Ángel despertó unas horas después de que se fueran, pensó en seguir durmiendo cerca de la chimenea pero pensó que si alguien venía la vería flojeando en vez de estar limpiando la casa.
Se levantó y se puso un delantal de mangas largas y bastante ancho para ella.
Busco un pedazo de tela y la uso como cinturón sobre el delantal. Recordó como su madre le enseño a atar las polleras por sobre las rodillas para fregar los pisos y no mojar su ropa. Envolvió su cabeza con un paño y empezó a limpiar los pisos.
Los fregó con agua lo más caliente que aguantaron sus manos, rodillas y pies. Echo a remojar en agua hirviendo la ropa de las camas y en otro fogón la ropa de vestir de los hombres. Luego la restregó en la tabla.
Lavo los vidrios de las ventanas y sacudió muebles y fregó muy bien los utensilios de cocina.
Después de limpiar dentro de la casa, lavo los escalones de la entrada y mientras se secaban, fue a ver el gallinero, el corral y el pequeño granero que tenían. También encontró indicios de lo que pretendía ser un pequeño huerto.
Recogió huevos y aprovecho de darle morocho a las gallinas y pasto a las cabras. Después fue al pozo por agua para los animales, hizo varios viajes.
Cerca del medio día volvió a entrar a la casa y se notaba el cambio, no solo a la vista, sino también en el olor que había dentro de la casa.
Ordenó y limpio los muebles, después comió unos huevos duros y un poco de fruta.
Lavo la ropa que tenía hirviendo y la tendió en los cordeles que había a la salida del cuarto donde estaban los fogones. Aprovechó de ordenar un poco ahí también, hacia bastante falta. En ningún momento pensó en los lobos como flojos, o poco prolijos con el orden, ella mejor que nadie sabía que ellos casi no tenían vida por estar a la orden de los cazadores. Si ahora se aparecían más por la casa era porque ella estaba ahí, y debían seguir vigilándola, pues Eleazar no confiaba en que ella no tratara de huir de allí.
Antes de ocultarse el sol recogió la ropa e hizo las camas. Ordenó bien la pieza de cada uno de ellos y luego empezó a preparar la cena aprovechando las papas, cebollas y un poco de carne seca que quedaba.
Dejo la mesa puesta y se fue a bañar. Dejo remojando su ropa y fue por más leña para el fuego.
Para cuando ellos llegaron ya eran casi las once de la noche. Ángel se estaba quedando dormida con la cabeza apoyada en la mesa. El fuego se había apagado sin que Ángel se diera cuenta, la casa estaba bastante fría y ella se estremecía de tanto en tanto, sin embargo no despertaba, estaba agotada.
Lucian le hizo una cama cerca de la chimenea y la acostaron ahí.
En silencio recorrieron la casa y vieron todo lo que Ángel había hecho. Hace años que nadie se preocupaba por ellos de esa manera. Disfrutaron de la cena como nunca antes, a pesar de ser una comida muy simple. Nuevamente se les había olvidado llevar provisiones.
Ellos estaban acostumbrados a comer en el comedor comunitario o salir en forma animal a cazar alguna presa, ya no tenían costumbre de vida hogareña. Lo que estaban viviendo con ángel era nuevo para los hijos de Lucian y algo casi olvidado para él.
Una vez que terminaron de cenar dejaron la cocina tan limpia como la había dejado Ángel y se fueron a sus cuartos con un extraño sentimiento de alegría y paz.
Aquella noche durmieron como no lo habían hecho en años, se sentían realmente bien las sabanas bien lavadas y la pieza limpia.
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VIVIENDO CON LOBOS ( III libro Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin Corregir
Ma cà rồngEl torneo entre cazadores y lobos tuvo un inesperado desenlace, resultando como ganador Brent, el hijo menor de Lucian. Y tal como lo prometió Eleazar, las familias de los lobos quedaron en libertad para vivir con ellos. En cuanto a Ángel u...