz en el edificio otra vez, Daichibro? —Preguntó Bokuto con curiosidad. El lugar solía tener algunos problemas eléctricos y de cañerías.

Pero se escuchó un suave "click" y la luz del techo inundó la sala.

—¿Daichi? —Dijo Kuroo, quien acababa de presionar el interruptor.

Ushijima, sin decir nada, caminó hacia la cocina para dejar el pastel que traían de regalo sobre la encimera. Luego clavó su seria mirada en Daichi, quien seguía silencioso.

—¿Dónde está Suga? —Quiso saber Oikawa, mirando a su alrededor con una ceja alzada. El lugar no era tan grande como para que el otro chico no se viera ni escuchara por ahí cerca.

—Está en Miyagi —repuso Daichi, hablando por fin; su voz sonaba rasposa.

—Oh, cierto —asintió Tooru—. Pero Suga había dicho que se iría a Miyagi después de tu cumpleaños.

—Ah, así que esa era su idea... —la mueca del otro chico era extraña, ambigua.

Kuroo y Oikawa intercambiaron una mirada preocupada.

—¿Pasó algo? —Inquirió Kuroo—. ¿O es solo resaca? —Indicó las varias botellas vacías sobre la mesa.

Siguiendo la línea que señalaba su amigo, Oikawa divisó una pequeña revista inmobiliaria y una tarjeta de felicitaciones arrugada junto a las botellas.

—¡¿Te ascendieron?! —Exclamó al leer "Felicitaciones por tu promoción".

—¡Qué genial, Daichibro! —Se alegró Bokuto.

Todos lo felicitaron, entusiasmados. No obstante, Daichi continuó con expresión de funeral.

—¿Vas a contarnos qué mierda pasa o te lo sacamos a la fuerza? —Se enojó Kuroo entonces, dejándose caer en la otra silla junto a la mesa.

El Club de los 5 - Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora