SE ACERCA EL DÍA DE LA LIBERTAD

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Ángel, Jacinta y Trinidad despertaron casi al mismo tiempo. Se miraron y se rieron, Las mujeres no vieron rastro alguno de la pena que Ángel había sentido el día anterior. Muy por el contrario, se veía alegre, de muy buen ánimo.

Se bañaron y luego fueron a tomar desayuno, estaban completamente solas en la casa. Entre las tres hicieron aseo, lavaron la ropa y ordenaron la casa. Ángel hizo varios viajes llevando los baldes con agua a la cocina. Después fue al gallinero por los huevos y luego fue a alimentar a los animales. Una vez en el corral de las cabras se sentó en un rincón y se puso a llorar, se había contenido durante toda la mañana y había aparentado que todo estaba bien, pero no era así. Recordaba todo lo que había visto en aquella visión y no sabía porque, si siempre lo había olvidado todo. Un escalofrió la recorrió de pies a cabeza al cerrar los ojos, y nuevamente verse de pie en medio de las ruinas de la fortaleza. 

Que haré, a donde iré se preguntó.

 Jamás había salido de Alba, no conocía nada del mundo ni tenía un lugar al que ir. Tampoco tenía a nadie más que a Enoc y sus hermanos. Conocía el futuro de los lobos y ella no estaba en el de ninguno de ellos. La angustia se apoderó de ella pero se negó a seguir llorando. Se puso de pie y termino de alimentar a los animales y les dio de beber. Estuvo trabajando fuera de la casa hasta que Trinidad le aviso que ya era hora de almorzar.

Estuvieron a solas el resto del día.

Lucian y Ray llegaron a la hora de la cena.

 Mientras las mujeres preparaban la mesa los hombres se bañaban. Cenaron tranquilamente conversando de todo un poco. Antes que las mujeres empezaran a retirar la mesa, Lucian le aviso a Ángel que irían a la prisión a ver a Enoc. Ella se quedó en silencio durante varios segundos antes de decirle que no quería ir. Tomo su plato y el de Ray y se fue a la cocina.

Todo estaba en silencio en el comedor. Ángel trataba de oírlos hablar pero nadie decía nada y a ella le temblaban las manos. Quería llorar y gritar, pero sabía que no lo haría, se tragaría su pena y se aseguraría que los demás tuvieran el futuro feliz que había visto para ellos.

Primero debía ayudar a Isael, luego a Lucian y a Hottu, después solo esperaría que los días pasaran hasta que Dracul los liberara, llegado aquel momento vería que haría con su vida.

Lavo su plato y el de Ray rápidamente y salió por la puerta de la cocina hacia la casa de Hottu y sus hermanos. 

  Ella jamás salía sola, pues no tenía a que, aún les caía mal a muchos lobos. No se podían transformar pero eran muy fuertes y rápidos, Jamás pasarían por simples humanos.  Entro por la puerta de la cocina al llegar a la casa de Hottu, sabía que no había ninguno de ellos allí pues estaban de guardia en la fortaleza.   El olor no era muy agradable al entrar a la casa, algo se parecía al olor que había en la casa de Lucian cuando llegó allí por primera vez, pero en ese entonces no le pareció desagradable. Sin nada más que hacer hasta que llegaran los lobos, se puso a limpiar y a lavar el alto de loza que había en la mesa y los muebles, eran cosas de varios días.    Alguien había intentado hacer una olla con comida pero no había resultado muy bien, la olla estaba negra en el fondo, al menos la habían dejado remojando.    Estos hombres eran bastante desordenados, Lucian y sus hijos por lo menos habían hecho el intento de tener la casa limpia, a Hottu y los demás no parecía importarles mucho. Después de lavar la loza, fregar ollas y limpiar los muebles, se puso a barrer y a ordenar el comedor, no tuvo confianza para meterse a las piezas. Solo limpio bien el pasillo y abrió las ventanas para que entrara algo de aire y ventilara el lugar, tenía un desagradable olor a encierro. Después de una hora, se notaba el cambio en el ambiente. Cerró las ventanas y se sentó a esperar que llegaran. Al cabo de media hora se estaba congelando y todo estaba a oscuras, decidió prender la hornilla que había en el comedor para abrigar un poco el lugar.

VIVIENDO CON LOBOS (  III libro  Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin CorregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora