continuación capitulo anterior

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Sacha dio un paso hacia ella y fue todo lo que se necesitó para que su corazón se acelerara por el miedo.      El lobo se detuvo y bajo la mirada, aclaro su garganta y se volvió hacia Lucian y Hottu, les dijo que hablarían luego y se marchó sin más.

Los sentidos de los lobos eran excepcionales, y estaban muy seguros de jamás haber visto tanto miedo en Ángel.    Podían oír como poco a poco su corazón se calmaba y su cuerpo dejaba de temblar.     No había soltado el brazo de Brent en ningún momento. Cuando Sacha había avanzado hacia ella, Ángel había enterrado sus uñas en el brazo del lobo pero no había sido capaz de moverse, el miedo la había dejado paralizada.   Entendían que tuviera miedo del lobo, pues jamás había visto a un lobo a medio transformar y tan furioso, pero estaban seguros que había algo más.

A pesar que Lucian aún estaba bastante sentido por las cosas que ángel les había ocultado, se dijo que hablaría con los vampiros, quizás ellos supieran más de la vida de Ángel que ellos. Sacha había descubierto muchas cosas, pero no tenía idea como había sido realmente la vida de Ángel.  Según las personas con las que había hablado ella era muy problemática.  El lobo no tuvo dudas en aquel momento de aquellas afirmaciones, pues desde que Ángel llegara a la fortaleza no había causado más que estragos.  Sin embargo ahora le parecía que no era así por el simple gusto de serlo.

_"Ya puedes dejar de enterrarme las uñas" dijo Brent en un tono algo ronco

Ella lo soltó enseguida y el lobo se sobo el brazo, había estado a punto de romperle la piel con las uñas.  Ángel se disculpó con él y se alejó unos pasos para darle espacio. Se sentía algo avergonzada por su reacción,  pero no había podido evitarlo.  Tampoco se le había pasado por alto la mirada triste de Sacha al ver su reacción, pero no quería ahondar en el por qué en esos momentos.

Después de una rápida y esquiva platica con los lobos, Ángel fue a buscar a Jacinta y Trinidad. Las mujeres apenas vieron a los lobos se acercaron a Brent y no se movieron de su lado. Ángel sonrió ante lo irónico de la situación, él había pasado de ser el lobo al que más temían, a ser el único en quien confiaban.

Después de unos incómodos minutos la conversación empezó a ser más fluida entre las mujeres y los lobos. Ángel había desaparecido para preparar la cena, y estaba feliz de estar sola en la cocina. Se daba cuenta de la tensión de los lobos cuando ella estaba presente.

No salió de allí hasta que estuvo todo listo. Jacinta y Trinidad ayudaron a preparar la mesa y los hombres trajeron unas cuantas sillas más.

La cena transcurrió de manera tranquila y con conversaciones variadas, ángel hablo muy poco y miró aún menos a los que estaban a su alrededor. Fue la primera en terminar de cenar y pararse de la mesa para empezar a lavar la loza y a ordenar la cocina. Brent y otros se ofrecieron para ayudar a lavar pero ella quiso seguir encargándose sola de la limpieza. Trinidad llevo la bandeja con el postre mientras ángel seguía fregando las ollas.   Se recordó a si misma estando en Alba, sobre un piso de madera fregando ollas y preguntándose cuando iba a ser grande para ya no tener que hacerlo más. Recordó que nunca le habían gustado los quehaceres de la cocina. Sin embargo allí estaba, encerrada en la cocina entre ollas sucias para estar fuera de la vista de los demás, tal como lo hacía el Alba, solo que allí era para que su padre no la llamara inútil, holgazana o buena para nada, excepto para darle problemas. Cerró los ojos por unos instantes y fregó con más ahínco.

Como siempre la cocina quedo impecable. Ángel oía las voces provenientes del comedor y no quería estar allí, no quería sentir las miradas en ella.   Se apoyó en el mueble y cerró los ojos mientras masajeaba su frente, su sien y se preguntaba si todo saldría bien. Quería que los días pasaran rápido para que todo terminara y ella con Enoc y sus hermanos se fueran muy lejos.

VIVIENDO CON LOBOS (  III libro  Serie La Niña Y Los Monstruos )Sin CorregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora