LOS PRIMEROS DÍAS CON LOS LOBOS

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Lucian Tomo desayuno con Ángel y después de lavar la loza y ordenar la cocina la invito a dar un pequeño paseo para que hablaran.

Cubrió sus hombros con un chal y la obligo a ponerse un grueso gorro para proteger su cabeza, y le recordó que debía estar atenta a sus emociones para controlar el color de sus ojos. Ángel lo miró sorprendida, y algo alarmada porque supiera lo de sus ojos, dio vuelta la cara enseguida.

_"Creo que es un poco tarde para eso... en el momento que despertaste tus ojos eran de color negro, y así se mantuvieron por varios días"

Ángel palideció ante sus palabras y el recuerdo de todos los lobos que la fueron a visitar, todos sabían ahora lo que pasaba con sus ojos. Lucian vio su nerviosismo y la calmo diciéndole que los que la conocían estaban al tanto de todo, y nadie diría nada a nadie. El lobo había visto como poco a poco el color de los ojos de Ángel se había ido oscureciendo pero ahora estaban volviendo a la normalidad. Estaba impresionado con lo que veía, pero también algo alarmado, pues si ella no controlaba sus emociones se delataría a sí misma en cualquier momento.

Continuaron alejándose de la cabaña y hablando de cosas triviales. Cuando estuvieron en un lugar seguro empezaron a hablar de lo realmente importante.

Lucian le contó que aquel día de la pelea, apenas cayó al suelo él fue por ella y con la autorización de Eleazar se la llevó a su casa. Una vez allí la envolvió en varias frazadas y la llevó rápidamente a la prisión para que se despidiera de los vampiros.

Sabía que ella estaba agonizando en esos momentos.

Lucian le contó lo que ese demonio había hecho, y lo que su enamorado había estado dispuesto a hacer para salvar su vida. Había estado a punto de dar su recién recobrada vida para que ella se salvara. Los demás vampiros que habían en la celda no permitieron que el hiciera ese sacrificio. Todos habían estado dispuestos a dar algo de su sangre para que ella no muriera.

Nueve vampiros le dieron un poco de su sangre y no dudaron en decirle que volviera si necesitaba un poco más para ella, y no era necesario llevarla y arriesgarse a que los descubrieran, bastaba con que llevara un vaso o algo en que llevar la sangre. Al parecer no perdía sus cualidades para sanar heridas si estaba un corto tiempo fuera de sus venas.

Las hemorragias que tenía se habían detenido, las heridas más graves sin embargo, empezaban a sangrar inmediatamente si eran presionadas. Los vampiros pensaron en cerrarlas pero Lucian no lo permitió, pues sería demasiado llamativo para los demás y él no sabría cómo explicar que no tuviera marcas después de semejante pelea.

Isael llego cuando Lucian estaba llegando a casa de vuelta con Ángel. Le quitaron la ropa ensangrentada y la metieron en una tina con agua para quitarle el olor de los vampiros. Empezaron a vendar sus heridas enseguida para que no se infectaran, y para que los demás no vieran que ya no sangraban.

Lucia miro a Ángel y meneo la cabeza al recordar lo espantoso que había sido verla agonizando cuando fue por ella a la plataforma. Ni siquiera había pensado en la posibilidad de que pudiera ser salvada. Su corazón prácticamente no latía y su respiración era casi imperceptible. Su piel tenía el color de un cadáver, no el de una persona viva. Y ese horrible color se mantuvo por varios días después de ser salvada por los vampiros.

Al anochecer del día siguiente a la pelea, los hijos mayores de Eleazar habían llegado a la casa de Lucian para ver qué había pasado con el cadáver de Ángel, pero grande fue su sorpresa al enterarse que estaba viva, exigieron verla inmediatamente. Ellos mismos examinaron sus heridas y estuvieron a su lado hasta que Hottu llego con el medico que ellos mandaron llamar.

VIVIENDO CON LOBOS (  III libro  Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin CorregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora