Ángel no sentía el abrigo de la chimenea, no sentía el paso de las horas o todo lo que ocurría a su alrededor. De lo único que era consciente era del insoportable dolor que Trinidad y Jacinta estaban sintiendo en esos momentos. No habían tenido ningún accidente, Dracul las había sacado del camino y se las había llevado a otro lugar. Había arrojado la carreta con todo y caballo al barranco para que dieran por muertas a las dos cazadoras. Era imposible que ellas hubieran sobrevivido a la caída al río. El caudal había aumentado muchísimo a causa de la lluvia y corría con mucha fuerza.
Tal como Dracul lo había planeado, al cabo de varias horas ellas habían sido declaradas oficialmente muertas por Eleazar. Todos tenían claro que si habían caído al río, no había posibilidad que las mujeres hubieran sobrevivido.
Ambas muchachas gritaron al sentir otro fuerte dolor en el bajo vientre, Ángel grito al mismo tiempo que ellas. Sentía lo mismo que estaban sintiendo las mujeres. El embarazo de Trinidad era el más avanzado, era la que más dolor sentía. Y Ángel lo sentía también.
Dracul las observaba sin hacer absolutamente nada, ellas le imploraban por ayuda pero él no se movía de su lugar. Estaba con los ojos cerrados pensando en su pequeño paseo por la prisión, y los vampiros que había visto allí. Había probado unas gotas de sangre de varios de ellos y gracias a esto sabía que era lo que había en sus corazones. Se había llevado una buena sorpresa al ver que algunos de ellos eran bastante decentes para ser seres que vivían de asesinar seres humanos para alimentarse.
Había sentido la repulsión que ellos sintieron por él cuando lo vieron sin el burka y el niyab, pero a él no le importó, no estaba allí para hacer amigos, solo quería saber si todo lo que ángel pensaba de su enamorado y sus hermanos era cierto.
Ángel no se equivocaba, ellos eran decentes a pesar de las circunstancias.
Había otros que habían llamado mucho su atención, había estado casi seguro de conocerlos y por esto había tomado unas gotas de su sangre. Lo que había visto en sus recuerdos lo había dejado intranquilo y con una extraña sensación de familiaridad y pena que no lograba entender.
Trinidad dio un ahogado grito de dolor y finalmente todo termino. Ambas ya habían perdido al hijo que esperaban.
Ninguna debió haber sentido ese insoportable dolor que las torturo durante horas, pero él había usado sus poderes y las había hecho sufrir apropósito por haberse atrevido a interesarse en un cazador. Sobre todo en esos dos cazadores.
Sin decir nada, se acercó a ellas y empezó a asearlas y a darles los cuidados que les había negado antes. Las dos muchachas estaban aterradas de él. Ninguna de las dos había visto su rostro. Pero aun así sabían que era algo maligno. Lo miraban tratando de saber algo más de él, pero estaba cubierto de pies a cabeza con esas ropas negras que llevaba encima.
Ellas estaban una al lado de la otra, tomadas de la mano sollozando por lo que les había pasado, y por no saber qué haría "esa cosa" con ellas. Dracul las miraba a los ojos y veía sus pensamientos. Se sentía orgulloso del miedo que infundía en ellas, y en todos los que tenían la desgracia de toparse con él. Sabía que mientras más miedo y horror sintieran todos de él, menos probable era que se atrevieran a acercársele.
Una vez que las aseo y las ayudo a cambiare ropa, encendió una fogata en medio de la caverna en la que estaban y les hizo señas para que se acercaran y se abrigaran. Después les extendió una vieja y desgastada bandeja en la que había fruta y pan. También les paso dos vasos con vino para que se lo bebieran y calentaran el cuerpo. Ambas aceptaron pero no sin desconfianza.
Antes de que se durmieran les dijo que ellas estarían en esa cueva hasta que él les dijera lo contrario, él saldría a hacer algunas diligencias, y si al volver ellas no estaban, las iba a buscar y las iba a asesinar de la manera más lenta, dolorosa y horrible que se le ocurriera.
Ambas jadearon de horror por sus palabras y se abrazaron.
Él sonrió al ver su miedo, pero pensó que quizás se había sobrepasado, después de todo, las dos mujeres habían pasado por algo terrible. Inmediatamente se enfureció por sentir compasión por alguien, cuando nadie tuvo compasión por él. A nadie le importo lo suficiente como para impedir que se convirtiera en lo que ahora era.
Salió de la caverna preguntándose porque tenía que tener compasión por los seres vivos si ninguno era más poderoso que él. Podía asesinar a cientos de personas en una noche y como extra destruir por completo la ciudad.
Los humanos de su pasado lo traicionaron con sus mentiras, los cazadores le quitaron a alguien que había amado con todo su corazón, y los vampiros no solo le quitaron a aquellos que le quedaban aun para amar, sino que se creyeron con el derecho de decidir su vida y obligarlo a vivir como ellos quisieron, y por si nada de eso fuera suficiente, habían sido también los vampiros quienes destruyeron su mente, su cuerpo y su alma. Y para empeorar todo, jugaron con lo desconocido y lo condenaron a ser lo que era ahora.
Odiaba a los seres humanos, odiaba a los cazadores pero por sobre todo odiaba a los vampiros. Aun no creía que hubiera dado su palabra a un ser humano para liberarlos, pero lo había hecho, y no podía romper una promesa una vez que la hacía.
Los lobos eran los únicos que se salvaban de su odio.
Hasta elmomento.
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VIVIENDO CON LOBOS ( III libro Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin Corregir
مصاص دماءEl torneo entre cazadores y lobos tuvo un inesperado desenlace, resultando como ganador Brent, el hijo menor de Lucian. Y tal como lo prometió Eleazar, las familias de los lobos quedaron en libertad para vivir con ellos. En cuanto a Ángel u...