EL GRAN DIA

526 77 9
                                    

Finalmente llegó el día tan esperado por los cazadores y maldecido por casi todos los lobos.

Ángel no había pegado un ojo en toda la noche, lo mismo que Brent, sus hermanos y Lucian su padre. Antes de las cuatro de la mañana fueron llegando uno a uno al comedor por lo que terminaron tomando desayuno y hablando de cualquiera cosa con tal de distraerse un poco.

Brent miraba de reojo la ropa de cazador que tendría que usar y apretaba los dientes de rabia, no podía creer que tendría que vestirse como un miserable cazador el día de su boda.

Por más que para él y Ángel la boda no fuera más que una imposición de los cazadores, y una farsa, no dejaba de tener cierto significado, pues era una boda celebrada en toda regla. Sacerdote real, padrinos y madrinas, además de todos los invitados que asistirían, por supuesto serían cazadores y lobos.

Brent rogaba que su gente no se presentara en la iglesia, pues moriría de la vergüenza si lo veían vestido como uno de aquellos desgraciados que habían hecho esclavos a los lobos hace ya más de un siglo, y habían asesinado a centenares de ellos cada vez que se negaron a obedecer sus órdenes o hicieron algo que a los cazadores no les gustó.

Brent hizo a un lado la taza de leche caliente y apoyo la frente en la mesa. No quería que llegara el momento de tener que entrar a la iglesia, no quería casarse obligado, no quería casarse sin sentir amor hacia la mujer que estaría a su lado en el altar. Pero muy en el fondo de todo, ya no quería seguir siendo un esclavo y verse obligado a hacer todo lo que los cazadores quisieran.

Ángel se agacho a su lado y toco su rostro. El lobo levanto la cara de la mesa y miró hacia ella, vio que Ángel se veía tan miserable como él se sentía en ese momento. El lobo se enderezo, abrió los brazos y ella se sentó en su pierna y oculto el rostro en su hombro. El lobo la abrazo y por un instante lo único que quiso fue llorar. No recordaba cuando fue la última vez que lloro, probablemente fue el día que murió su madre, y de eso ya habían pasado muchos años. Se tragó sus ganas de llorar y abrazo más fuerte a Ángel. Él no estaba enamorado de nadie, pero ella sí, por lo tanto debía ser aún más difícil para ella casarse con alguien que ciertamente no amaba.

Estuvieron así un rato, ninguno de los presentes dijo nada, que podrían decir que los hiciera sentirse mejor.

Ángel sonrió y miró al lobo para decirle algo que se supone no debía decirle aún, pero tal vez esto subiera un poco su ánimo, solo se aseguraría de no decir nada que comprometiera la identidad de la otra persona.

_"Sabes... tuve una visión de tu futuro hace unos días y la anote justo a tiempo para no olvidar nada.

El rostro del lobo cambio enseguida. Y los demás pusieron atención a lo que ella estaba diciendo.

Ángel le dijo que lo había visto unos cuantos años en el futuro y no estaba solo, estaba casado y tenía tres hijos. Dos niños y una niña. En su visión los niños no tenían más de seis años y la niña era solo una bebe. La madre de sus hijos era una bella mujer de piel morena y cabello rizado y en su rostro se veía lo enamorada que estaba de él. Y él también se veía muy feliz al lado de su familia, él no era un esclavo y su mujer tampoco, eran libres al igual que el resto de los lobos. Los vio jugando con sus hijos en un enorme jardín y había más personas con ellos, más niños, pero no había podido ver quiénes eran ellos o los demás adultos, solo sabía que todos eran libres.

Ángel le juró que todo lo que le estaba diciendo era cierto y no solo palabras para hacerlo sentir mejor o para burlarse de él dándolo esperanzas.

VIVIENDO CON LOBOS (  III libro  Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin CorregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora