VIVIENDO CON LOBOS ( III libro Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin Corregir

ANGEL

Ángel llevaba casi ocho horas sin despertar, había llorado y se había retorcido de dolor durante poco más de tres horas, había estado empapada en sudor y una fiebre que había costado muchísimo bajar.

Aún estaba acostada cerca de la chimenea, habían sacado el colchón de una de las camas y la habían acostado con mucho cuidado  entre tres hombres.  El living y comedor de la casa estaba invadido por lobos y cazadores.

Hace apenas un par de horas Ángel  había dejado de llorar y quejarse.  Ahora estaba durmiendo  profundamente.

Nadia y Aryela no habían sabido que hacer cuando se vieron a solas con Ángel mientras ella lloraba y se retorcía de dolor. Le hablaban para hacerla reaccionar, para que les dijera que sentía o como ayudarla, pero ella no abría los ojos, solo lloraba y se quejaba.  Una vez que los cazadores y lobos llegaron, tampoco supieron cómo ayudarla, nadie sabía que hacer por ella.  No les quedó más que quedarse allí mirándola y esperando que todo pasara pronto.

Eleazar prohibió que la movieran de donde estaba,  y ordenó que todos estuvieran en silencio.  Él  cazador acerco una silla a Ángel  y se sentó allí aguardando a ver que sucedía con ella.  

Él cazador  sabía que Ángel estaba sufriendo por las visiones que estaba teniendo en esos momentos, pero obviamente no tenía idea que era lo que estaba viendo, ni a quien pertenecía el dolor que ella estaba sintiendo.

El cazador mando despejar el lugar, ordenando que solo quedaran allí Hottu, Lucian y Sasha, a este último le dijo que preparara sus cosas pues haría un viaje a Alba enseguida.  Lucian y Hottu se miraron disimuladamente  pues Ángel había dicho algo de un viaje de Sasha pero hasta el momento nadie había oído nada.

Sasha  miró a los otros dos lobos, pues también sabía que haría un viaje, pero hasta ahora no había sabido a donde.  Los únicos que lo habían sabido eran Ángel y Dracul.

El cazador le ordeno al lobo que averiguara absolutamente todo  sobre la ascendencia de la madre de Ángel, y que no importaba cuanto demorara o hasta donde tuviera que ir para hacer las averiguaciones.  Quería saber todo acerca de los antepasados de Ángel.  Uno de los monjes en Alba ya había investigado, pero él estaba seguro que había más.

El cazador tenía un muy mal presentimiento, pero si estaba en lo cierto, entonces se justificaría la intransigencia de su padre al negarse a asesinarla en el pasado.  Jamás se había tragado la excusa de que ella era invaluable pues era nórdica, él siempre supo que había algo más y ahora estaba casi seguro que  así era.

La espía que tenían entre los vampiros había hecho un detallado informe sobre el comportamiento de las videntes nórdicas,  y para todos ellos, los malestares eran diferentes, a menos que hubiera más de un vidente por familia. Entonces los malestares y la manera en que se presentaban las visiones eran iguales, hasta ahora solo sabía de una vidente que había presentado las mismas señales que Ángel.  Y Eleazar la había odiado con toda su alma pues por su culpa su padre jamás había podido amarlo a él o a su hermana Elena o a sus otros hijos que habían muerto a manos de los vampiros.

Markkus ni siquiera a su esposa había amado, y todo por culpa de aquel fantasma del pasado que parecía no querer  dejarlos en paz.

Eleazar se juró en  ese momento que si Ángel tenía algo que ver con ella, no le interesaba lo que dijera su padre, la asesinaría  sin importarle nada.