MUERTE A LOS TRAIDORES

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_ "¿Aún nada?" pregunto Lucian

Sacha  negó con la cabeza y siguió sosteniendo la mano de Ángel.    Habían pasado más de dos horas  desde el ataque de los lobos.   Había reaccionado un par de veces pero el dolor  la había vuelto a dejar inconsciente, sabían que quizás el medico sabría que darle para calmar su dolor, pero los cazadores se enterarían si iban por el medico al pueblo.  Y nadie sabía cómo reaccionarían los cazadores al saber que ella había sido golpeada por los lobos, quienes ahora  eran su familia.    Habían decidido esperar unas horas más antes de ir por el médico  y aceptar las consecuencias por lo que había pasado.  Solo rogaban que los cazadores no se vengaran alejando a la gente llegada de Lilat. 

Las últimas horas ciertamente no habían sido para nada agradables para Lucian y su familia, estaban aterrados de pensar que pudieran haber más secretos aguardando a ser contados por alguien.

Los lobos aún no se reponían del horror, el asco y la decepción que sintieron al conocer por fin, no solo el nombre de los traidores, sino también haberlos visto con los cazadores.

Había sido un golpe tremendo para la familia de Lucian saber que su hermana y su hija eran las líderes de los lobos traidores, y que su nieto era hijo de Jesús, quien era el  marido de Helena.    La sobrina de diecisiete años de Hottu había resultado ser otra traidora al igual que la dulce  e inocente Alma, la esposa de Isael.  Este último estaba inconsolable, tuvo que ser noqueado por Hottu para que no fuera por sí mismo a asesinar al cazador  que  había apartado del grupo a su mujer  y la había  empezado a besar  y a desvestir.   El joven lobo casi había enloquecido de rabia y dolor cuando presencio aquella horrenda traición.   Hottu había reaccionado rápidamente y lo había golpeado para dejarlo inconsciente.  Los demás miraron atónitos lo que había hecho el lobo, pero entendían porque lo había hecho.

Cuál de todos los que miraban desde lo alto de un acantilado a aquel grupo de traidores,  estaba más asqueado  y decepcionado.  

Lucian había sentido un dolor terrible al ver a su hija besándose apasionadamente con el cazador, mientras los demás les gritaban de todo a modo de burla.  Ellos solo se reían y seguían en lo suyo sin impórtales que hubiera más gente allí presente.   No había  ni un poco de vergüenza o pudor en este grupo de lobos y cazadores.  Todos ellos eran traidores sin duda, puesto que los cazadores tenían  prohibido relacionarse con los lobos, a menos que la unión fuera  ordenada por Markkus.   Como había sido el caso de Ángel y Brent. 

En el momento que Ángel salió huyendo hacia el cuarto para impedir que Sacha la atacara,  Lucia sintió la presencia de Dracul, aún no sabía cómo, pero lo había hecho.

Dracul apareció en aquella habitación sin que nadie supiera por donde había entrado. Era como si solo se hubiese manifestado allí.  Todos se quedaron en su sitio, y más inquietos que nunca.    El día ya había sido bastante agitado para todos ellos, como para que también tuvieran que lidiar con el demonio en esos momentos.  Sin embargo él no se marchó,  él dio un paso hacia ellos y les pregunto en un susurro si querían conocer el nombre de los traidores antes que él fuera a asesinarlos en unos minutos más.

Los lobos se quedaron sin palabras, pues Ángel les había dicho que una vez que los traidores murieran, solo quedarían tres semanas más para que Dracul fuera a la fortaleza a  terminar para siempre  con los cazadores.

Los minutos pasaban y ningún lobo hablaba o se movía de su lugar,  se negaban a creer en lo que Ángel les había dicho, pero hasta ahora ella  no se había equivocado en nada.   Ellos simplemente no podían asimilar  que realmente había una oportunidad  de ser libres.  Al fin libres de la esclavitud, y de los horrores  que les aguardaban a manos de los cazadores.

VIVIENDO CON LOBOS (  III libro  Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin CorregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora