VIVIENDO CON LOBOS ( III libro Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin Corregir

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El cansancio pudo más que el horror por lo que había visto.  Se durmió envuelta en los brazos de Brent sin darse cuenta, el lobo la llevo al cuarto y la acostó con mucho cuidado para no despertarla. después de considerarlo unos instantes y viendo como se estremecía, decidió acostarse a su lado y seguirla abrazando.   Ángel  se tranquilizó apenas el lobo la acomodó en sus brazos.

Casi una hora después despertó Ángel, totalmente recuperada. Se sentía llena de energías, le parecía que había dormido muchísimo.   Se sorprendió de ver a Brent acostado a su lado, pero teniendo en cuenta que tendrían que casarse en pocos días más, seguramente  no era mala idea irse acostumbrando a compartir la cama.   

Por supuesto que nada más pasaría.   Ángel aún no se perdonaba haber engañado a Enoc con Isael, ni loca  permitiría que volviera a suceder algo así. 

Se acomodó nuevamente al lado del lobo y cerró los ojos para dormir un rato más.   Brent abrió los ojos en cuanto ella puso su helada mano en su  estomago, estaba con camisa pero ella estaba tan helada, que su frío traspasaba la ropa.  Su temperatura era muy baja desde que ella despertara después de su pelea.  Lucian  supo por Enoc que la baja temperatura de Ángel, se debía a la gran cantidad de sangre  de vampiro que había en sus venas, pero que poco a poco iría volviendo a la normalidad, aunque nunca tendría la temperatura normal de un ser humano ordinario.  Ella siempre sería diferente.

 Brent la apego más a él y los cubrió a ambos con una gruesa frazada.  Ambos durmieron profundamente por varias horas más.

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Los lobos miraban a Ángel mientras ella limpiaba la mesa después del almuerzo, ella no   recordaba absolutamente nada de la visión que había tenido, y ellos sabían que no estaba fingiendo, realmente no tenía recuerdo alguno de lo sucedido.   Lo último que recordaba era sentarse a la mesa a tomar desayuno con los hombres y luego se despertó en el cuarto en los brazos de Brent.

Esto no le gusto para nada a los lobos, y como ya se estaba haciendo costumbre, Lucian terminó en la prisión hablando con los vampiros, para saber si ellos tenían idea de que estaba pasando con ella.  No le gustaba la idea de depender de nadie, y mucho menos de ellos, pero si todos iban a ser liberados por Dracul, significaba que en algún momento de sus vidas se iban a volver a topar, por lo tanto convenía tener cierta cercanía.

Los vampiros sabían que era  lo que pasaba con Ángel, varios de ellos habían conocido a otra vidente en el pasado, pero las visiones habían sido diferentes para ella, pues venían acompañadas de muchos malestares físicos.   En cambio con Ángel solo se manifestaba  un gran cansancio, al menos hasta ahora.  La otra vidente también había sentido mucho cansancio  y un agotamiento que no podía explicar  pero era mucho peor.  Los síntomas de Ángel, si es que se le podía llamar así, estaban siendo mucho más leves.

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A eso de las cuatro  de la tarde llego Eleazar acompañado de Jesús, su mano derecha.

Dado que la noticia se terminaría sabiendo de todos modos, el cazador decidió informar  a todos los lobos de una vez.   El grupo se dirigió al comedor comunitario mientras Ennu y Amílcar iban en busca de los lobos que andaban por ahí en las cercanías.

El cazador los quería a todos reunidos allí.

Había gran nerviosismo entre la gente de Lucian, ninguna de las personas llegadas de Lilat sabía la razón por la que los cazadores estaban allí, pero estaban seguros que no era nada bueno para ellos.  Todos eran bastante temerosos de los cazadores.

Esta era la primera vez que Ángel veía a estas personas.    Estaba sorprendida de ver tan pocos niños y solo unos cuantos muchachos entre los catorce o quince años, la mayoría eran mujeres y hombres entre los veinticinco y  cincuenta años.  Ella  los miraba a todos curiosamente,   Se veían muy diferentes de los lobos que ella conocía.